El baile flamenco es la expresión particular de una visión artística. Pero cuando aborda los hilos invisibles que no unen a todos, el miedo al giro, la cuadratura exacta del compás, la incertidumbre de un quiebro o el deseo de reinventarse en tiempos convulsos en que lo jondo es algo marginal, encontramos su sentido en el lenguaje corporal de Pepe Torres, cuya propuesta es un relato personal, una narración vivencial, un intento de reinterpretar su identidad artística.
Ese es el ofrecimiento de Pepe Torres, que ha presentado sus credenciales en Jerez de la Frontera a modo de invitación, a que cada espectador mire en su interior y se reconozca en ese baile de hombre y en esa búsqueda de redescubrimiento donde cada aporte está lleno de simbolismo, pues con pocos elementos logra crear un mundo cargado de significados.
Verbigracia. Por seguiriyas Pepe Torres usa la totalidad del cuerpo para darle fuerza al grupo acompañante, principalmente cuando detectamos que su lenguaje artístico se direcciona hacia dos territorios: los conocimientos que el propio bailaor tiene del cante y el toque, y la imaginación como armas para elaborar el proceso artístico.
Por lo que hace al grupo acompañante, resaltemos a la terna de voces y a la guitarra de Paco Iglesias, que evidenciaron su calidad al abordar la taranta con la levantica y el fandango verdial, en tanto que el instrumentista se rebusca en la singularidad rondeña, antesala ideal para que el protagonista, Pepe Torres, evoque a los suyos entretejiendo entre las seis cuerdas los tonos gastoreños de la soleá y la bulería.
Y a partir de ahí, un baile que describe a Torres con la destreza de un experto gitano. Me refiero a la soleá, en la que aprovecha cada matiz de su expresión con una desenvoltura sorprendente, y los guía para que despliegue arte en movimiento, lo que explica la creación de espacios ideales para hacer aquello en lo que sabe brillar con intensidad.
«Pepe Torres ha establecido el principio de equivalencias del baile gitano, aquel en el que la forma es diferente, pero la sustancia es la misma. Su baile no es el de la obviedad, pero sí el del compromiso contraído con Morón de la Frontera»
El bailaor es, en tal sentido, la elegancia de una energía diferente. Un ejemplo para esos jóvenes que empiezan en el camino de a ver quién hace mejor el ejercicio acrobático y que necesitan saber que otro baile es posible fuera de los circuitos oficialistas, fuera de las ideas mal llamadas vanguardistas y no solo, porque desde dentro del flamenco estricto es posible trabajar por lo imposible en estos tiempos, es decir, hacer una tradición posible.
En ese mundo escénico que establece Pepe Torres, donde los movimientos y los silencios son tan expresivos como el marcaje, la introspección y el ritmo, lo que hace el bailaor es invitar al público a “danzar” en los territorios profundos de la esencia jonda a fin de redescubrir el misterio de ser y sentir.
Y cuando parece que está todo acabado, cuando hemos asistido a la creación de un lenguaje propio que hipnotiza y conmueve, asoma el cierre por bulería, en la que Pepe Torres transita entre el ardor y la delicadeza, revelando una poética visual de imágenes que evoca al par que seduce. Cada letra del atrás tiene la réplica de recursos visuales pasmosos, de contratiempos que respiran gitanería por todo el proscenio, mientras que el bailaor va dejando una estela de asombro en un público que, agradecido y arrebatado desde sus sillas, se suma a la fiesta en tanto aplaude con júbilo.
Pepe Torres ha establecido, en consecuencia, el principio de equivalencias del baile gitano, aquel en el que la forma es diferente, pero la sustancia es la misma. Su baile, ejecutado con gran densidad, pero clarificador, sobre todo, no es el de la obviedad, pero sí el del compromiso contraído con Morón de la Frontera.
Con lo antedicho quiero explicar que su baile es la responsabilidad de mantener la identidad individual y colectiva, como si quisiera plantear la compensación de un recuerdo, de un trozo de la memoria familiar, a fin de que no se pierda en la dispersión tan loca de este tiempo. Y al fondo, la complicidad.
Es, en suma, el baile que cuenta una historia que todos pueden interpretar a su manera, según su propia experiencia; que todo lo sugiere y que nada impone, pero que, al dejarte sin respiración, te atrapa e hipnotiza.
Ficha artística
El baile flamenco de Pepe Torres
XXIX Festival de Jerez
Sala Compañía
24 de febrero de 2025
Baile: Pepe Torres
Cante: Manuel Tañé, Manuel de la Nina y Juan Villar Hijo
Guitarra: Paco Iglesias