-Abuelo, ¿en tus tiempos también tenían los aficionados al cante nostalgia de tiempos pasados?
-Del cante, el baile y el toque. Sí, mucha nostalgia. Es algo normal en un arte, Manolillo. Ocurre también en la poesía y el cine. ¿Hay hoy grandes poetas? Claro, pero seguimos leyendo a Lorca y Machado, y hablando de ellos, porque no han muerto. Y algunos son hasta más frescos y modernos que los de ahora. Mira, te voy a contar algunas cosas que veo que estás muy verde. Se supone que el flamenco acabó de formarse a mediados del siglo XIX, ¿no? Bien, pues veinte años más tarde ya se decía en los periódicos que el verdadero flamenco había muerto, que lo que cantaban Silverio y el joven Chacón, eso no era flamenco. Esto es lo que decían los nostálgicos del último tercio del citado siglo, cuando el cante aún no estaba totalmente formado. Y no hablemos del baile y la guitarra.
-Pero abuelo, ¿es lógico que estemos hablando siempre de Silverio, Chacón, La Niña, Manuel Torres,Vallejo, Mairena, Camarón, Morente o La Paquera?
-Claro que es lógico. Aunque salvando la distancia, lo mismo de lógico que sigamos hablando de Mozart o Falla, porque dejaron unas obras y son grandes clásicos de la música, como los hay de la literatura o el teatro. No sé por qué vienes ahora con este tema, que debería estar ya más que superado.
-¿Pero esa nostalgia no va en detrimento de los artistas actuales, abuelo? A ver si me lo aclaras que estoy hecho un lío.
-¿Por qué va a ir en detrimento de los artistas de ahora? Ellos mismos son grandes nostálgicos. Morente no paraba de hablar y de reivindicar a Matrona, Aurelio o Chacón. Y Camarón hablaba de El Chaqueta o La Perlacomo si durmieran en su casa. Creo que eso es hasta bueno, aunque se diga lo contario. Esa veneración hacia los grandes maestros hace que los artistas de ahora conserven el legado de aquellos genios. Morente creó mucho suyo sin dejar de venerar a Chacón o Matrona. ¿Entiendes? O Paco de Lucía, sin dejar de amar a Ricardo y Sabicas. Ahí tienes a los nietos del gran Farruco, homenajeando a su abuelo cada vez que salen a un escenario. Tienen ya mucho de ellos mismos, sin duda. Pero siempre van a defender el legado de su abuelo, que fue un genio.
-Pues yo creo, abuelo, que no es buena tanta añoranza, porque los jóvenes de hoy se sienten un poco abandonados por los aficionados.
-Los jóvenes de hoy lo que tienen que hacer es ir a su rollo, crear y divertirse, que es lo que hicieron aquellos fenómenos.
-Por cierto, abuelo, ¿tú crees que hay de verdad nuevos valores con posibilidades?
-Sin duda alguna. No te voy a dar nombres porque sabes que luego nos despellejan vivos si no los nombramos a todos. Pero hay una juventud con muy buenos mimbres. Mira, te voy a nombrar a uno, Israel Fernández. Me han mandado una maqueta suya, Universo Pastora, que es una maravilla. Es un homenaje a Pastora y a su hermano Tomás, pero el chaval no trata de imitar a ninguno, sino de reinterpretar el estilo de los dos, y lo hace muy bien. Está claro que tendrá que crear sus cosas, pero está bien que conozca el legado de los grandes maestros y las grandes maestras. Eso demuestra que son aficionados.
-Pues sigo hecho un lío, abuelo.
-Te lías porque chanelas muy poco, y perdona que te lo diga. ¿Tú te crees que es fácil interpretar a los clásicos? No es nada fácil. Y eso va a ayudar a que no caigan en el olvido. Luego, que cada uno haga lo que quiera, pero primero, que sepan lo que hicieron los grandes maestros y creadores.
-¿Qué hay hoy para almorzar, abuelo?
-Pollo empanado, y de segundo, pollo a la plancha.
-¿Es que regalan los pollos, acaso?
-Soy pensionista, como sabrás. Si quieres comer lubinas y cordero lechal, trabaja más, que te tiras más al palo que Iríbar.
-Qué antiguo eres, abuelo. Podrías haber dicho cualquier portero de hoy, que los hay muy buenos.
-Es que soy un nostálgico, Manolillo.
-Un antiguo, eso es lo que eres.