El 13 de enero de 1924 nació en Zalamea de la Serena (Badajoz) José Salazar Molina, más conocido como Porrina. Un cantaor flamenco que dejó una huella imborrable y que ahora recibe un homenaje en Lisboa para culminar la celebración del centenario de su nacimiento.
La capital portuguesa acoge un espectáculo titulado Duendear en la Sala de Ámbito Cultural de El Corte Inglés que fusiona el fado con el flamenco en honor a Porrina de Bajadoz. La cita es el martes 28 de enero a partir de las 18:30 horas con entrada libre previa invitación. Un acto al que acudirá el embajador de España en Portugal Juan Fernández.
El concierto cuenta con el apoyo de la Diputación de Badajoz y ha sido presentado por el diputado de Cultura, Deportes y Juventud, Ricardo Cabezas, acompañado por Juan y Miguel Vargas, familiares del cantaor. Según se ha explicado, este evento reflejará la vinculación de Porrina con Amália Rodrigues y, a su vez, la riqueza conjunta del flamenco y los fados.
Además, contará con la participación de fadistas de la Asociación Cultural Plateia Eloquente, con la que trabaja la fundación que lleva el nombre de la cantante y actriz portuguesa.
“Y quienes mejor podían representar el arte flamenco de nuestra provincia y la herencia que dejó en su día Porrina son los miembros de la familia Vargas, ya que ellos serán el grupo flamenco que pondrá la guitarra española y el cante”, añadió el diputado.
El debut de Porrina se produjo en septiembre 1935, con tan solo once años, en la Plaza de toros de Badajoz. Fue presentado como El soberano artista del fandanguillo. Su importancia para el flamenco extremeño fue mayúscula, ya que fue él el que dio a conocer los jaleos y tangos, cantes autóctonos. Fue el primero en grabarlos entre 1953 y 1956.
Contemporáneo de Valderrama, Marchena, La Paquera, Fernando Terremoto o Fosforito, era uno de los artistas más admirados por Camarón, que cuando conoció al extremeño era muy joven.
«Es una primera figura por sus condiciones excepcionales. La primera la voz, muy musical, con tremenda velocidad, afinación casi perfecta y mezcla de altos y bajos. Además tenía melodía y musicalidad, algo que no tienen todos los gitanos y que lo hizo accesible a todo el mundo. Luego su inteligencia natural e intuición como artista lo situó en la vanguardia y fue un adelantado a su tiempo. Se puede decir que tenía voz, cabeza y corazón por su capacidad de transmitir. Era un heterodoxo cuando algunos aficionados lo que valoraban era la ortodoxia del mairenismo», lo describía así el flamencólogo Paco Zambrano, autor de Vida y obra de Porrina de Badajoz (ed. Diputación de Badajoz).