Hace poco el jerezano Jesús López ha sido reelegido presidente de la Federación de Peñas Flamencas de Jerez, una agrupación que representa doce entidades flamencas en total. Hoy estamos reunidos con él para que nos explique algo de las funciones, obligaciones y objetivos de esta organización, y la importancia de las peñas.
– Jesús, ¿cómo empezó tu vinculación con el mundo flamenco?
– Yo me crié en la Plazuela (Barrio de San Miguel) y desde pequeño escuchaba cantaores en los bares del Barrio y en especial el Bar Cantábrico de la Calle Pañuelos. Por allí pasaba lo mejor de entonces hará unos 55 años, al igual que más tarde en el Volapié de la Barriada la Asunción. Vivía en una casa de vecinos de entonces, donde crecieron por ejemplo José de los Camarones, el Mijita y alguno más. Más tarde en otra casa de enfrente vivía Manuel Moneo con todos sus hijos. A la espalda estaban la calle Acebuche y la Calle Álamos, donde vivieron grandes cantaores, aunque yo allí no tuve mucho contacto. Ya de mayor iba a las peñas del barrio, siendo una de ellas la Peña El Garbanzo hoy desaparecida, Los Cernícalos, la peña más antigua de Cádiz y donde pasé muy buenos ratos, con buenos socios y aficionados. También pertenecí a la Peña Fernando Terremoto, donde fui miembro de la junta directiva unos años.
«Las peñas flamencas no han perdido relevancia. De hecho, son la relación más directa, íntima y cercana con el artista»
– Se escucha hablar de la pérdida de relevancia de las peñas flamencas. ¿Qué opinas al respecto?
– Las peñas flamencas no han perdido relevancia. De hecho, son la relación más directa, íntima y cercana con el artista. Cuando se constituyeron y registraron las primeras peñas flamencas hace más de cincuenta años, empezaron con un pequeño grupo de aficionados y con un espacio pequeño. Hoy día están más extendidas por toda la geografía, algunas siguen en espacios pequeños y otras tienen una sede bastante amplia, todo ello en función del número de socios y que puedan completar el aforo. Todas ofrecen recitales en mayor o menor medida dependiendo de la fuente de ingresos por el número de socios. Las pequeñas localidades o pueblos están más limitadas, aunque no dejan de ejercer su función. Hay que reconocer que muchos de estos lugares son más bien bares, pero no por ello dejan de ser sitios de encuentros.

– ¿Cuáles son los objetivos de la Federación de Peñas Flamencas de Jerez?
– En primer lugar, mantener unidas a las doce peñas que la conforman y ofrecerles la ayuda necesaria. Mantener una colaboración con las instituciones públicas, obtener financiación para poder ofrecer más recitales, para promocionar y difundir el flamenco a través de la figura principal que son los artistas del cante el baile y la guitarra. Un ejemplo de colaboración es con Fundarte (Teatro Villamarta) durante el Festival de Jerez y nuestro Ciclo de Peña en Peña. En verano, con los Viernes Flamencos, somos un apoyo importante de su programación.
«Hay grandes festivales flamencos en España apoyados por instituciones públicas como el Festival Internacional del cante de la Minas o La Bienal de Sevilla, y todos ellos sin los recursos públicos no serían viables ni posibles. Independientemente, tenemos un gran problema, y es que los españoles no estamos acostumbrados a pagar por la cultura»
– Aficionados jóvenes o de mediana edad se quejan de la avanzada edad de los socios y de la intolerancia hacia las nuevas tendencias. ¿Cómo se puede acomodar la diversidad de gustos?
– Y no les falta razón, pero precisamente son ellos los que tienen que aportar y e implicarse en hacerse socios de la peña que ellos estimen más de sus gustos. Porque dentro de ellas es como se puede avanzar y generar un cambio generacional en introducir las nuevas tendencias, combinar lo viejo y de raíz con lo nuevo. La base siempre va a estar ahí, ya que de esa fuente siempre se beberá.
– ¿Consideras que el flamenco está suficientemente apoyado por las instituciones públicas?
– Hoy día las instituciones públicas están apoyando el flamenco, dado que es patrimonio cultural y marca España. El problema es que aquellos que están en nómina de las instituciones y dirigen la cultura no son profesionales, como en otros sectores, y lo dejan en manos de personas que no saben distribuir eficientemente los recursos. Hay grandes festivales flamencos en España apoyados por instituciones públicas como el Festival Internacional del cante de la Minas o La Bienal de Sevilla, y todos ellos sin los recursos públicos no serían viables ni posibles. Independientemente, tenemos un gran problema, y es que los españoles no estamos acostumbrados a pagar por la cultura.