De la periodista e investigadora de flamenco Dolores Pantoja conocemos la obra anterior, en esta misma colección de flamenco de la Universidad de Sevilla, Para cantar flamenco hay que ponerse fea. Las claves de comunicación del cante, de 2019, y otro libro de curioso título también, pues la autora acierta en títulos atractivos, El cante de cuartito, editado por la Diputación de Sevilla en 2002. Tres libros que cubren una cara importante del flamenco, poco estudiada: el cante íntimo, el acercamiento a través de sus artistas, su impronta y sus opiniones, una especie de intrahistoria que ha centrado la investigación de sus investigaciones, incluida la tesis doctoral.
En esta ocasión hemos de agradecer a la autora que se haya decidido a publicar esa parte que sirve de apoyo a las investigaciones, entrevistas a artistas flamencos de diversa índole por su edad, línea artística, origen, etc. De ahí que el subtítulo, Un viaje al corazón del flamenco conducido por sus protagonistas, cobre más valor aún por el hecho de que algunos ya han desaparecido, por desgracia, como Chano Lobato, Chocolate, Lebrijano, Luis Caballero o, más recientemente, Pansequito, entre otros. Diversas generaciones desde los citados a los jóvenes Miguel Poveda o Rocío Márquez, por ejemplo, artistas del cante en este caso, centran el interés de Pantoja.
Recordemos a Luis Caballero por malagueñas, un cantaor que también fue investigador y escritor, un caso poco común entre los artistas flamencos, sobre todo en etapas anteriores. Lo vemos en este vídeo:
«Así nos enteramos de qué opinan sobre temas como la voz o el papel del alcohol. Para Chocolate, sí entona el alcohol, pero Chano cree que no es importante. De cómo se arañaba el pecho Diego Clavel cuando su cante le transmitía. De que antes lo de flamenco gitano y no gitano no importaba, como dice Naranjito. De que el duende también aparece en un teatro, en palabras de Manuel Mairena»
Una entrevista tiene sentido e interés por la respuesta de los entrevistados, aunque a veces las respuestas sean insulsas, breves por desgana más que por precisa concisión o consabidas y tópicas, pero también por las preguntas de la entrevistadora. Cubre la autora temas generales del flamenco, pero particularizando algunas preguntas a los cantaores o cantaoras que tiene delante, como es normal, según cada experiencia concreta.
El resultado es una lección de lo que es el flamenco, en la voz y el sentimiento personal de treinta y un artistas relevantes, entre los que quizá echamos de menos a más mujeres, solo hay seis, pues pueden aportar su visión. Está dividida en cinco capítulos: El clasicismo, La revolución, Artistas catalanes, El relevo y El eclecticismo, este último con La Tremendita y Rocío Márquez. Aquí escuchamos a Rocío con la versión de un poema de Juan Ramón Jiménez:
Como dice Cristina Cruces en el prólogo, estamos ante entrevistas semiestructuradas, o como dice la autora, charlas distendidas, que nos recuerdan las de Manuel Herrera Rodas, publicadas en libro en Almuzara recientemente. Pantoja las usa como instrumento para su investigación, formalizada para tesis doctoral o investigación similar. Como libro de entrevistas cobra un nuevo sentido, de recuperación de la memoria flamenca, de visión de un estado de la cuestión a través de diversas etapas del flamenco con sus protagonistas en primera línea. Así nos enteramos de numerosas anécdotas, de qué opinan sobre temas como la voz o el papel del alcohol, entre otros: para Chocolate, sí entona el alcohol, pero Chano cree que no es importante; de cómo se arañaba el pecho Diego Clavel cuando su cante le transmitía; de que antes lo de flamenco gitano y no gitano no importaba, como dice Naranjito; de que el duende también aparece en un teatro, en palabras de Manuel Mairena; de que el duende no es más que la transmisión, según Calixto Sánchez; y así hasta una variedad de opiniones, cayendo algunos tópicos sobre el flamenco y sus juergas y reuniones. De todo hay en este libro que se lee con la virtud de la inmediatez, la frescura, la verdad, tal como la entiende cada uno, eso sí. Necesario además para otros investigadores y un aire de alegría, conocimiento y amenidad para los aficionados.
Quedémonos con un ejemplo, el del cantaor Diego Clavel, por seguiriyas, buena despedida de nuestra reseña.
→ Dolores Pantoja Guerrero, En mi arte mando yo, Publicaciones de la Universidad de Sevilla, 2023.