Tenéis que escucharlo. A Juani de las Tres Mil hay que verlo. No sirve de na que yo junte un puñao de palabras torpes que osen dibujar los trazos de su gañote. Tenéis que ver cómo aprieta los puños estrujando las ducas con fuerza, cómo retuerce la boca y abre sus manos salpicando el cante que le brota solo, sin pensarlo. Tenéis que endicá cómo se le salen los ojos y le revientan de sangre las venas, cómo le crujen los huesos en las embestías, cómo araña, cómo duele, como rebosa de gitanería.
Era la primera vez que daba un recital en solitario. Llevaba cincuenta días atacaíto y hasta pensando en una espantá. Este gitano del Polígono Sur de Sevilla es un potro salvaje, sin domar. Y así lo quiero. La renovada Peña Flamenca El Viejo Agujetas, de la localidad gaditana de Rota, ha tenido el enorme acierto de darle la alternativa. Salió a hombros de la faena. Porque Juani canta sus fatigas, esas que se mastican pa siempre si se ha perdío una madre a los cinco añitos y se tienen cuatro chaborrillos que sacar palante, cuatro bocas que alimentar. Este gitano noble y sincero se echó a cantar por las calles. Se casó con quince años, con dieciocho fue padre y ha aprendío el flamenco como el respirar en las esquinas del barrio, tributando a los ecos de Camarón, Chocolate, Tomás Pavón, Juana la del Revuelo, Agujetas y Pata Negra.
Vino acurrucao a las palmas y el compás de nada menos que El Torombo y Emilio Castañeda, que le marcaron la senda del soniquete y se pegaron sus pataítas de arte al final. A la guitarra Carlos León, que le puso en bandeja to el flamenco que lleva en sus manos, tocando con las entretelas del izquierdo.
«El cante de Juani de las Tres Mil es el pan migao, el majao de un gazpacho, la papa gorda, la castaña del castañero, lo puro de oliva, la crema, la esencia, del vino lo mollar, las entrañas jondas, lo tostaíto de la olla, la puñalá que te atraviesa… Lo suyo es quejío indómito de heridas dolientes, un grito de vida, crujíos fuertes, cristalitos en las tripas, alfileres en la garganta, el sudor primitivo… El cante gitano y salvaje»
Juani salió del camerino con tonás, desparramando su torrente moreno por los muros encalaos de la ensolerada peña. Y ya pegó los primeros pellizcos alborotando al respetable. Un taranto sentío de Manuel Torre y cartagenera grande prosiguieron evidenciando el augurio de una gran noche de duende. Por alegrías se acordó de Camarón, en los tangos principalmente de Juana la del Revuelo, rizando letras que no se escuchan y tiznando con su bendito tragaero. La soleá por bulerías fue un paseo por Frijones, Alcalá y Cádiz, vistiendo de luto la memoria de la mare de su alma. Por bulerías pudo estar hasta que viniera el lechero, sobraísimo. Y para echar el cerrojo azotó unos cuantos fandangazos, brillando en los chocolateros. Fin de fiesta y ovaciones. Eso fue lo que hubo.
Los nervios lo aceleraron, vibró algo precipitao. Cantó con extraordinarias imperfecciones y un paladar impoluto.
El cante de Juani de las Tres Mil es todo verdad. No hay sombras ni imposturas. No piensa los tercios, siente. Es el pan migao, el majao de un gazpacho, la papa gorda, la castaña del castañero, lo puro de oliva, la crema, la esencia, del vino lo mollar, las entrañas jondas, lo tostaíto de la olla, la puñalá que te atraviesa… Lo suyo es quejío indómito de heridas dolientes, un grito de vida, crujíos fuertes, cristalitos en las tripas, alfileres en la garganta, el sudor primitivo… En definitiva: el cante gitano y salvaje.
Ficha artística
Recital de cante de Juani de las Tres Mil
Peña Flamenca El Viejo Agujetas, Rota (Cádiz)
25 de abril de 2025
Cante: Juani de las Tres Mil
Guitarra: Carlos León
Palmas y compás: El Torombo y Emilio Castañeda