Durante muchas décadas, el flamenco ha tenido su lugar en la ciudad de Nueva York, parcialmente apoyado por la numerosa comunidad latinoamericana y la extendida presencia del maestro Sabicas, pero también debido al paisaje cultural abierto de “la ciudad que nunca duerme”.
La tercera semana de octubre, Nueva York recibió un encuentro académico en la CUNY, la City University of New York, titulado Cuestiones del cuerpo: una celebración de las raíces enredadas del flamenco, con unas 30 presentaciones relacionadas con la diversidad del género. Hablé acerca del complejo papel del gitano en el flamenco, un tema poco comprendido fuera de España. Entre muchas otras ponencias había temas tan interesantes como Arqueología del tango… siglo XIX en Buenos Aires de John Turci-Escobar, mientras que Daniel Valtueña abordó la polémica figura del Niño de Elche. Ryan Rockmore habló de la apropiación masculina de la bata de cola, Daniel Álvarez examinó El nuevo sonido evangélico gitano y nuestro muy admirado amigo, Raúl Rodríguez, fundador del legendario grupo Son de la Frontera, ofreció una entretenida charla ilustrada, acompañándose al tres cubano.
Mientras tanto, a unas pocas calles de distancia, la bailaora cordobesa Olga Pericet actuaba cada tarde en el Teatro Repertorio Español, un lugar íntimo donde bailó por primera vez en el 2015, y al que acababa de volver por quinta vez en este mes de octubre. Una dulce sorpresa le esperaba poco después de llegar a la ciudad cuando recibió la llamada telefónica del Ministerio de Cultura de España informando de que había sido galardonada con el Premio Nacional a la Danza “por su capacidad de aunar las distintas disciplinas de la danza española, actualizándolas en un lenguaje interpretativo con sello propio, por su versatilidad escénica y su valiosa capacidad de transmisión”.
Quedé con Olga para almorzar en un restaurante tailandés cerca del teatro, y hablamos brevemente antes de que tuviera que salir pitando para dar una clase. Sentí curiosidad acerca del proceso de selección de los ganadores de este prestigioso premio, y me explicó:
“La gente sugiere candidatos, no sé exactamente cómo funciona. Tienen en cuenta tu carrera, el trabajo que has hecho. Fue una gran sorpresa, aún no lo he asimilado”.
El texto del anuncio cita “…por aunar las distintas disciplinas”, ¿podrías explicar eso un poco?
“Hace años, las figuras del baile no se limitaban al flamenco. Carmen Amaya, Argentinita, Antonio el Bailarín… tenían muchas facetas y sus espectáculos estaban variados. Cada persona tiene su manera de pensar, pero yo, personalmente, creo que esto es importante”.
Vienes por quinta vez al Repertorio en menos de cuatro años. ¿A qué atribuyes este éxito?
“En realidad, los europeos aceptan mejor la experimentación. En general, los neoyorquinos esperan una línea más clásica. Pero ahora han empezado a aceptar mi trabajo con tal de que esté comunicado con la tradición. Me gusta el buen cante, que es la raíz, sin salirme del lenguaje nuestro. Flamenco sin adornos es el planteamiento contemporáneo más auténtico”.
¿Qué parentesco hay con la famosa familia de los Pericet?
“Mi abuelo materno fue primo segundo de Ángel. Los he conocido a todos, conocí a Ángel y Carmelina en un concurso de bolero, y di clases con Eloy”.
Háblame un poco del espectáculo que has llevado al Repertorio…
“Está inspirado en la figura de Carmen Amaya, sin que hubiera ninguna intención biográfica, yendo más allá de las percepciones y mitos para empezar con borrón y cuenta nueva, y un diálogo nuevo. Hay tres piezas coreografiadas por Marco Flores, Rafael Estévez, Valeriano Paños y mí misma respectivamente.
“Hoy en día parece que los programadores quieren obras conceptuales, pero también tienes que bailar por bailar. Mi escenario preferido es el teatro, y prefiero bailar en solitario con un grupo reducido. Lo que estamos haciendo aquí representa los primeros pasos de la obra Un cuerpo infinito que se presentará en mayo en Madrid”.
Entre bocados de un plato tailandés muy picante, Olga, con un aspecto mucho más joven que sus años, habla animadamente, expresándose con precisión. Está claramente inspirada y entregada a lo que hace. Le pido que nombre a sus cantaores preferidos de entre los que ya no están, y menciona a Valderrama, Morente, Camarón, Caracol, “y especialmente Fernanda y Bernarda”.
Cuando le pregunto si es disciplinada, responde con característica sinceridad: “Disciplinada pero caótica”. Posiblemente la descripción más acertada de nuestra flamante laureada española de la danza.
Foto: web Olga Pericet