Seguimos con esta propuesta de reflexión sobre las versiones flamencas de poetas cultos, de poemas de autor. Ya vimos la dificultad terminológica, así como aspectos como el mutuo beneficio musical y literario o cuándo surgen y se incrementan. Ahora abordo mi humilde respuesta, aspectos como si hay más artistas hombres que mujeres haciendo estas versiones, la posible influencia de la etnia de los mismos, formas métricas predominantes, adscripción de los poetas a etapas literarias, lenguas y géneros literarios, etc. Usamos el método de pregunta y respuesta. No se lo pierdan.
¿Hay más artistas hombres que mujeres?
Hay hombres y mujeres. Más hombres, sobre todo en años anteriores al siglo XXI, por haber más machismo en el flamenco y en toda la sociedad, a pesar de haber grandes nombres de mujer en su historia. Después, las mujeres artistas han ganado protagonismo, a veces reivindicando poemas de mujeres poetas, como Antonia Contreras en su disco Singular femenino, Rocío Márquez con Santa Teresa y otras actuales como Isabel Escudero, Angelita Montoya en el CD Versos olvidados de 2017 con Concha Méndez y otras, etc.
¿Influye la etnia del artista?
Florian Homann escribe, en su estupendo libro Cante flamenco y memoria cultural, citando a Carmen González, en torno a Miguel Hernández: «Con mucha cautela de no caer en estereotipaciones, se puede observar la tendencia de que los poemas de Hernández son cantados con más frecuencia por cantaores de etnia no gitana, mientras que Lorca queda perpetuado en gran medida por cantaores gitanos, recordando ante todo la labor poética del Romancero gitano. De nuevo, en el caso hernandiano, estamos ante la actividad algo más política, empleando un tipo específico de poesía de autor, de cantaores no gitanos como Manuel Gerena o Enrique Morente que siguen en este aspecto la actitud comprometida de un José Menese, por ejemplo».
Y en el caso de Lorca, los gitanos sí que sienten predilección, como demuestran tantas versiones, muchas recogidas en el CD doble Los gitanos cantan a Lorca, de 1994 y 1996, con Camarón, Pata Negra, Lole y Manuel, Diego Carrasco, Manzanita, Esperanza Fernández, Remedios Amaya y La Barbería del Sur.
¿Predominan las versiones de formas métricas y estróficas más cercanas a las del flamenco y la poesía tradicional? ¿Solo se recuerdan poemas más flamencos o populares de los autores, hay predilección o rechazo a determinadas etapas o temáticas?
Quizá sí por pura lógica y comodidad, pero no siempre, pues hay sonetos, verso libre, etc.
Homann –2021:422– escribe en su libro que en el caso de Miguel Hernández los cantaores no quieren recordar en primer lugar a la actividad flamenca de Hernández, al asistir a juergas y contribuir incluso nuevas coplas, sino a su actitud política por la que se ha hecho conocido. Rehumanizando la poesía, se ha convertido gracias a esta actitud en una verdadera figura del recuerdo y en un símbolo de la resistencia antifranquista. Las letras flamencas suyas, al no haber sido entonadas por muchos cantaores más que un amigo del poeta, no han llegado realmente a la memoria flamenca.
Insiste, ahora sobre Juan Ramón Jiménez –2021:455–: «En correlación con las características generales de las letras flamencas, hay un claro predominio de las creaciones de la temprana etapa sensitiva, de creación más relacionada con la poesía de tipo popular, entre 1898 y 1913, subdividida en una primera etapa hasta 1908».
¿Solo poetas de aire y formas más populares, incluso cercanas al flamenco –Villalón, neopopularistas…–?
No siempre. Hay casos como el de Góngora –Manzanita en 1988, Diego Carrasco en 1991, Menese en 2005, Morente en 2007…–, Rubén Darío – Vicente Soto en 2000–, Pedro Salinas, Vicente Aleixandre, Cernuda, Gil de Biedma, Joan Margarit…
¿Se versiona a autores de épocas más recientes, siglo XX sobre todo?
