Nuestra invitada no fue de esas niñas muy tempraneras en su inclinación al arte. Como bien advirtió en esta entrevista, se subió a los escenarios siendo adolescente. Y no fue porque no estuviera rodeada de arte en su casa. Tal vez la llamada del flamenco le vino en el momento oportuno. Algo tuvieron que ver sin duda las visitas a su abuelo materno en la calle Fabié a orillas del mismo Guadalquivir.
Como banda sonora en aquella casa de Triana, Carmela tuvo la guitarra de fondo de su tío Rafael, con el que comparte sangre, sentimientos y nombre artístico, aunque ella ha emprendido un camino personal. Carmela Riqueni se encuentra en un continuo proceso de crecimiento estético en ese gran instituto que es el tablao como orden y disciplina. También con la creación de algún proyecto de importancia. Su visita sirvió también para dar paso a un pasaje de su actuación en el pasado Festival Guirijondo en Palomares del Río.
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