El 25 de febrero el Tablao El Torero, de Madrid, rinde un homenaje al genio del cante gitano Manolo Caracol, dentro del ciclo De Silverio Franconetti a Ramón Montoya, que se viene celebrando desde el pasado noviembre bajo la dirección del crítico e investigador sevillano Manuel Bohórquez Casado. Será con motivo del aniversario de su muerte y hablarán del genio artistas de la talla de María Vargas, Cancanilla de Málaga, su nieta Salomé Pavón, la propia hija de Caracol –la veterana bailaora Manuela Ortega–, el gran aficionado Manuel Herrero Presa y el nieto del artista, Manuel Ortega Baena. El Tablao El Torero, que dirige el bailaor sevillano El Mistela, está en la calle la Cruz, 26, al lado de la Plaza de Santa Ana. Entrada libre hasta completar el aforo, a partir de las 19.30 horas.
En unos tiempos en los que se puede comprar un carné de genio del cante en los chinos, es necesario, primero, decir qué es un genio en cualquier faceta del arte. El genio es el que llega a un arte y ya nada es igual. O sea, Manuel Ortega Juárez, Manolo Caracol, nacido en la Alameda de Hércules en 1909, enfrente de donde ya vivían Arturo, Pastora y Tomás Pavón Cruz. El niño no vino con un pan debajo del brazo, sino una panadería. Tataranieto de El Planeta y de Enrique Ortega Díaz El Gordo, bisnieto de Curro Dulce, emparentado con El Fillo, Tomás el Nitri, Gabriela y Rafael Ortega, e hijo de Manuel Ortega Fernández, Caracol Viejo, Caracolito llegó, se quejó por seguiriyas, saetas y fandangos, y todo cambió. Abrió una época y cerró esa misma época.
«Caracolito llegó, se quejó por seguiriyas, saetas y fandangos, y todo cambió. Abrió una época y cerró esa misma época»
Lo llevó Don Antonio Chacón a Granada en 1922, siendo un niño, porque el maestro de Jerez supo ver que en él había algo más que un niño que quería cantar. Supo ver que era el elegido para representar a toda una dinastía de cantaores, bailaores, bailaoras y toreros: nada menos que la casta de los Ortega de Cádiz mezclada con la del primer astro del cante gitano, el Señor Planeta. Manolo Caracol no le falló al gran Chacón ni defraudó a su casta: se convirtió en un genio del cante, quizás el gran genio, el único genio de verdad que ha tenido el cante jondo, gitano o flamenco.
Medio siglo mandando en el cante, cuando había muchos mandones: Pastora, Marchena, Vallejo, Valderrama o Mairena. Un genio que lo mismo brilló como nadie en un cuarto de la Alameda sevillana que en un suntuoso teatro de Madrid. El día 24 de febrero se cumplen cincuenta y dos años de su trágica muerte en la carretera de La Coruña. Con él se fue solo su cuerpo, porque su arte, que sigue vivo entre nosotros como una flor silvestre, nunca morirá.