-Abuelo, me preguntan tus seguidores que por qué te pierdes tanto, más que las 10-11? Te echan de menos y tú siempre viajando casi de balde con el Imserso. ¿Es que te aburres ya con el flamenco?
-Ni mucho menos, Manolillo. Bueno, si quieres que te sea sincero, algo sí que me aburro. Tengo ya unos años y hay cosas que no me pellizcan. A mí eso de que hoy todo sea flamenco, por ponerte un ejemplo, pues me cabrea, y, claro, acabo yéndome a conocer La Alpujarra granadina o el desierto de Almería. Estoy ya muy quemado, Manolillo.
-¿Con Rosalía?
-No, si a mí Rosalía me encanta. ¡Anda que no hiere nada cuando canta eso de las minas de Egipto.
-No es esa Rosalía a la que me refiero, abuelo, sino la de Barcelona. Si no la conoces es que te pierdes más de lo que pensaba.
-Ah, vale, esa chiquilla tan maja. ¡Como estamos hablando de flamenco!
-¿Te parece que no canta flamenco?
-Si es la que yo creo, que va con un guitarrista muy raro, como de otro planeta, no canta flamenco, no. A lo mejor es un nuevo flamenco que tendremos que aprender a valorar, pero eso no es flamenco, ahora mismo. Pero no es solo que no sea flamenco, sino que esa chiquilla no tiene cualidades para el flamenco. Por eso hace otra cosa, una especie de camelo, cante cameloncio. Te recuerdo que cuando Chacón comenzó a cantar sus malagueñas, los rancios de la época decían que eso no era flamenco.
-¿Qué me quieres decir con eso, abuelo?
-Lo que oyes. Que lo de esa muchacha, que ahora no vale y no es flamenco, al menos en mi opinión, puede tener un valor dentro de medio siglo.
-Y lo del Niño de Elche, ¿también?
-Yo de ese señor no hablo, que tiene muy malas pulgas.
-Cambiando de tercio, abuelo. ¿Estás al corriente de la que se ha liado por unas declaraciones de Antonio Canales poniendo verde al Festival de Jerez?
-¡Cómo no! La que ha liado el maestro. Canales no tiene pelos en la lengua, aunque sí en las pelotas, como él mismo se ha encargado de decir. Muy triste todo eso, creo, porque al final no sirve para nada. Bueno, sí, para que haya malos rollos. Para hacer una crítica dura de un festival como el de Jerez, que se puede hacer, hay que tener la cabeza fría y Canales la tenía hirviendo cuando dijo eso. ¡Pobre Carpeta! Lo digo porque el menor de los Farrucos lo llevaba de artista invitado y ha tenido que darle larga. ¡La que se podía haber liado en el Villamarta el día 10 de marzo!
-Abuelo, ¿estas cosas pasaban en tus tiempos?
-Por supuesto que pasaban. Hace ochenta años o más, los artistas flamencos se atacaban a veces y acababan en la casa de socorro, en el cuartelillo o en el cementerio, porque llevaban facas o pistolas y cuando se llevan es para usarlas en cualquier momento. Los flamencos son de sangre caliente, Manolillo. Ahí está la historia.
-¿Violentos?
-No, he dicho de sangre caliente. Los seres humanos somos violentos, no los flamencos o los toreros.
-Está bien que lo hayas aclarado, abuelo.
-¿Algo más, Manolillo?
-¿Qué vamos a almorzar hoy?
-Arroz con pollo.
-¿Para cuándo una buena lubina o dorada a la sal?
-Cuando ganes dinero.
-Ah, vale. Espera sentado.