A partir del 5 de noviembre comienza en Madrid el ciclo flamenco De Silverio Franconetti a Ramón Montoya, dirigido y coordinado por el reconocido periodista, investigador y crítico flamenco Manuel Bohórquez (Arahal, Sevilla, 1958). Unas jornadas que tendrán lugar en la Sala Torero y que se podrán disfrutar desde ese mismo mes hasta junio de 2025. Una gran oportunidad para todo madrileño, residente en Madrid o incluso turista de paso que quiera aprender y profundizar en el papel que la capital tiene en la historia del flamenco, además de poder toparse con una parte de aquellas personalidades que lo han erigido. Testigos fiables que desarrollan la historia desde su propia experiencia. «Soy un defensor del flamenco en esta ciudad, no entiendo este arte sin Madrid», dice Bohórquez.
– ¿Quién es Manuel Bohórquez?
– Un hombre enamorado del flamenco que lleva medio siglo disfrutando de este arte y luchando por él. Que ha fundado peñas y festivales. Que ha publicado doce libros y decenas de miles de artículos. Que ha trabajado en la radio y la televisión y que se va a morir escribiendo sobre este arte. Lo siento por quienes quieren que me retire del todo, pero me veo escribiendo con un siglo de vida, aunque sea en la cama. Por amor y por necesidad.
– ¿En qué consiste el ciclo flamenco De Silverio Franconetti a Ramón Montoya, que se va a poder disfrutar en Madrid entre noviembre de este año y junio del siguiente?
– Es un ciclo de entrevistas para analizar los dos siglos de flamenco en Madrid, en el que tendré una conversación de hora y media con flamencólogos como Romualdo Molina, José Manuel Gamboa, Carlos Martín Ballester o Pablo San Nicasio, entre otros, y artistas como Merche Esmeralda, Serranito, Sandra Carrasco, Paco del Pozo, El Mistela, Cancanilla de Málaga y un largo etcétera. Vamos a analizar la época primitiva, la de los cafés y también la mejor, creo, que fue la de los tablaos. Nunca se había hecho algo así en Madrid. Es un ciclo modesto, sin apenas presupuesto, pero lo haremos bien. Como no podía ser menos, lo organiza el Tablao El Torero, cuyo director es El Mistela, el gran bailaor sevillano.
– ¿Qué le inspira este tablao?
– El Torero es un tablao con sabor y reconocido prestigio que está al lado de la Plaza de Santa Ana, donde se movió el flamenco durante décadas. Cada vez que voy me paseo por esa zona y aún huele a arte. Veo a Don Antonio Chacón y a Ramón Montoya en sus tabernas. Madrid debería explotar su historia flamenca, en el buen sentido. Todo no es negocio, el flamenco es cultura y hay que recordar a los que crearon esta maravilla. Que lo tenga que hacer un tablao, que se supone que es un negocio, da una idea de cómo está la cosa. El Torero es el único tablao de España que apuesta por la cultura flamenca con sus Martes Culturales. No me consta que lo haga ningún otro tablao.
«Es un ciclo de entrevistas para analizar los dos siglos de flamenco en Madrid, en el que tendré una conversación de hora y media con flamencólogos como Romualdo Molina, José Manuel Gamboa, Carlos Martín Ballester o Pablo San Nicasio, y artistas como Merche Esmeralda, Serranito, Sandra Carrasco, Paco del Pozo, El Mistela, Cancanilla de Málaga…»
– ¿Han recibido ayuda económica de alguna institución?
– No hemos pedido nada. Lo financia El Torero. Aunque tengo que aclarar que los invitados tampoco lo han pedido y vienen de manera desinteresada. Saben que de alguna manera es un reconocimiento a ellos mismos. Hemos invitado a la Comunidad de Madrid, pero hasta el momento no hemos recibido contestación alguna. Me encantaría poder entrevistar a Isabel Díaz Ayuso, por cierto.
– ¿Por qué de Silverio Franconetti a Ramón Montoya?
– Porque Silverio fue un artista decisivo en la llegada del flamenco a la Villa y Corte. Y porque Don Ramón Montoya es la gran figura del flamenco en la capital de España. Nació aquí y es lo más grande que ha dado Madrid desde el punto de vista flamenco. Debería tener un monumento por su aportación a la guitarra. También hablaremos un mes, seguramente en primavera, sobre Madrid y la guitarra flamenca.
– ¿A quiénes va dirigida esta iniciativa?
– A todo el que quiera asistir, que además es gratis. Lo mismo puede ir un madrileño que un holandés o un murciano que ande por aquí. Lo vamos a pasar bien, seguro. Llevo cuarenta años investigando y siempre suelo aportar cosas novedosas. Pero le recuerdo que hablarán sobre todo los invitados.
«Cuando en Sevilla, mi tierra, aún teníamos ciertos prejuicios con el flamenco, en Madrid le abrían los teatros a Silverio, Paco el Sevillano, Juan Breva o el Canario de Álora. La prensa nos trataba regular y en algún periódico nos tildaban de plaga flamenca, pero sin Madrid nada hubiera sido posible»
– ¿Espera que los aficionados y los artistas de Madrid acudan?
– El local es pequeño y no sabemos cómo responderán. Nos vamos a volcar igual. Ojalá tengamos que utilizar el sótano donde caben setenta y tantas personas. Estamos ilusionados y queremos que todo salga bien para hacer otros ciclos. Creo que Madrid y el flamenco lo están demandando.
