Bueno… Quizás “todo” no, pero un par de temas fundamentales. Llevo toda la vida observando como muchos aficionados al flamenco sienten un rechazo desorbitado ante cualquier referencia al funcionamiento de la música asociada (Veo que muchas personas acaban de escabullirse por la puerta trasera…).
A todos nos encantan la espontaneidad e imprevisibilidad del flamenco tradicional, pero una comprensión de las nociones básicas de cómo funciona musicalmente contribuye enormemente al disfrute, aunque siempre hay románticos que insisten en que el flamenco ni siquiera es música. Que quede claro: incluso el flamenco más primitivo o anárquico depende de escalas musicales, por lo tanto, es música.
Una escala. Una serie de notas (tonos) separadas por espacios uniformes. En la guitarra, es un concepto fácil de comprender porque los trozos de alambre en el diapasón, los “trastes”, marcan la separación entre notas, que puede ser un espacio (medio tono), o dos espacios (un tono entero). En función de la distribución y empleo de las notas, se derivan las escalas, que en el flamenco, puede ser uno de tres tipos: mayor, menor o frigio (ésta última, también llamada la “escala flamenca”). Si un cante o forma suena alegre y desenfadado como las alegrías, es la escala mayor. Si suena dramático, como una milonga, esa es la escala menor. Y si suena lastimoso con cierto aroma al medio oriente, allí tienes tu escala frigia o flamenca que sirve para tantas formas. Es una explicación extremadamente superficial, pero sirve para realzar la comprensión y apreciación de la música del flamenco. Un breve ejercicio: piensa en los sonidos de soleá, de caracoles y de la farruca. ¿Qué escala corresponde a cada uno? Recordando las emociones asociadas, no te debe costar trabajo identificar las escalas frigia, mayor y menor, respectivamente.
Y si aún sigues conmigo, ahora sabes por qué las siguiriyas cabales te recuerdan a la guajira: porque ambas formas emplean la escala mayor. Cuando las cabales se emplean para rematar unas siguiriyas, la misteriosa escala frigia cede protagonismo a la escala mayor, normalmente ligero y alegre, de las cabales, pero nuestros oídos todavía están llenos del sonido flamenco de las siguiriyas, así que experimentamos la brillante mezcla sensorial que hace las cabales tan especiales. Un contraste musical similar ocurre en el baile de alegrías cuando el guitarrista (a menudo) toca el llamado “silencio” o “falseta” en la escala menor, dándonos un bellísimo descanso de la relativa frivolidad de la escala mayor de las alegrías, a la que volverá cuando acabe este segmento.
Muchas formas en el flamenco yuxtaponen las escalas de esta manera para crear los ricos sonidos que tiran y aflojan entre luz y sombra, triste y alegre, reflejando la misma naturaleza del flamenco. En particular, toda la familia de los fandangos… los de Huelva o naturales, malagueñas, granaínas, cante minero, etc. poseen un amplio registro expresivo y musicalidad gracias a este tipo de juego tonal. La combinación de una escala, un compás y melodías específicas es lo que define cada forma o “palo”.
Uno de los temas menos comprendidos y más cotidianos de la música del flamenco es el significado de “por medio” y “por arriba”. Un cantaor o cantaora le dice al guitarrista algo como “tres por arriba”, y al no iniciado le suena a galimatías. No es más que la forma de comunicar al guitarrista el tono para el cante; “por arriba” indica una postura de Mi de la mano izquierda… visualmente hacia arriba en el diapasón… y el número 3 indica que la cejilla, aquel chisme que se ajusta al diapasón para subir el tono, debe situarse al lado del tercer traste. De la misma manera, “por medio” se refiere a la postura de La, que es visualmente más abajo según miras de frente al guitarrista.
Espero que esto no haya sido demasiado básico para los flamencos experimentados que esperaban algo más sustancioso. Si quieres que toquemos temas determinados, puedes enviar un mail a jafelin@expoflamenco.com , estaré encantada de tener las peticiones en cuenta.