Sin previo aviso, haciendo más daño si cabe. La muerte apareció en la vida de Juan Manuel Carpio Heredia (1979-2018) en una mañana de agosto. Todavía contaba las visualizaciones de su último vídeo en las redes sociales referente a su cante y baile, junto a su hermano Israel, en la jornada dedicada a Manuel Moneo de la ya pasada Fiesta de la Bulería. Dos días después de esa pincelada de arte, a la que ya había acostumbrado a sus seguidores, el teléfono se convierte en altavoz de una trágica noticia: «Juanillorro ha muerto». Como jarro de agua fría, como pisotón de gigante, como bofetá sin remedio… así nos llega el nunca esperado titular.
Este gitano, de apellidos Carpio y Heredia, es de la Plazuela porque así lo defendió siempre, porque allí paró y porque levantó constantemente un monumento a los cantes de Tío Chalao o Domingo Rubichi. Aún así no renegó nunca del estilo de Tío Borrico o Enrique El extremeño, cada uno en su faceta, o del peculiar y carismático Antonio Malena, siempre admirado por su forma de cantar para el baile de Jerez. Pero si por alguien sentía especial predilección fue por Juan Moneo El Torta, de quien cogió gestos, cantes y hasta expresiones en el escenario.
Comenzó bastante joven a subirse a los escenarios, pues en su casa se vivía el flamenco de forma natural y veía a su padre acompañar a su prima Manuela Carpio (a quien deja destrozada) en los festivales cuando ésta estaba en un momento dulce, finales de los 80 y principios de los 90. De su padre hereda la forma de bailar, y las hechuras, admirada por la gran masa que entregaba la cuchara cuando lo veía en un escenario hilvanar patas unas tras otras con un compás extraordinario, fuera de lo común, sin exagerar. Esa pronta popularidad en fiestas y reuniones familiares le hace debutar en la Tertulia Flamenca Pepe Alconchel, peña de su tierra natal, con tan sólo diecisiete años destacando por entonces en los cantes de compás como alegrías, tangos y bulerías. Casi al mismo tiempo comienza a frecuentar el tablao Lagar de Tío Parrilla, más tarde en la Taberna Flamenca de Santiago, o el Tablao Bereber, hasta pasar por el más reciente del Puro Arte, sin olvidar su larga etapa en El Arenal de Sevilla o el Cordobés de Barcelona.
Lo que está claro al hablar de este cantaor es que ha sido uno de los más activos en los últimos años, teniendo pocas veces la oportunidad como solista aunque sabiendo aprovechar todas las actuaciones que se le presentaba. Habitual en los grupos de zambomba, en las casetas más flamencas de las distintas ferias de Andalucía, miembro del grupo Sabor Jerez que el guitarrista Fernando Moreno capitaneó exitosamente durante los principios del nuevo siglo, peñas y tabancos… era requerido por todos los compañeros por su profunda personalidad. Llegó a formar parte de la Compañía Jerez Puro de María del Mar Moreno, o fue cantaor habitual de otros de su generación como Juan Antonio Tejero, Gema Moneo, Saray García, Fernando Jiménez o Miguel Ángel Heredia, íntimo amigo que tuvo que ver cómo Juanillorro nos dejaba in situ en su casa, a las 12.30 horas del martes 28.
Una de sus ilustres noches fue en 2010, en el espectáculo Cien Años de Tío Borrico que se celebró en el Teatro Villamarta, compartiendo cartel con Capullo de Jerez o Tía Juana la del Pipa. Dos años antes, en 2008, se publicó el CD Nueva Frontera del Cante de Jerez en el que participó cantando por tangos del Borrico y bulerías, junto a los cantaores jerezanos de su generación. Viajaba con asiduidad a Japón, llegó a ir más de diez veces en su vida, recordando con más cariño aquella vez junto a Diego Rubichi y familia. Y en 2016 lanzó al mercado su ‘Plazuela Viva’, con doce cortos de buen cante haciendo un recorrido por los clásicos: soleá, taranto, cantiñas, martinete, fandangos, seguiriyas, bulerías… Lo presentó en septiembre de 2016 en el Teatro Quintero de Sevilla, en el off de la Bienal, con todas las entradas vendidas y estuvo acompañado de Jesús Méndez, Juan José Amador, Enrique ‘El Extremeño’, Manuela Carpio, Juan Antonio Tejero, Mara Rey, Juan Manuel Moneo, Miguel Salado…
Este verano ha estado presente en el Viernes Flamenco organizado por su peña La Bulería, su rincón más íntimo y familiar, su segunda casa, y en el que organizó la entidad de Fernando Terremoto, así como el pasado sábado en la Fiesta de la Bulería.
Amigo Manuel, querido Juanillorro: te mando un beso entre lágrimas y que el Cristo de la Expiración y la flamenca del manto rojo te acompañen siempre. Jerez te echará de menos, y tu Plazuela más.