Caracolillo de Cádiz se aploma en la silla de enea y se transforma. Es un cantaor de una pieza, de los que poco defraudan. Uno de los mejores embajadores del aire gaditano. Enjareta los cantes acordándose de los viejos y lleva La Caleta y a La Perla por bandera, sin dejarse atrás los ecos rancapineros o las cositas de Juanito Villar. Así vino a Sevilla, con su humildad en el pecho, la responsabilidad en los hombros y una espuerta de gracia. Todo ello bañado por salpicones de espuma y puñaítos de sal.
La Peña Flamenca Torres Macarena le abrió las puertas y pisó firme sus maderos. Ofreció un repertorio ortodoxo de cante por derecho. Todo lo que hizo lo hizo bien. Sería injusto decir que correcto, porque entregó su alma «con faltas de ortografía», calentito, y tuvo momentos de arremangarse embistiendo los tercios cuando hubo que apretar. Le hubiera pegao sumar un par de cantes, pero eso se le perdona.
Lo acompañó a la guitarra con presencia y jondura el portuense Paco León. Deleitó con la sensibilidad de sus yemas, colmando de flamencura su toque limpio y puro, sin ostentaciones artificiosas. En su sitio. Como estuvieron las palmas de Edu Gómez y Naim Real, otorgando el basamento del compás.
«Caracolillo dio un buen recital. Y como se conoce la guasa que gastamos a veces los críticos, se me acercó al oído en un abrazo y me dijo: Kiko mío, no me hagas mucha sangre, que me quedan cinco años de hipoteca. Todavía me duelen las quijás y la barriga de reírme»
De Cai, Cai fueron las alegrías, recortás al momento justo y dominando los tiempos. La malagueña pura y mascá, sin abandolaos, mirándose en El Mellizo. Le puso avíos a la seguiriya, abrochándola con los días señalaítos de Santiago y Santa Ana buscándose en las entretelas pa echar los dolores fuera. Y terminó la primera parte con sus tangos caleteros, preñaos de la frescura de El Niño del Mentidero, aunque parezcan paridos de manos ceperianas para el sencillo pujante y pegadizo que encabece la grabación de un disco.
Cuando se canta por soleá de Cádiz no se sale uno del tiesto, se queda en esta bendita tierra. Caracolillo lo sabe y dio un repaso a las variantes de El Mellizo, versión de Aurelio y algunas de Paquirrí, con una de la cuales echó el cerrojo con jinque y trajo a Fernanda de Utrera al recuerdo. En las bulerías rindió honores a El Turronero —injustamente poco recordado—, con guiños a Villar. Las cerró con un fandango toronjero. Y por fandangos precisamente apuntilló la actuación, saliendo por La Paquera pa tirar de Caracol o Chocolate, dedicándole uno sin decirlo a su mujer, la cantaora Susana Romero, presente entre el público.
Dio un buen recital. Y como se conoce la guasa que gastamos a veces los críticos, se me acercó al oído en un abrazo y me dijo: «Kiko mío, no me hagas mucha sangre, que me quedan cinco años de hipoteca». Todavía me duelen las quijás y la barriga de reírme. ¿Se pue tené ma age? Caracolillo, buena sangre la que tienes en el corazón que abres cada vez que te subes al escenario. Por mí no te quedas tú sin un chalé en Sotogrande.
Ficha artística
Recital de Caracolillo de Cádiz
Peña Flamenca Torres Macarena, Sevilla
9 de febrero de 2025
Cante: Caracolillo de Cádiz
Guitarra: Paco León
Palmas: Edu Gómez y Naim Real
Como me suele pasar,
si ya tenía ganas yo de haber ido,
a este especial recital,
cuando uno lee tanto arte,
y tanto saber condensao,
más aún siento habermelo perdido,
pero agradezco lo bien que me lo han contao.