Durante una serie de entradas vamos a ir realizando una cronología para comprender las hitos históricos y etnográficos que han ido configurando la zambomba, entendida como reunión de música tradicional. Un estudio preciso para abordar el presente y el incierto futuro de la misma. (La foto es por gentileza de Juan Carlos Toro)
La zambomba es una manifestación cultural muy antigua que no es tan flamenca como muchos creen; dado que su versión aflamencada es mucho más moderna. Por ello, antes de entrar en el fondo del asunto propongo unas cuestiones iniciales con el fin de ir delimitando los muchos aspectos en los que despliega sus perfiles. Siempre analizándolos desde el punto de vista actual; pese a que la modernidad está devorando las más arraigadas tradiciones populares a pasos agigantados.
Como en otras materias, la primera tarea es buscar la etimología del término que se asocia a esta celebración. Todos sabemos “zambomba” se refiere a un instrumento musical de tradición popular pero su polisemia alcanza a una reunión de personas en torno a su sonido.
La zambomba, el instrumento que dio nombre a la reunión
Si hablamos de un modo técnico la “zambomba” es un instrumento de fricción que consta de una membrana normalmente de gamuza, cuero o piel y es una de las más onomatopeyas más precisas del lenguaje español. Resulta curioso como la palabra imita a la perfección el sonido grave y ronco que se trasmite del carrizo (o caña) a la membrana. No debemos creer que es un instrumento típicamente “nuestro”; pues también se usa en otros países para el desarrollo de su música tradicional. En muchos lugares de España existen reuniones folclóricas, cada vez menos, como la parranda o los aguinaldos que aún la conservan. Se advierte todo esto porque cada región o localidad tiende a hacer “exclusivo” aquello que se le antoja.
Aunque resulte paradójico, el instrumento que dio nombre a la reunión cada vez está siendo más arrinconado en su propia fiesta. Si fue la guitarra el primer aporte invasor, hoy día la zambomba se esconde tras cajones peruanos y otras serie de elementos percutivos que hacen que el sonido de la reunión sea bien distinto al de su origen.
También iremos precisando como hoy conviven diferentes modos de exponer en grupo los villancicos; desde las más escasas y tradicionales zambombas donde todos participaban, a espectáculos navideños donde se dan cita artistas y espectadores pasando ya a funciones meramente flamencas donde el villancico es un mero pretexto inicial.
De cualquier modo, este instrumento: la zambomba, terminó por darle nombre a la reunión musical en torno a ella. Pero en cuestión de nomenclaturas hay otro término que merece la pena destacar y es el de “villancico”. Todo este preámbulo, aunque no se crea, es muy necesario para acotar los conceptos que más tarde iremos desarrollando.
Continuará…
José María Castaño
Estos apartados los publiqué en un artículo para el número 163 de la prestigiosa revista flamenca «Candil» de la Peña Flamenca de Jaén sobre el origen y evolución de la zambomba.
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