Fue memorable el abrazo en el que se fundieron hace unos meses Riqueni y Manolo Carmona en los camerinos del Teatro Municipal de Los Palacios. Porque Riqueni, o Niño de Pura, lo tuvieron como maestro en sus inicios. Y lo veneraban. Como también lo admiró el mismísimo Paco de Lucía. Manuel Carmona Martín descansa en paz tras regalarle al flamenco, a sus familiares y amigos 83 años de vida. Ha fallecido en su localidad natal retirado del mundo artístico e impedido para la guitarra por la artrosis de su mano derecha que no le permitió seguir deleitándonos con las seis cuerdas. Los Palacios se viste de luto ante la pérdida y el mundo de lo jondo llora desde la prima al bordón por su partida.
Es de justicia acordarse de los mayores y acompañarlos de palabra y sentimiento para que no alcancen la gloria sin que sus nombres figuren donde les corresponde. Fue un buen guitarrista, aunque prefirió pronto vivir en segundo plano, como empleado de banca, lejos de la farándula y apegado a sus convicciones religiosas. Era un erudito del instrumento, los intérpretes y su historia, de lo que dio fe en conferencias y charlas. Acompañó a flamencos de la talla de Naranjito de Triana, Antonio Mairena, Joselero de Morón, Fernanda y Bernarda de Utrera, Fosforito y a su paisano Juanito Distinguido. De carácter afable y jovial, mantuvo su sentido del humor a pesar de los achaques propios de la edad y terminar su vida en una silla de ruedas.
El sepelio tendrá lugar tras la misa que se ofrecerá a las 10.30 horas de hoy domingo 4 de agosto en la parroquia de Santa María La Blanca.