Me gustan las guitarras sencillas. Las que no molestan ni se entrometen en el cante. Las que no pretenden destacar y, sin embargo, precisamente por eso, llaman la atención. Lo hacen si son buenas, claro. Y es el caso de la de Domingo Rubichi. Flamenca, jonda, intensa y rancia. Una sonanta infalible, servil, contundente, con mucho gusto. Cuajá de bordones tajantes, sin alharacas, llena de arpegios y falsetas añejas. Es de las que entran solas, de las que calan y agradan por su aparente simplicidad, de las que te arrancan los oles sin remedio. Me gustan las guitarras gitanas. Me gusta la guitarra de Domingo. Y cómo arropó el gañote de José El Mijita.
Y los palmeros bien vestíos, sin zapatillas de deporte, ni con ropajes estrambóticos. Los que marcan el compás sin cruzarse, saben meter el pie justo en el sitio y jalear lo preciso, como Carlos Grilo, que acompañó de lujo.
José Carpio Fernández ‘El Mijita’ fundió en su nuez los metales de cinco dinastías cantaoras. Las de los Carpios, Rubichis, Agujetas, Moneos y Chalaos. Y salió a hombros de la Peña Flamenca Torres Macarena de Sevilla siendo sin duda alguna, junto a Dolores Agujetas, lo mejor que Jerez ha traído a los maderos de esta ensolerada casa.
Templó su garganta de bronce por tonás y se metió en el bolsillo a la afición, que empezó a despojarse de oles. Rajó el silencio con ecos de campanas gordas. Se acordó de aquel que ha dejao una seguiriya gitana y un taranto bien cantao, mirándose en Manuel Torre, calentando el repertorio de clasicismo jerezano al preguntarse dónde andará mi muchacho. Y después con el mismo corte en la bulería pa escuchá tributando a las variantes de su tierra. Se me hizo corta, me dejó la miel en los labios. Mecíó los tercios con aplome en los tientos. El día que yo me muera dejadme ser un suspiro cantando por La Plazuela. Así reverenció a su cuna, cambiando luego a los tangos pidiendo doblones y entonando el rintintín para cerrar la primera parte.
«José Carpio Fernández ‘El Mijita’ fundió en su nuez los metales de cinco dinastías cantaoras. Las de los Carpios, Rubichis, Agujetas, Moneos y Chalaos. Y salió a hombros de Torres Macarena siendo, junto a Dolores Agujetas, lo mejor que Jerez ha traído a los maderos de esta ensolerada casa»
Lejos de enfriarse en el descanso, la segunda fue más caliente y rotunda. Se fajó los machos cerrando los puños y crujió los huesos por soleá. Sin aligerarse por vereas albarizas. Soleá pura. Y apretando en los altos valientes sin estridencias con una voz potente que endiñó pellizcos tiznaos de gitanería. Incontestable por La Andonda, La Serneta o en aquella de cien años después de muerto y de gusanos comío. El mejor palo de la noche. Aunque por seguiriya no se quedó atrás, quejándose en los abismos de la negrura de un lamento sin consuelo, echando las asaúras en un remate doliente. Prosiguió con una ristra de fandangos que sonaron agujetros y se le cayeron dos lagrimones de emoción al desear que dure una mare lo que dura una palmera. Abrochó el recital por bulerías paseando por los rincones de Jerez, evocando los mimbres de Juanito Villar y agradeciendo a Undibé el haber nacío gitano. La pataíta de gracia y quedó el pestillo echao.
José cantó pa comérselo. Se dejó el pellejo en las tablas. Le brotó el cante arrollándole las costillas. Lo dio todo. Se entregó hasta el último aliento. Como si le fuera la vida en ello, estrujándose hasta partirse, sin quebrar la voz pero rompiéndose entero.
Ficha artística
Recital de José El Mijita
Peña Flamenca Torres Macarena, Sevilla
2 de noviembre de 2024
Cante: José El Mijita
Guitarra: Domingo Rubichi
Palmas: Carlos Grilo