Da lo mismo que sea Mayte Martín o Perico el de los Palotes. Claro que la artista es libre de cantar lo que le venga en gana, entre otras cosas porque canta de maravilla. Pero si hace un disco de canciones, ¿por qué tanta cobertura en espacios de flamenco? No lo entiendo. ¿Porque sea cantaora ya hay que opinar sobre todo lo que haga, aunque le diera por montar un circo? Pues no, al menos en mi opinión.
Recuerdo que hace años cantó en la Bienal de Sevilla, con el Lope de Vega lleno, su espectáculo AlcántaraManuel, que no era de flamenco. Fueron decenas de aficionados de Arahal en un autobús y a la mitad del espectáculo se salieron del teatro. Yo también me fui. Abandonaron el coliseo del Casino de la Exposición porque se sintieron estafados, con toda la razón. Engañados, vamos, porque además el espectáculo fue tedioso a más no poder.
Le molestó hace unos días que dijera que se ha ido a lo fácil. Y no es que sea fácil componer canciones, pero lo difícil es dejar una buena obra discografía de flamenco, que ella aún no tiene. Que no le dé importancia a este tema no quiere decir que no la tenga, porque hoy valoramos a grandes maestros del pasado por lo que dejaron. Me refiero a Chacón, La Niña de los Peines, Manuel Torres o Marchena. Que Marchena hizo alguna que otra canción, sí, pero el peso de su obra es cante flamenco y fue el cante lo que hizo de él un artista inmortal.
Entiendo que con Tempo rubato, la cantaora catalana va a tener una cobertura en los medios de comunicación que no la tendría si hiciera una obra de cante jondo. La está teniendo ya, y me alegro de ello porque quiero y admiro a Mayte y le deseo lo mejor. Lo que no entiendo es la cobertura de los espacios flamencos, como si tuvieran algún tipo de hipoteca con la cantaora-cantante. Y tampoco a los puristas que la jalean y celebran esta obra en concreto, los mismos que después machacan a otros cantaores por meter arreglos musicales en una caña o en una jabera.
La crítica flamenca está herida de muerte desde hace años por varios motivos. El primero, porque, como no se paga bien, la hace cualquiera, tenga o no conocimientos. El segundo, porque algunos medios no quieren ser críticos ya que necesitan vender y no ponerse mal con las discográficas. Y el tercero, porque ya apenas hay críticos, sino fans de determinados artistas de éxito. He visto a algunos aplaudir como locos en los teatros a intérpretes que no valdrían ni para un bautizo.
Lamento decir que Mayte Martín me ha defraudado un poco, aunque a ella le importe bien poco. Y me parece muy bien por su parte, porque un artista tiene que ir siempre a su aire. Para mí es una de las mejores voces del cante y de las mejores cabezas, y quizás por eso me duele tanto que no apueste más por el flamenco, que es lo que la puso en figura. Eso sí, luego es muy crítica con lo que se hace en el cante. Hay cierta incoherencia en esto, sin duda.
A lo mejor por eso me siguen gustando los cantaores y las cantaoras que se murieron de hambre cantando por derecho.