La noche del sábado 22 de febrero de 2025 queda ya grabada en los anales de Torres Macarena como una noche mítica de cante jondo. En la programación, una jovencita que aún es desconocida para demasiadas personas que llenan el aforo de la Peña. Es la primera vez que Consuelo se sube a este escenario que ha sido testigo de tanto arte, no a Sevilla, que ya lo había hecho antes, por ejemplo con su actuación en la Peña El Chozas, que también fue para rememorar. Aún con el alma estremecida y mi gusto tan colmao, me enfrento a explicarles con palabras lo que aconteció ayer.
Sólo dos sillas en el escenario. Consuelo Haldón viene acompañada por el magnífico guitarrista Antonio Carrión, el que ha tocado para lo más grande que ha dado la historia del flamenco desde la segunda mitad del siglo XX hasta nuestros días, y lo que le queda. Toma su silla de la mano y Carrión comienza a templar su guitarra para darle el tono. Consuelo inicia su actuación desde los fondos más profundos de la toná, con su voz perfecta, con una afinación sin error, una colocación de la voz sorprendente, dominando bajos, medios y altos con naturalidad y fuerza. Y ese respeto a las raíces que todo artista tiene que mostrar. Es tan joven (Paymogo, 2007) y a la vez es tan madura que sorprende su actitud. El primer cante ya ha despertado la afición que el público siente en sus entrañas y le regalan aplausos y oles. Las miradas se entrecruzan entre los asistentes. ¿Qué está pasando? Pues nada más acaba de empezar.
Un breve saludo para agradecer a la directiva de Torres Macarena que le hayan ofrecido la oportunidad de cantar esta noche. Habla poco, no necesita más. Las gracias se las tenemos que dar a ella por haber venido a regalarnos su arte. Y prosigue por cantiñas con el mirabrás, alegrías, las cantiñas de Pinini… para llenar de aromas de Cádiz el espacio con ese compás salinero que nos quita todas las duquelas. Consuelo juega con nuestros sentimientos sin darse cuenta que ya nos tiene en su mano.
Por soleá, entra de lleno en el misterio más grande del cante. Esa capacidad de transmisión que le nace de sus adentros, esa forma natural de sentir los cantes, todos, sin artificios, mostrando su cara y su cuerpo entero el estremecimiento que contienen las letras. ¿Cómo es posible esto? Es que hay cosas que no tienen explicación. Consuelo Haldón tiene el don, lo trae desde la cuna y tiene la gran suerte de poder expresarlo.
Al laíto de mi mare
le cuento yo mis penas
que no se las cuento a nadie.
La niña, porque todavía lo es, viene acompañada por los puntales que están formando su camino con sabiduría e inteligencia. Las cosas en su justa medida. Juan y Charo, sus padres, que crearon este diamante para el Flamenco. Y su maestro tutor y guía Manolo Sierra. Con su conocimiento y su honestidad infinita están tallando todas las facetas de esta Cantaora, en mayúsculas.
Embelesados por los magníficos cantes por soleá, Consuelo se sumerge en la preciosísima lírica de la malagueña grande del Canario, con remate abandolao. Qué dominio de los bajos, qué tercios tan bien medidos y qué manera de mecer nuestros sentidos.
La fuente
la malagueña es la fuente
que a tu cante dio grandeza
y orgullo para tu gente
porque tiene la pureza
y un dejillo diferente.
«Por soleá, entra de lleno en el misterio más grande del cante. Esa capacidad de transmisión que le nace de sus adentros, esa forma natural de sentir los cantes, todos, sin artificios, mostrando su cara y su cuerpo entero el estremecimiento que contienen las letras. Consuelo Haldón tiene el don, lo trae desde la cuna y tiene la gran suerte de poder expresarlo»
Y para finalizar, esta primera parte, sin dejarnos recobrar el resuello, nos arrea en el corazón por tientos tangos. Ole la finura y la exquisita presencia de esta cantaora que ha nacido para engrandecer los cantes. Los puntales de Torres Macarena están estremecidos, Pastora se remueve en las fotos que flanquean el escenario. Casi me parece oír sus jaleos para esta niña que le sigue los pasos buscando reverenciar su recuerdo.
El público está entusiasmado. “¿Dónde has escarbao para encontrar a esta niña?”. En la juventud, ahí es donde está escondío lo que está por venir en el Flamenco. Cinco cantes grandes en la primera parte. Un descansito para que podamos digerir lo que acabamos de disfrutar.
Principia la segunda parte. Sin aviso, porque Consuelo es de las que anuncia qué palo va a cantar, por seguiriyas. Nos latiguea un estremecimiento en la espalda, los vellos de punta. No se puede decir más con tan pocas palabritas.
Con qué fatigas
yo llamo a mi mare
y no me responde.
Dile a mi hermano
que me escriba cartas
que con saber
que todavía está vivo
me sobra y me basta.
Sin miedo alguno, con toda la valentía, se sumerge en los abismos de la petenera para llamar con súplica a quien remedie sus dolores. La grande y la chica. Porque ella quisiera renegar de este mundo por entero con aquel sabor que le diera La niña de los Peines a este cante tan hermoso como despreciado por muchas criaturas temerosas. Consuelo Haldón lo coje en su garganta sin miedo alguno.
¿Y ahora qué? ¡Madre mía, qué noche llevamos! Un paseíto por las minas de la Unión con un repertorio por los cantes de Levante que quitan el hipo, desde la minera hasta el taranto pasando por Cartagena.
Ay Dios mío,
me van a hacer barrenero
de las minas de la Unión
y entre t’os mis compañeros
ay, me van a regalar un farol
porque no tengo dinero.
Para nuestro pesar, ya hay que terminar este recital de grandísimo formato, tan bien estructurado, tan bien escogidas las letras, los cantes en un orden tan perfecto, que sólo cabe acordarse de su tierra y cantar por fandangos, para dejar en la boca de los asistentes un fandango valiente en honor de la Peña Torres Macarena.
No, no me he olvidado de la sensación musical con la guitarra de Antonio Carrión. Una comunión tan grande se vivió entre los dos artistas que las manos de Carrión dejaron volar mil y una de las falsetas más preciosas de este gran guitarrista. Ese mano a mano de belleza entre la música y la voz, la voz y la música, que se fueron regalando los dos mutuamente para llevar los cantes a las más altas esferas de la perfección. ¿Es posible que sólo hayan coincidido tres o cuatro veces y que no hayan ensayado? Así es la magia del Flamenco, cuando hay lo que tiene que haber.
Pensarán que soy exagerada y ojanera. Y lo entiendo. Nada más lejos de mi intención. Pero todo un público al completo no podemos estar equivocados. Hagan por ir a escucharla. Este diamante de Paymogo, Consuelo Haldón, merece los más altos escenarios.
Ficha artística
Recital de Consuelo Haldón
Peña Cultural Flamenca Torres Macarena, Sevilla
22 de febrero de 2025
Cante: Consuelo Haldón
Guitarra: Antonio Carrión