De vez en cuando sale a relucir este tema, el de dónde nació realmente la cantaora más grande de todos los tiempos, la Niña de los Peines. Si lo que queremos es saber el lugar exacto de dónde la parió su madre, Pastora Cruz Vargas, será imposible averiguarlo. En estos casos, lo que vale es la partida de bautismo y en el documento sacramental consta que la criatura nació en el número 19 de la calle Butrón, en San Román, el día 10 de febrero de 1890. Fue su padre, Francisco Pavón Cruz El Paíti, quien dio este domicilio como su lugar de nacimiento, el de su niña, luego no tenía por qué mentir.
Cinco años más tarde, en 1895, este domicilio lo era también de una tía de Pastora, Gloria Cruz Vargas, hermana de su madre, luego es muy probable que La Niña naciera en casa de su tía. En 1890, toda la familia Cruz estaba afincada en esa zona, la Puerta Osario. Tomás nació en 1893 en este mismo barrio, en la calle Leoncillos. Luego no tiene ningún sentido que Pastora naciera en otro lugar de Sevilla, porque, además, su padre tenía su puesto de trabajo en esa época en la calle Sol, donde desemboca Butrón, concretamente en la fragua que tenía allí la familia Lérida, del arrabal Triana.
Hay quienes aseguran que la artista nació en Triana, en la calle Castilla. Ella misma se lo aseguró al chofer de Pepe Pinto, Federico Rodríguez Ruiz, de Gerena. La familia Pavón vivió algún tiempo en esta popular calle, en el número 130, pero en 1901, luego sería el domicilio de algunos familiares. Pero si Pastora hubiera sabido con certeza que había nacido en este barrio sevillano, de innegable historia flamenca, lo hubiera explotado y, que sepamos, nunca lo dijo públicamente. Sí dijo en una ocasión, en una entrevista realizada en Madrid, que había venido al mundo en el número 19 de la calle Valle, que está justamente al lado de Butrón, luego pudo equivocarse.
Por otra parte, también hay quienes aseguran que nació en la localidad sevillana de Arahal, de donde era su madre y donde había nacido su hermano Arturo, el mayor de los tres hermanos, que vio su primera luz en este pueblo en 1882. Pero hace años que comprobé todos los datos de la familia en Arahal y tres años más tarde de nacer el primogénito ya se habían ido todos, el matrimonio Pavón Cruz y los padres de la madre de Pastora, Tomás Cruz y Gracia Vargas. Y se afincaron en San Román, donde vino al mundo La Niña.
Por último, otra teoría es que la cantaora nació en el pueblo sevillano de Tocina, lugar donde se crió su padre. En este pueblo aseguran que vino al mundo en la calle Soledad, en la casa de su abuela paterna, Rosario Cruz Carrillo. Lo aseguran, además, como si hubieran asistido al parto. Pero si toda la familia estaba empadronada entre San Román y la Puerta Osario, en calles como Butrón, Valle, Verónica y Muro de los Navarros, no tiene ningún sentido que viniera al mundo en ninguno de estos pueblos, salvo que a doña Pastora madre le hubiera pillado el parto en alguno de ellos o en Triana. Por tanto, Pastora Pavón Cruz, la célebre Niña de los Peines, recibió su primer beso de luz en este barrio de Sevilla, donde por cierto había casi tantos gitanos como en Triana.
De hecho, cerca de allí, en Santa Catalina, estuvo el primer asentamiento de gitanos de Sevilla y muchas familias se fueron de allí a Triana. Y también ocurrió al revés, que muchos gitanos de Triana regresaron a la Puerta Osario y San Román, unos por temas laborales y otros para estar cerca del Cristo de los Gitanos. El gran romancista Juan José Niño López nació precisamente cerca de este barrio, en San Roque, en la calle Conde Negro, afincándose luego en Triana, donde vivió hasta su muerte. No era trianero de cuna, como no lo fueron otros artistas calés a los que se tiene por naturales del arrabal.
Sinceramente, para terminar, tampoco es tan importante dónde nace un artista, sino dónde se hace, y Pastora nació en la Puerta Osario y vivió allí hasta que era adolescente. Luego se fueron a la Alameda de Hércules –vivieron solo unos meses en Triana–, residiendo allí hasta su muerte, en 1969. Pastora vivió más de cincuenta años en la Alameda, entonces la Meca del Flamenco, y allí se impregnó del arte que hubo siempre en esa zona de Sevilla, donde, cuando Pastora era una muchacha, vivían todos los artistas flamencos de la época. Había una escuela de cante y La Niña supo aprender de los mejores maestros y de las mejores maestras.