Fotos: Daniel de García
Quien ha asistido alguna vez a un recital de David Palomar (Cádiz, 1977) conoce de sobra la magnitud y la categoría que cabe esperar de sus espectáculos. No solo porque hace años que ostenta el cetro del cante de la Tacita, sino también por su entrega absoluta y la espectacularidad de sus directos. David Palomar + Sexteto, obra incluida en el ciclo Flamenco Patrimonio de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, cuenta además con el aliciente de incluir a seis músicos, seis, de entre lo más granado del arte flamenco.
La idea es la creación de diversos festivales de verano en los teatros romanos de Andalucía, lo que da un punto de excelencia extra a la programación musical. El de Itálica, situado en la localidad sevillana de Santiponce, ofrece las mejores cualidades para ello, tanto por su fenomenal acústica como por las condiciones en que se encuentra. Contemplar a ese elenco de músicos sobre el pulpitum enmarcado por diez columnas de mármol, y el cuarto creciente reflejado en la media luna de la orchestra, abre de entrada los poros del espectador y la predisposición transmisora del artista.
Hay que ver lo que eran capaces de hacer los romanos sin cemento, con lo que manchan hoy en día en una obra, suelta David a modo de buenas noches. Ya tiene al público en el bolsillo, eso lo aprendió de sus grandes maestros, como Chano Lobato o Mariana Cornejo, a quienes tuvo presentes toda la noche en cada guiño, en cada gesto. Eso fue después de una cálida nana dedicada a su hijo, viñero bendito, y de un magnífico engarce de garrotín, cantes del Piyayo y tangos del Titi de Triana.
Algo precipitadas las seguiriyas, que no tuvieron la hondura acostumbrada en el gaditano. El que alcanzó cotas de primera fue Juan José Alba, que trajo desde Chiclana los soníos más negros del sexteto. Con su falseta de Javier Molina arrancó oles y más oles, tantos que David se vino arriba y salvó los muebles gracias a su encuentro con Tomás el Nitri camino de Bollullos. Donde sí nos transportó a la cumbre de su cante fue con las soleares de Ramón Jarana, Paquirri y el Chozas de Jerez, que interpretó con el corazón en la boca tras los tangos caleteros del Niño del Mentidero y las bulerías lentas de Alfonso de Gaspar, otros dos referentes suyos.
Y ahora, los ritmos tropicales, como él mismo anunció, para deleite del personal. Y ahí, David no tiene igual. Llama por alegrías la flauta travesera de Diego Villegas (Sanlúcar de Barrameda, 1987), y aportan su dosis de frescura las voces de Anabel Rivera y Roberto Jaén, que juega al escondite con sus manos de percusionista. Canta David las cantiñas de las Mirris, y la figura elegante del sanluqueño Abel Harana barre a compás esas tablas de dos mil años.
El momento intimista lo pusieron David y el violín del francés Alexis Lefèvre, cuando pasaron como un suspiro por un bolero de Nelson Pinedo y, de ahí, a unas flamenquísimas sevillanas dedicadas a Manolo Caracol, Lola Flores, Carmen Amaya y Camarón de la Isla. Todo adobado con el saxo soprano de Diego Villegas, que estuvo enorme toda la noche.
Y de ahí hasta alcanzar las dos horas y media de actuación, bulerías, tangos carnavaleros, tanguillos de Cádiz y la rumba Cacharrito de Chano Lobato. Y el rey del compás de la Viña miró al graderío buscando la aprobación de los presentes, que le mostraron sus pulgares hacia arriba. Ave, gladiator, los amantes del flamenco te saludan.
Ficha artística:
Espectáculo: David Palomar + Sexteto – Ciclo: Flamenco Patrimonio
Lugar: Teatro romano de Itálica, Santiponce, Sevilla. Fecha: 19/7/2018
Cante: David Palomar
Guitarra: Juan José Alba
Baile / palmas: Abel Harana
Percusión / coros: Roberto Jaén
Palmas / coros: Anabel Rivera
Armónica, saxos y flauta travesera: Diego Villegas
Violín: Alexis Lefèvre