– Hace poco decía Ayuso, la presidenta de la Comunidad, que Madrid es la capital del flamenco. ¿Cree que esta afirmación puede crispar a otras comunidades, como por ejemplo la andaluza?
– Madrid es la capital de España y una de las ciudades más importantes del mundo. Es, por tanto, la capital de casi todo. Sin esta ciudad no podríamos entender la historia del flamenco. Cuando en Sevilla, mi tierra, aún teníamos ciertos prejuicios con el flamenco, en Madrid le abrían los teatros a Silverio, Paco el Sevillano, Juan Breva o el Canario de Álora. La prensa nos trataba regular y en algún periódico nos tildaban de plaga flamenca, pero sin Madrid nada hubiera sido posible. La capital del flamenco y la cuna es Sevilla, pero durante décadas lo fue esta ciudad. Como andaluz, le agradezco a la señora Ayuso su apoyo al flamenco y que estime tanto este arte como para decir lo que dijo. No dijo ninguna tontería, por cierto. Como el movimiento se demuestra andando, que apoye este ciclo y a los artistas de Madrid.
– ¿Qué relación tiene Manuel Bohórquez con la capital?
– La relación de un profesional de la crítica flamenca con Madrid es algo que tiene que verse tan normal como la que pueden tener un torero o un actor de teatro. Hace cuarenta años que vine la primera vez a una entrevista en Televisión Española, y he venido durante todos estos años a dar conferencias, ver estrenos de espectáculos o asistir a presentaciones de discos o libros. También he venido por placer o por amor, a ver exposiciones o a comer y ver monumentos.
«Ni una bomba nuclear como Madrid de grande acabaría con los flamencos. Son inmortales. Han soportado epidemias, guerras, revoluciones, dictaduras… El flamenco muda la piel, como las serpientes, pero no morirá nunca. Los cambios no nos gustan a veces, pero el arte cambia constantemente. Lo que hace cien años era vanguardia, hoy es clásico»
– ¿Por qué cree que se genera debate sobre Madrid y la capitalidad del flamenco?
– El flamenco es el arte de los debates, ¿no? Lo debatimos todo y esto no es malo. ¿Es un arte gitano o no? ¿Es andaluz o netamente español? Es también un arte polémico. Siempre estamos con la garrota, algo por otra parte muy español. Quizá esto lo mantenga vivo. Debatir no es malo. Lo que es malo es no decir nada.
– Ciertos periódicos de Madrid también rechazaron en su momento lo andaluz y lo flamenco. ¿Por qué ese enfrentamiento entre Madrid y Andalucía?
– En realidad el antiflamenquismo es algo nacional, no solo de Madrid. Todavía existe, aunque le parezca raro a estas alturas. Hay españoles que detestan este arte. Incluso gobernantes. En Andalucía y en Madrid. Hasta hace pocos años, el flamenco estaba prohibido en determinados teatros andaluces y madrileños. Pensaban que era algo sin categoría, de baja estofa. En la televisión pública andaluza, por ejemplo, tratan mucho mejor los toros que el flamenco. Dan corridas en directo casi todas las semanas. Lo del flamenco lo resuelven con refritos insoportables, cansinos, además a horas nada apropiadas, cuando nadie ve la tele.
– El primer día, el invitado será Romualdo Molina. ¿Es una figura clave del flamenco en la capital?
– Estará también el periodista Pablo San Nicasio, del portal Chalaúra. Romualdo Molina Muñiz es un sevillano que lleva más de la mitad de su vida en Madrid. El flamenco en Televisión Española no se podría entender sin él. Le debemos programas inolvidables. Es un testigo fiable por su buena memoria. Tiene más de noventa años, pero está estupendamente de la cabeza y dará juego, porque además es un hombre claro y nada tendencioso. Ha escrito buenos libros de flamenco y copla. O sea, es un personaje y sabe casi más que nadie sobre este arte y su relación con Madrid.
«El Torero es un tablao con sabor y reconocido prestigio que está al lado de la Plaza de Santa Ana, donde se movió el flamenco durante décadas. Cada vez que voy me paseo por esa zona y aún huele a arte. Veo a Don Antonio Chacón y a Ramón Montoya en sus tabernas»
– Es un ciclo largo… ¿Qué más nos vamos a encontrar durante los próximos ocho meses?
– En enero hablaremos de Chacón y en febrero de Manolo Caracol y Los Canasteros, aprovechando las efemérides de sus muertes. Para hablar de tablaos como El Corral de la Morería o Las Brujas, era imprescindible que estuvieran Merche Esmeralda y Serranito, por ejemplo. Vamos a intentar que estén también Blanca del Rey y otros empresarios.
– ¿Qué piensa sobre el futuro del flamenco?
– Que hay futuro. Siempre lo hubo. Ni una bomba nuclear como Madrid de grande acabaría con los flamencos. Son inmortales. Han soportado epidemias, guerras, revoluciones, dictaduras… El flamenco muda la piel, como las serpientes, pero no morirá nunca. Los cambios no nos gustan a veces, pero el arte cambia constantemente. Lo que hace cien años era vanguardia, hoy es clásico.
– Por último, ¿qué espera del Madrid flamenco?
– Todo. Soy un enamorado de Madrid y un defensor del flamenco en esta ciudad. No entiendo este arte sin Madrid. ¡Viva Madrid, que es la Corte! Y Andalucía entera.