Con toneladas de ilusión y unas cualidades artísticas de exigencia profesional, un grupo de alumnos del Máster de Flamencología de la UMA han ideado la manera de llevar al escenario sus propias investigaciones flamencas. Además del flamenco como hilo conductor, en todas ellas está la mujer como protagonista, pero desde ópticas diferentes.
Con Melina Frías como maestra de ceremonias, todos los componentes del espectáculo se presentan ataviados con distintos tipos de batas y caracterizaciones, mientras ella, con desparpajo y donaire, nos cuenta que el Flamenco se va a la Universidad y cambia la bata de cola por la bata de investigación científica y los guantes. Rocío la Boterita se arranca por fandangos de Toronjo: La verdad, a mí nadie me soporta porque digo la verdad… Un guiño a esa búsqueda en la investigación de ‘la verdad’ que es muy difícil de encontrar y que para la ciencia es aquello que podemos demostrar. Logopeda y cantaora, La Boterita ha hecho su estudio sobre la recepción del flamenco en Japón, especialmente atendiendo a las mujeres que deciden ser artistas y dedicar su vida a ello, por eso viene peinada y maquillada al estilo nipón.
Y de Japón viajamos a Corea, pues Irene Núñez, bailaora y estudiosa de la cultura coreana a la que actualmente dedica su tesis, nos trae un número bellísimo que contrapone la guajira –su baile con abanico es un dechado de elegancia y feminidad– con la pansori, una canción tradicional coreana que normalmente ejecutaban artistas mujeres y que, como pudimos comprobar, guarda asombrosas similitudes con las cadencias de algunos cantes flamencos.
«Después de asistir a este espectáculo, humilde y sencillo, pero lleno de coherencia y contenido, reivindicativo y valiente, buscando la excelencia desde la afición y el amor a este arte, una sale con el alma hinchada de esperanza, convencida de que al flamenco aún le quedan siglos por delante»
Y entra Melina como un torbellino, manejando una aspiradora que le sirve para hilar recuerdos de su niñez y de cómo su madre siempre le insistía en que estudiara, pues ella no pudo hacerlo, ya que su familia sobrevivió a la espeluznante Desbandá, la huida de Málaga hasta Almería a pie de miles de malagueños en la Guerra Civil, un 8 de febrero de 1937. Encontrar coplas alusivas a esta masacre ha sido el leit motiv del trabajo de Melina Frías y entre los hallazgos, unas letras en un dibujo del pintor malagueño Manuel Garvayo son cantadas aquí por primera vez –por nana, soleá y seguiriya– en la voz doliente de La Boterita para que las baile Melina con ejecución brillante, en una emocionante interpretación en la que se va quitando capas de camisones, metáfora de miedos e imposiciones durante años para esconder muy dentro quién se es en realidad, los cuales rompe con rabia.
Tras este momento lleno de pellizco, las tres mujeres se dan la mano mostrando unas camisetas en las que vemos a una japonesa, una coreana y una gitana. Sin soltarse, cantan juntas en un símbolo de unidad a través del arte flamenco.
Mención aparte merece la música del montaje, perfectamente coordinada por Christian Nebermann a la guitarra, con el contrapunto del bajo flamenco de Conchi Mateo, ambos alumnos asimismo del Máster de Flamencología, interesado el primero en los códigos del baile de mujer, y en el teatro y la escenografía flamenca la segunda.
¡Que el fin de fiesta sea para todos y todas! Cantaron y bailaron por bulerías todo el elenco para despedirse, con un público entregado que jaleaba y aplaudía en pie.
Después de asistir a este espectáculo, humilde y sencillo, pero lleno de coherencia y contenido, reivindicativo y valiente, buscando la excelencia desde la afición y el amor a este arte, una sale con el alma hinchada de esperanza, convencida de que al flamenco aún le quedan siglos por delante.
Ficha artística
La Bata, por los Alumnos del Máster de Flamencología de la UMA
Contenedor Cultural de la UMA, Málaga
7 de noviembre de 2024
Aforo: Lleno (80 personas)
Maestra de ceremonias: Melina Frías
Cante: Rocío La Boterita
Baile: Irene Núñez
Guitarra: Christian Nebermann
Bajo: Conchi Mateo