Hay de todas las etapas literarias históricas. Muchos del siglo XX, pero también del XIX –Bécquer sobre todo– e incluso anteriores, Inb Al Arabi –Curro Piñana en 1998–, Al-Mutamid –Morente en 1983–, Juan del Encina –Morente en 1991–, del Siglo de Oro o siglos de oro XVI y XVII, como Santa Teresa, Cervantes, Lope de Vega y Quevedo –los cuatro por Menese y Laura Vital en 2005–, San Juan de la Cruz –Morente espléndido–, etc.
En cuanto al formato, ¿solo en verso? ¿Y solo el género de la lírica?
Por lógica y necesidad, lo que abunda más es el verso, con diferencia, y el género de la lírica. Pero también hay versiones de textos en prosa: carta de Cervantes –Enrique Morente–, Lebrijano a Saramago, Platero y yo –aunque es más lírica–, obras de dramaturgos como Lorca o Moliére, Tirso de Molina, Calderón de la Barca o, si queremos, La Celestina–, ensayo como Eduardo Galeano –obra A Galeano, 2017, de Rycardo Moreno, inspirada en la obra El libro de los abrazos, con el cante de Sandra Carrasco y el acordeón de Joao Frade e instrumentos de Poti Trujillo…–.
¿Solo poetas en lengua castellana?
Obviamente, casi todos, pero hay excepciones: Vicento Soto a Pessoa –portugués–, Jesús Heredia a los poetas catalanes, Li Po, Lenin –Manuel Romero–, poetas arabigoandaluces, sefarditas –Exodus, último disco de Vicente Gelo, Tino van der Sman y Chupete…–, etc. Fraskito, en Leche Negra, de 2018, ofrece su primer trabajo íntegro de composiciones originales realizadas con obras de Zygmunt Bauman –filósofo polacobritánico, 1925-2017–, Paul Celan –poeta rumano, 1920-1970– o Donato N’Dongo –escritor y poeta ecuatoguineano de 1950, postulado al premio Princesa de Asturias–, entre otros.
Son versiones cantadas, eso sí, en español, salvo algún caso, como cuando se usa alguna expresión en árabe, por ejemplo.
Homann se suma al concepto de identidad cultural hispánica, que se entiende aquí como una interpretación actualizada con la integración de múltiples grupos sociales periféricos.
¿Qué fórmula se emplea?
Hay posibilidades varias en un mismo trabajo o disco: un solo autor a un solo poeta, por completo o gran parte –Tina Pavón o Rocío Márquez a Juan Ramón Jiménez, Calixto a Antonio Machado, Diego Clavel a Gerardo Diego, Miguel Poveda a Lorca en Enlorquecido…–, un solo autor a varios poetas –Morente en varios discos, Antonia Contreras en su último disco a varias poetas, Calixto Sánchez en De la lírica al cante, Alfredo Arrebola en Luna del 27…–, dos o más autores a un solo poeta –disco colectivo a Juan Ramón Jiménez de la Diputación de Huelva, centrado en Platero y yo…–, dos o más autores a varios poetas, etc.
¿Se toma el poema completo o por fragmentos? ¿Se adapta o cambia?
Según el tiempo de que se disponga o el gusto personal y la intención, puede darse el poema completo, o parte de él si es muy largo, si hay parte que no interesa, etc.
Florian –2021:419– escribe sobre El Cabrero y el soneto «La lluvia», ya destacado en el anterior artículo y una de mis versiones preferidas, que las muy ligeras modificaciones consisten en la adición de la y al segundo verso y en la repetición de la segunda parte del último verso «no, no ha muerto», sirviendo de remate musical.
Veamos el texto del soneto citado y el enlace al cante, en directo en Paradas, en 2012, con la guitarra de Rafael Rodríguez:
Bruscamente la tarde se ha aclarado
porque ya cae la lluvia minuciosa.
Cae o cayó. La lluvia es una cosa
que sin duda sucede en el pasado.
Quien la oye caer ha recobrado
el tiempo en que la suerte venturo
sale reveló una flor llamada rosa
y el curioso color del colorado.
Esta lluvia que ciega los cristales
alegrará en perdidos arrabales
las negras uvas de una parra en cierto
patio que ya no existe. La mojada
tarde me trae la voz, la voz deseada,
de mi padre que vuelve y que no ha muerto.
