El pasado fin de semana estuve en la localidad gaditana de Conil de la Frontera, un precioso rincón de la costa donde se está gestando la creación del I Festival de Flamenco del Atún de Almadraba, que si todo va como parece se celebrará el día 14 de julio al aire libre y en un marco de una enorme belleza. En el cartel, artistas como María Terremoto, Jesús Méndez, Pedro el Granaíno y Rancapino Chico, entre otros. Una apuesta por los jóvenes con calidad y responsables con este hermoso legado que es el cante jondo. El cartel está a falta de algunos flecos, pero estos artistas citados van a estar con toda seguridad.
Conil no es precisamente una localidad con mucha tradición de flamenco, aunque siempre ha habido afición y gente que ha cantado bien. En la actualidad hay un animoso grupo de aficionados empeñados en el objetivo de que el pueblo costero tenga su gran cita anual con el arte andaluz como oferta de actividad cultural para las decenas de miles de personas de todo el mundo que veranean cada verano en la villa, que cuenta no solo con algunas de las mejores playas de España, sino con un pueblo bonito, blanco y luminoso, donde se apuesta por la cultura de forma indiscutible.
La agricultura es la primera industria de Conil, que es la huerta de Cádiz. Luego está el turismo, al ser uno de los pueblos más turísticos de Andalucía. Y le sigue la industria del atún de almadraba, una tradición trimilenaria muy de esta zona de Andalucía, la de los Puertos, Chiclana, Barbate, Tarifa o Zahara de los Atunes. El nuevo festival tratará de promocionar el atún rojo de almadraba, pues, como algo imprescindible a la hora de hablar de la cultura de esta localidad tan blanca.
José Trujillo Gómez –tiene los mismos apellidos que El Perote de Álora– y Antonia Moreno Ramírez abrieron El Blanco y Verde, un hotel y restaurante de Conil de la Frontera, tras ser primero un disco pub en la calle Cuesta de los Vientos. En un gran local que se iba a destinar a los piensos, a lo que José se dedicó muchos años de su vida, en 1990 pasó a convertirse en lo que es en la actualidad, un restaurante y hotel de una calidad extraordinaria. Diego Trujillo Moreno, hijo de este simpático y generoso matrimonio, es un gran aficionado al flamenco y es quien lidera el grupo de entusiastas del cante jondo que quiere que Conil tenga no solo su cita estival con este arte, de cierta altura, sino un prestigioso concurso que reactive el cante en esa zona, además de un local donde se celebren actividades durante todo el año.
Con este motivo, Diego Trujillo y Antonio Sánchez Montilla –de Morón de la Frontera, aunque muy ligado a Conil desde hace una década-, convocaron el pasado fin de semana a los componentes del Foro Flamenco para un almuerzo en la finca de uno de ellos, al que también asistieron el gran cantaor Rancapino, Rufino de Paterna, Rancapino Chico, Caracolillo de Cádiz y algunos aficionados. Ni que decir tiene que fue un día memorable, con un derroche de arte de los artistas citados y sus buenos ratos de charla, que continuaron luego en El Blanco y Verde, que es como algo así como el centro de operaciones flamencas.
Todo está preparado para que el día 14 de julio se celebre la primera edición de este festival con el que se pretende recuperar el que ya existió en los ochenta, La Jábega Flamenca, de inolvidables recuerdos. Para ello hay implicados empresarios, aficionados y artistas, además del Ayuntamiento, claro está, que se ocupará de toda la infraestructura y que correrá con las posibles pérdidas del festival, al que asistirán una 1.500 personas.
Solo hay que ver el cartel para adivinar qué intenciones tienen los organizadores. En Conil de la Frontera van a apostar por los jóvenes artistas con futuro y que no anden perdidos en lo comercial. Primer objetivo, celebrar esta primera edición. Y segundo, que no se quede solo en la aventura flamenca de un verano. Que se instituya el festival para que Conil aparezca en el mapa del flamenco, como aparece por otros motivos también importantes.