Sé que puede parecer peloteo porque es la dueña de ExpoFlamenco. Pero así y todo he decidido escribir sobre esta mujer, porque me parece una aficionada fuera de lo común. Asumo el riesgo. La conocí hace ya unos cuantos años, cuando me citó un día en la calle Sierpes de Sevilla para hablarme de un proyecto interesante, la creación de un portal de flamenco, donde yo sería parte importante como columnista de opinión. Después de la reunión, en la que estaba también su marido, Mitch Helten, pensé que aquello no llegaría a nada, porque ya había tenido otras propuestas parecidas que no llegaron nunca a buen puerto.
Sin embargo, al poco tiempo me mandó razón de que ya estaba todo en marcha y que esperaba mis artículos, tres por semana. No me lo podía creer, pero era tan cierto que de eso hace ya tres años y aquí estamos, con ExpoFlamenco como un portal dedicado a este arte, que se consolidó hace tiempo como una de las tribunas flamencas más seguidas en el mundo. Sobre todo, un portal seguido por los verdaderos aficionados, y eso es en realidad lo que nos gusta y por lo que luchamos cada día. Y sin buscar unos beneficios económicos, aunque lo ideal es que no fuera tan costoso como es, ante la falta de publicidad.
Mitch y Jafelin son unos mecenas de este arte. Pero Jafelin es, además de eso, una mujer que canta, que adora el cante y que se desvive por él. Tiene una afición que me conmueve y que echo de menos en personas de Andalucía. Ella es venezolana afincada en Vancouver, Canadá. En este país hay alguna afición, pero ella tiene problemas hasta para encontrar un buen guitarrista con el que poder ensayar y a veces contrata a uno de Andalucía para que esté algunas semanas en su casa y poder montar un repertorio.
Jafelin canta flamenco y, sinceramente, es increíble cómo conoce los cantes, todo el cante. Recuerdo que con motivo de una fiesta que le dimos en Mairena del Alcor para agasajarla cuando vino de visita, cantó diez o doce minutos unos jaleos extremeños y me quedé turulato. Repasó todos los estilos y escuelas y acabó creando un rollo increíble en la Venta de los Conejos. A su manera, claro, porque será difícil que llegue a sonar como La Kaíta o a tener el aire de Juan Cantero. Es que ni siquiera lo va a intentar. Me gusta precisamente eso de Jafelin, que sabe hasta dónde puede llegar y que canta con su voz, una voz preciosa, con una musicalidad de las tierras que han sido importantes en su vida.
Si se esforzara en parecerse a alguien no me gustaría tanto. Su voz tiene el encanto de esa musicalidad tan personal. La importancia está en su sello. No sé si logrará o no hacer realidad el sueño de cantar por Andalucía de una manera profesional. No lo tiene fácil. Pero ella es feliz cantando, estudiando, aprendiendo, amando el cante de esa manera tan apasionada. Y junto a Mitch Helten, su marido, están metiendo el hombro para que el flamenco sea cada día más grande y mejor entendido en todo el mundo. Un ejemplo.