Fotos: CienxCien Flamenco
La Puebla de Cazalla es uno de los pocos municipios sevillanos donde el cante flamenco aún impregna el aire, sus olivares, la cal de sus casas centenarias. En el corazón de la campiña, la tierra de La Niña de la Puebla, José Menese o de los Moreno Galván no se avergüenza nunca de ser flamenca, como desde hace años lo hace Sevilla, donde cantar en la barra de una taberna se considera poco menos que de arrabalero y puede ser, además, objeto de sanción. La Puebla y sus gentes saben istinguir, que es como los buenos aficionados al cante llaman al conocimiento profundo, a la distinción entre la verdad y la ojana.
Seiscientas personas acudieron al mediodía a la Caseta Municipal al llamamiento de la Hermandad de los Dolores, que destinó la recaudación íntegra a la obra social que viene realizando en favor de personas sin recursos y con problemas de movilidad. Para ello, una vez más, se encargó un fantástico cartel, obra del pintor local Patricio Hidalgo, y se dotó del contenido más atractivo. Los tres nuevos valores de los que todo el mundo habla, tres jóvenes que no tardarán en ser figuras del cante, chavales que, como bien dijo Carmen Arjona en su espléndida presentación, vienen de mundos muy distintos, de vivencias, contextos y familias diferentes, pero que han llegado a una concepción muy parecida de su arte, la del cante jondo clásico o tradicional, y al que, gracias a su juventud, aportan una frescura y una verdad en sus formas que nos llenan a todos de ilusión.
Uno siempre prefiere escribir al día siguiente, dejar reposar el pulso, no dejarse arrastrar por la emoción recién sentida. Evitar la riada de elogios desbordados que se lleva a cualquier buena crónica por delante, en definitiva huir de la expresión desaforada, ésa que es tan sano y tan recomendable dejar en el patio de butacas. Tras la noche y el café de la mañana, mi corazón sigue saltando de gozo en el regazo.
Porque esa fue la expresión que más se oyó en los comentarios del ambigú, tengo el corazón que se me sale del pecho, decenas de personas se llevaban precisamente ahí la mano al finalizar la actuación. Hubo hasta quién se cayó literalmente de la silla en medio de un martinete de Pepe el Boleco.
Y salían de la Caseta Municipal como el aficionado que recrea con sus manos la media verónica que acaba de bordar Morante sobre la arena de la Maestranza, has visto el natural que ha hecho el niño del Tomasa con la pata “alante”, y ese Purili cuando se echa la solapa de la chaqueta atrás mostrando el forro verde esperanza, para quedarse más tarde con los brazos en alto, las manos enormes y preciosas espolvoreando la sal del Estrecho sobre las primeras butacas.
Son tres personalidades muy diferentes, la gracia pura de El Purili, qué nombre más bien puesto. Es la inocencia de quien se sabe artista sin darse importancia, y sonríe con toda la boca bailando por bulerías minutos después de haberse rajado el pecho por martinetes como un viejo. Un viejo en la laringe es lo que tiene Pepe el Boleco, tan tímido y tan serio, cumple diecisiete años en junio, no lo olvides, y nos sacó las lágrimas del estómago con una cuchara, por fandangos y seguiriyas, como lo hizo Manuel de la Tomasa, diecinueve años dentro de un mes. Lleva apenas un año cantando, lo suyo siempre fue la guitarra, y cuando canta por seguiriyas la boca te sabe a sangre a ti. Manuel se recrea en los cantes sin acordarse de nadie, crea sus propios matices sobre la marcha, improvisando, con una valentía y un descaro que solo su juventud puede explicar. Ya te digo, lo de ayer es difícil de explicar, hay que vivirlo.
Ficha artística:
Espectáculo: Renuevo del cante viejo, jóvenes flamencos
Organiza: Hermandad de los Dolores de la Puebla de Cazalla
Lugar y fecha: Caseta Municipal de La Puebla de Cazalla. 27/5/2018
Al cante: Manuel de la Tomasa, Alonso Núñez “El Purili” y Pepe el Boleco
Al toque: Antonio García y Rubén Lara
Palmas: Hermanos Gamero
Presentación: Carmen Arjona Pavón