Esta mañana muy temprano me dieron la triste noticia de su muerte y ya no pude dormir más: la del cantaor, torero y pintor portuense Antonio Gutiérrez Navarro, Antonio Puerto. Nunca pudimos conocernos mejor en persona, pero hablamos mucho por teléfono y le tenía aprecio. Como cantaor, sinceramente, no llegué a conocerlo bien y eso le dolía porque tenía un alto concepto de sí mismo como intérprete puro, de voz afillá y gran vocación. Creía que nadie lo valoraba como artista, que era un cantaor incomprendido, y sufría mucho por ello. No voy a decir ahora que era un genio, porque ha decidido acabar con su vida. Era un cantaor incontaminado, de voz de ultratumba, con sentido del arte, un bohemio. Fue un buen novillero y pintaba cuadros con arena de la playa teñida de colores, algo muy original. Seguramente tampoco fue muy valorado como pintor. Por tanto, Antonio era un hombre con sus frustraciones, y sé lo que es eso. Sé lo que es sentirse ignorado, aunque no me puedo quejar. Antonio era artista, de eso nunca me cupo la menor duda. Veía el arte donde otros solo veíamos un bulto. Ahora siento que le fallé, que me buscó varias veces para que conociera mejor su arte y no encontré el momento de poder complacerlo. Resulta imposible atender a tantos artistas que contactan cada día conmigo por diversos motivos, entre ellos, el de buscar recitales en peñas o festivales de altura. Siento que a lo mejor no supe ver en él al artista que él mismo creía ser. Y ya no tiene remedio, porque decidió irse tan joven. Un buen hombre, por lo que sé de él. Y un cantaor de los de antes, de los que amaban el cante por encima de todo. Antonio vestía, andaba y vivía como un artista. Lo vi una sola vez, en la tienda de ExpoFlamenco de Jerez, la antigua, y me pareció un artista, sabiendo estar en todo momento, guardando las distancias y comedido en sus palabras. Recordaba a los artistas de otra época, tan educados y elegantes. Cuánto siento no haber sabido entenderlo mejor. Descansa en paz, querido amigo. Te has ido con el Vaporcito, qué casualidad. No descartes que nos volvamos a ver algún día en algún otro lugar. Seguimos teniendo pendiente un ratito de charla.
Foto: Antonio Puerto (Facebook)