Hace meses escribí sobre un interesante proyecto para Sevilla, la capital de Andalucía, que consistía en la creación de un centro internacional de flamenco en esta ciudad, una de las cunas principales del arte jondo. En Sevilla hay muchas instituciones, pero ¿qué hay para el flamenco? No contamos con un centro de documentación, por ejemplo, y si no existe, ¿dónde se documentan los interesados en escribir sobre la historia de nuestro arte en la ciudad de la Giralda? Luego pasa lo que pasa, que se publican libros llenos de falsedades, de invenciones, porque nadie investiga en serio, o muy pocos.
Un grupo de empresarios, que además aman el flamenco, quieren crear un gran centro internacional del flamenco en Sevilla, pero algo serio, en manos de verdaderos profesionales del arte, responsables y de garantía. Ese proyecto está en manos de quienes tiene que estar, de los que gobiernan en Andalucía. Y pueden pasar dos cosas: que salga adelante y llegue a ser una realidad o que se quede en un cajón para los restos, como ha ocurrido otras veces. Me duele decirlo, porque soy sevillano, pero en esta ciudad hay una desidia increíble para cosas fundamentales. Alguna vez he denunciado aquí mismo, en El Bordonazo, el hecho de que Sevilla haya olvidado a artistas fundamentales del flamenco, como Silverio, y seguimos sin noticias.
¿En qué consiste, en líneas generales, el proyecto? No dispongo de todos los detalles, pero fundamentalmente será una escuela de flamenco en la que impartirán clases solo profesionales de reconocido prestigio. No una escuela tipo academia tradicional de este arte, sino de otro corte. Incluye la creación de un museo, que Sevilla aún no tiene, a pesar de su historia flamenca. Y de un centro de documentación. Además, salas de exposiciones, un tablao, salón de actos… ¿Ustedes creen que se hará realidad este sueño? Tengo mis dudas, quizá porque soy sevillano.
A lo mejor, quién sabe, no se hace en Sevilla y sí en cualquier otra ciudad andaluza: Cádiz, Málaga, Córdoba, Almería… Estaría bien en cualquiera de las ocho provincias andaluzas, pero es que en Sevilla no hay nada, repito, aparte de la Bienal, los tablaos y alguna sala comercial. Con la importancia que la capital andaluza ha tenido y tiene aún en la historia de esta música. También Málaga y Cádiz, sin ninguna duda. Lo de Cádiz chorrea sangre, sinceramente. Que en esta milenaria ciudad, donde empezó casi todo, no exista apenas nada para el flamenco, es una vergüenza.
Es importante que un grupo de empresarios de la hostelería haya decidido apostar por el flamenco en Sevilla, pero, claro, si ahora el interesante proyecto depende de los que gobiernan la ciudad, se puede quedar en eso, en un proyecto ilusionante. Porque además no estamos hablando de un tablao o un festival, sino de algo de una envergadura importante, y si no cuenta con apoyo será difícil que veamos algún día colocar la primera piedra. Ojalá que me equivoque y que el proyecto vea la luz, porque el flamenco merece algo así. Como diría el gran Mario Maya, esta perita en dulce. Lo es, sin duda.
Pondría el centro entre Sevilla y Triana, cerca del río, con un mirador desde donde se vean los tejados de la Cava de los Gitanos y la Alameda de Hércules, el barrio de la Feria, San Juan de la Palma, San Román, la Puerta Osario y la Macarena. Y pondría en la puerta una estatua de Silverio acompañado a la guitarra por el Maestro Pérez. Soñar es gratis.