-Abuelo, estás perdido. Muchos piensan que estiraste la pata.
-Eso quisieran muchos, sí, pero soy duro de roer. Es que me alejo de vez en cuando para intentar no perder la poca afición que me queda.
-¿Descontento por cómo va el flamenco, abuelo?
-No, no es eso. El flamenco va como ha ido siempre, mal para unos y bien para otros. Cada cual cuenta la feria como le va.
-¿No te has apuntado al máster de la UCO?
-No, soy ya mayor para que me den clases Poveda o Arcángel.
-No les ves preparados para esa labor…
-Pues no, sinceramente. Si te digo lo contario te estaría engañando.
-Supongo que sí verás bien que se pueda hacer un máster flamenco, ¿no?
-Claro, cómo no. Pero yo haría antes otras cosas más importantes. Por ejemplo, que el flamenco esté ya en los colegios andaluces para que los niños vayan conociendo bien este arte tan nuestro, aunque ya de todo el mundo. Así tendríamos profesores en el futuro y no tendrían que tirar de Rocío Márquez.
-¿Y si te llamaran a ti para dar clases?
-No creo, porque no soy profesor. Mientras tengan a personas preparadas, doctoradas, no me van a llamar a mí. Yo no tengo estudios, Manolillo, soy lo que llaman un autodidacta o autodidacto. Doy cursos pero a mi aire. Si quieren a alguien que de verdad sepa y tenga experiencia, Poveda es el indicado. Mira la que está liando con Lorca, por ejemplo. Es un cerebro.
-Creo que estás de coña, abuelo. Te veo como resentido, ¿me equivoco?
-Sí, te equivocas. No entiendo muchas cosas de lo que pasa con el flamenco en la actualidad, pero he llegado a la conclusión de que no es por culpa de nadie, sino mía. Solo mía. En todas las artes hay cambios y si no te preparas para esos cambios te puede pasar lo que me pasa a mí, que hay muchas cosas que no entiendo. Seguramente me estaré haciendo viejo y tendré ir pensando en dejar paso a los jóvenes.
-Pero vamos a ver, abuelo. ¿Es o no es bueno para el flamenco que se estudie en la Universidad y que haya másteres y doctorados en esta materia?
-Supongo que sí.
-¿Y….?
-Que no me gustan nada quienes manejan estas cosas, los políticos.
-Vale, abuelo. Si es eso, otro día entramos en materia.
-Eso, otro día, que hoy no estoy de ánimo.