Tomás Pavón Cruz, el gran cantaor sevillano, era el hermano menor de la Niña de los Peines. Nacido en la sevillana calle Leoncillos en 1893, en el barrio de la Puerta Osario, donde también nació su célebre hermana, ella en 1890 y en la calle Butrón. De Tomás se ha dicho ya casi todo, pero quedan por conocerse aspectos de su vida personal que sin duda lo marcaron como cantaor. Su cuñada Eloísa Albéniz, artista sevillana, la mujer de Arturo Pavón, me contó que Tomasito era un hombre de una enorme independencia y con ideas muy avanzadas para ser gitano y criado en una familia gitana de aquella época, la de los Pavón Cruz.
Era algo raro desde niño, con una timidez muy acusada. Sin embargo, se echó novia siendo muy jovencito, con solo 12 años. Ella era Reyes Bermúdez Camacho, hija del cantaor aficionado Antonio Bermúdez El Baboso, de Triana. Huérfana de madre a los 8 años, siendo aún menor ya vivía sola con Tomás en la calle Ciegos, en la Alameda, sin estar casados. Eran los dos menores de edad y vivían en pareja. Y vivieron juntos toda la vida sin estar casados, unas veces solos y otras en la casa de Arturo y Eloísa, en la plaza de la Mata, en plena Alameda, donde por cierto murió el genio.
Según parece, a Tomás no le gustaba mucho el cante cuando era niño, sino la música clásica y las marchas procesionales. Tengo una gramola que perteneció a él y a veces me quedo mirándola y pensando en los discos de pizarra que escucharía en ella. Su timidez le hizo encerrarse en sí mismo y aficionarse a la música y la lectura. Era también muy aficionado a las manualidades, un gran constructor de cañas de pescar y jaulas para pájaros. Además, coleccionaba relojes de bolsillo y los arreglaba, dejando al morir algunos de mucho valor que nunca quiso vender a pesar de que llegó a pasar hambre en algunos momentos de su vida.
Fue crucial para él como cantaor el encuentro con Manuel Torres, doce años mayor que Tomás. El genio jerezano llegó a Sevilla a finales del XIX, en 1899. Gran amigo de Arturo Pavón, el hermano mayor de Pastora y Tomás, cautivó a los tres hermanos e influyó en la manera de cantar de Tomás de una manera muy clara. De hecho, Manuel se lo llevaba a muchas fiestas porque lo consideraba de su escuela. En una de ellas, cuando Manuel ya estaba enfermo, se vio con problemas para acabar un cante por seguiriyas, y le dijo: “Acábala tú, Tomas, que yo no puedo”. Esto pasó en Dos Hermanas, según el pintor sevillano Juan Lafita.
Cuando murió Tomás, el 2 de julio de 1952, entre sus objetos personales había algunas cosas que pertenecieron a Manuel Torres, como un reloj de bolsillo y varios discos de Chacón y El Carbonerillo. Todas esas cosas las heredó Reyes, su fiel compañera, y cuando ella murió pasaron a la casa de Pastora. Reyes Bermúdez acabó vendiendo colonia por las calles de la Alameda y rifando unas muñecas de trapo que ella misma hacía.