Pero es frecuente que el artista suprima algunas partes del texto original. El cantautor Romero San Juan presenta una versión flamenca por solea por bulerías en su álbum Pausatiempo –2000–, en la que emplea los primeros dos versos como estribillo, como nos recuerda González Sánchez –2016:183–, y también suprime cinco estrofas. Asimismo, que en Ni el oro ni la plata –2004–, Nanas de la cebolla, Lole Montoya recita sin omisiones los primeros 42 versos del poema, repitiendo los versos 7, 26, 29 y 30; y prescinde a continuación de las siguientes tres estrofas para terminar sus nanas con la décima seguidilla, omitiendo por completo las últimas dos estrofas.
Florian nos dice, extrañado, que la única estrofa de Nanas de la cebolla que jamás ha entonado algún flamenco es esta, así que a ver si se animan:
La carne aleteante,
súbito el párpado,
y el niño como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!
¿Solo se hacen versiones para el cante? ¿Qué hay del baile o de la guitarra u otros instrumentos?
Lógicamente, es el cante el principal protagonista, pero también hay homenajes de la guitarra e incluso otros instrumentos en discos o espectáculos con o sin cante, y espectáculos de baile que son también recreaciones y homenajes inspirados en poemas y poetas.
De guitarra, con o sin cante: Manuel Cano y Serranito, disco Tensión de sonoridades para dos guitarras flamencas. Canciones de García Lorca, 1967; Manolo Sanlúcar en Locura de brisa y trino -con Carmen Linares-; Paco de Lucía ofreció un disco a Lorca, Doce canciones de García Lorca para guitarra; Juan Habichuela, CD 8 abrazos para Lorca, 2023…
De baile: la bailaora Lucero Tena ofrece sus castañuelas y su baile en Lucero Tena y el mundo de García Lorca; la compañía flamenca de Carmen Cortés estrenó en 2004 el espectáculo La Celestina; el bailaor Javier Barón, en 2002, estrena Dime, sobre Lorca; María Pagés en varios espectáculos; Patricia Guerrero su Mariana Pineda en la Bienal de Sevilla de 2024, etc. También, claro, pueden aparecer otros instrumentos, algo usual hoy y que ya vienen de los años del nuevo flamenco del siglo pasado.
¿Es importante el papel de la guitarra en estas versiones?
Generalmente, mucho, pues al ser poemas no estrictamente flamencos hay que adaptar la letra a la música, o viceversa, y en esto, como en otros procesos del mismo flamenco, la guitarra guía, acompaña, crea, recrea también. Cantaores y guitarristas se esfuerzan, a la vez, por hacer versiones convincentes.
¿Quiénes son los más versionados?
Aparte de Manuel Machado, que lo es más bien por su poesía totalmente apta parta el flamenco, por sus letras, digamos, vemos frecuentemente a Lorca, Antonio Machado, Miguel Hernández, y, en menor medida, Bécquer, Juan Ramón Jiménez o Alberti, entre otros…
Aquí el texto y la versión de La aurora de Nueva York de Lorca que hace Morente con la guitarra de Vicente Amigo en el CD Omega. En este caso, en este enlace a YouTube, en directo, último concierto de Enrique Morente el 23 de noviembre de 2010 en El Molino –BCN–, acompañado por David e Israel Cerreduela –guitarras– y José M. Ruiz Moto Bandolero –percusión–.
La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.
La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.
La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.
Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraíso ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.
La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.
¿Qué artistas han ofrecido más versiones?
Podríamos destacar a varios nombres, cada uno, por supuesto, con sus peculiaridades y personalidad en todos los aspectos: Alfredo Arrebola quizá el que más, aunque no sea tan conocido ni él ni sus versiones. Podrían seguirle algunos como Vicente Soto o Enrique Morente –el más reconocido y con más éxito de algunas de sus versiones– y luego un conjunto de artistas como Carmen Linares, Calixto Sánchez, Esperanza Fernández y muchos más.
Vemos el texto de El viaje definitivo, de Juan Ramón Jiménez, quizá mi poema preferido, y enlace a la versión de Carmen Linares.
… Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y con su pozo blanco.
Todas las tardes, el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.
Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu errará nostáljico…
Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido…
Y se quedarán los pájaros cantando.
¿Puede tradicionalizarse el texto, perdiéndose la percepción de su autoría tan marcada, de su clara procedencia? ¿Hay, digamos, grandes éxitos, temas emblemáticos que llegan a ser cantados por otros?
Florian –2021:418– escribe: «Si se trata de poemas de autores más conocidos, en cierta manera canónicos para la literatura hispánica, no suele pasar el fenómeno de que se anonimice la autoría por completo. La ejecución del texto en un palo flamenco suele rendir homenaje en este caso excepcional más bien al autor del soporte literario, en vez de al supuesto creador del estilo musical flamenco en el que se canta el poema».
En cuanto al éxito y eco en otros poetas, creo que hay algunos modelos o versiones realmente exitosas. Tampoco muchos, pero algunos: Los cuatro muleros de Lorca que cantó Pepe Marchena, el soneto por bulerías La lluvia de Borges por El Cabrero, La aurora de Nueva York de Lorca o Aunque es de noche de san Juan de la Cruz por Morente, las alegrías basadas en textos de Alberti que canta Calixto Sánchez en el disco De la lírica al cante, etc.
¿Echo de menos versiones de algún poeta?
La lista de los versionados es francamente larga, sobre todo desde las últimas décadas, y sigue creciendo por fortuna. De todas formas, personalmente quizá echo de menos presencia o más presencia de poetas como Ángel González, Gloria Fuertes, Eloy Sánchez Rosillo, Javier Salvago, Juan Peña… Y ustedes echarán de menos a muchos otros. Lo curioso es que algunos grandes poetas y a la vez letristas e investigadores y divulgadores del flamenco, como Antonio Murciano, Fernando Quiñones, Caballero Bonald, Ricardo Molina o Manuel Ríos Ruiz, aparecen como letristas, pero con poemas versionados, poemas no destinados al cante, no aparecen o aparecen muy poco, casi de forma testimonial, tal vez porque ya lo hacen precisamente con sus letras para el cante. Extraña que no aparezcan o apenas lo hagan otros que, por su impronta bien neopopularista o bien de poesía y/o significación de denuncia social, sería más previsible que lo hicieran, como José María Pemán, Gabriel Celaya, Pablo Neruda, etc.
¿Qué balance podemos hacer o a qué conclusión llegamos?
Hemos visto que se trata de una simbiosis o mutua interrelación o beneficio e influencia, así como que hay grandes aciertos, aunque no todo es una maravilla. Existen muchas dificultades en algunos casos. Hay versiones u homenajes no solo en el cante, sino en el toque y en el baile. La lista de artistas que versionan es amplia, así como la de autores versionados, y es un fenómeno que va a más en el siglo XXI, donde tanto el número de intérpretes femeninas como el de poetas versionadas ha aumentado. Las versiones flamencas que hemos comentado es un ejemplo vivo y magnífico de la capacidad artística del flamenco y de los flamencos, de la unión de tradición y modernidad, de que el arte flamenco ni siquiera en el cante es algo estático, sino dinámico, abierto, universal.
Os dejo alguna bibliografía sobre este asunto y espero que este tema de las versiones de poetas cultos os interese tanto como a mí:
– Cárdenas, José C., blog canción y poema, https://cancionypoema.blogspot.com/
– Gelardo Navarro, José, Miguel Hernández y el flamenco. Sabor a tierra, Sevilla, Signatura Ediciones, 2011.
– González Sánchez, Carmen, La recepción de Miguel Hernández en la música flamenca, tesis doctoral de 2016, inédita.
– Gutiérrez Quesada, Balbino, «Enrique Morente: paradigma de creatividad y libertad
artísticas», Revista de investigación sobre flamenco La madrugá, núm. 7, 2012.
-Homann, Florian, Cante flamenco y memoria cultural, Iberoamericana / Vervuert, Madrid / Frankfurt am Main, 2021.
– Pérez González, Rosalía, «Poesía clásica viva en el flamenco: el ‘Romance del Amargo’ de García Lorca y Camarón», Revista de Lenguas Modernas, núm. 19, 2013, pp. 591-600.
-Puente Pérez, Ángel Ricardo, blog Antología poética multimedia, https://antologiapoeticamultimedia.blogspot.com/
-Vadillo, Juan, «Flamenco canta poesía», Sinfonía Virtual: Revista de Música Clásica y Reflexión Musical, núm. 46, 2024, pp. 1-13.