Quienes conocemos desde hace ya décadas a la chiclanera Catalina León Benítez, Caty León para los amigos y para la posteridad, sabemos de sus merecimientos en diversos campos. Ha escrito artículos y libros sobresalientes de temática educativa, de orientación escolar tras muchos años en un centro de secundaria, de arte como Licenciada en Geografía e Historia, de didáctica del flamenco (ahí la consideramos maestra personal y nos prologó el libro Poética y didáctica del flamenco), de investigación de etapas, temáticas o artistas del flamenco como arte y flamenco, Caracol, flamenco en Cádiz, etc. Además, ha gestionado a través del Centro de Profesores cursos de flamenco para docentes y lleva desde 2009 un blog literario personal de magnífica factura y competente contenido, La isla de papel, donde comenta especialmente sus lecturas con un estilo verdaderamente notable. Por esta entrega ha sido galardonada con algunos premios importantes como la Medalla de Oro al Mérito Educativo 2009 o este pasado mes de julio de 2024 el título de Trianera Adoptiva. Precisamente, en su página de Facebook se presenta como “Gaditana en Triana”. O ya podría decir también “Trianera de Chiclana”.
Aquí el enlace a su blog, donde, como dice, está todo aquello que le resulta cercano e importante: literatura, cine, arte, fotografía, flamenco y sus escritos.
De flamenco es una autoridad. Parte de su investigación ha sido reflejada en dos libros de la editorial Almuzara que comentamos en su momento. Manolo Caracol. Cante y pasión, de 2008, es el primero. Es una biografía del gran Manolo Caracol, un mito del flamenco del cine de la posguerra española, aunque antes, mucho antes, en 1922, ya deslumbró en el prestigioso Concurso de Granada. Llama la atención que cualquier cantaor de segunda o tercera fila tenga ya su libro y que, en cambio, nadie se hubiera atrevido con Caracol. Catalina León ha sido la valiente por ahora, aunque hay algunos análisis sueltos anteriores antes de ese año 2008. Quizá, como ha comprobado y nos transmite la autora desde el mismo título, la complejidad de la figura humana y artística de Caracol es enorme. Compara la trayectoria de Caracol con la del otro gran gitano de la época, Antonio Mairena, dos personalidades bien diferentes y que no se llevaron muy bien. Al primero asigna la pasión, la creación, el sentimiento, la ruptura con el academicismo, el sentido pecuniario del Flamenco, mientras al segundo, Llave de Oro del Cante, el academicismo, el sentido de una misión pedagógica y rehabilitadora, la recreación y una mayor racionalidad. Con este libro, cubría un hueco en los estudios de flamenco: Caracol tiene ya su biografía, vendrán otras. Decíamos esto del libro en 2008, luego se ha publicado algo más, como el libro con CD del centenario del nacimiento del artista en 2009, pero en comparación con los libros dedicados a Antonio Mairena, Camarón, Morente o Pastora, por ejemplo, es muy poco.
El segundo libro es El flamenco en Cádiz, de 2006, donde nos ofrece un paseo largo y nada tedioso por la profunda realidad, pasada y presente, del flamenco y de los flamencos en y de Cádiz y Los Puertos. Considera el llamado cante de Los Puertos como una subescuela de la de Cádiz, que hace el canon de los cantes. En esta sobresalen las escuelas de la línea Aurelio-Chano Lobato y La Perla-Camarón. Marca las características del llamado cante de Cádiz y Los Puertos: tercios cortos, predominio de un ritmo equilibrado, no vertiginoso, escasez de lamento, concentración emotivo-expresiva, utilización de recursos propios como salías, juguetillos o trabalenguas, equilibrio constitutivo del cante.
Los dos últimos capítulos se dedican a la relación entre el flamenco propiamente dicho y el carnaval gaditano, así como a su visión plástica y literaria. Explica quiénes son determinados artistas que se citan, así como costumbres, términos, contextos, etc. Caty León no se guarda notas subjetivas, ya líricas ya dialécticas y críticas, y es que el entendimiento la pasión no quita.
«Caty León es una señora de la investigación flamenca, una mujer de calidad de corazón, de sonrisa amplia y limpia y con un criterio muy claro. Como dice, le ha costado mantenerlo. En el ambiente flamenco, allá por los ochenta, había pocas mujeres investigadoras o en los consejos de redacción de revistas como Sevilla flamenca»
En 2023 salta al ensayo sobre literatura y nos da una grata sorpresa, la publicación de un libro en una editorial prestigiosa, Rialp, libro que lleva por título Las mujeres en Austen, que explica bien su contenido. Jane Austen es la autora preferida de la autora, ella que conoce de manera especial a tantas escritoras, a menudo poco conocidas y por ello supone una reivindicación divulgar sus obras. No es el caso de Austen, claro. Jane Austen (1775-1817), novelista británica de la época georgiana, es muy conocida incluso por el gran público al haberse llevado algunas de sus obras al cine, como Sentido y sensibilidad, de 1995, la mejor para nuestra ensayista. Caty la analiza con mucho conocimiento, pero también con mucho amor, y siempre con un lenguaje preciso. Es un ensayo que se lee con soltura y está escrito muy bien, algo que no siempre ocurre, por cierto, como dicen a algunos doctorandos los tribunales de tesis doctorales. Pues este libro es una gran tesis doctoral sobre la obra de Austen, cum laude, si bien menos farragosa y con comentarios más personales que aderezan la obra de actualidad conectando el pasado histórico-social que refleja con aspectos sociales de hoy y de esa frescura que todo ensayo, por hondo que sea, debe tener. Una obra muy trabajada que no debería pasar desapercibida para la crítica y los lectores.
Como crítico literario y de libros de flamenco, he estado, por tanto, cerca de la autora, de la homenajeada. Pero es especialmente en el campo de la didáctica del flamenco, de la que es una de las pioneras y maestras, donde le tengo un aprecio académico y personal muy especial. La conozco hace muchos años, desde nuestra juventud de primeros lances con la enseñanza, con la investigación del flamenco. Siempre le agradeceré su generosidad demostrada al llamarme para los cursos de flamenco que organizaba en el CEP del Aljarafe, junto a su marido Antonio Mesa, tristemente desaparecido, ese hueco siempre presente en el corazón y la familia de la gran Caty, esta señora de la investigación flamenca, esta mujer de calidad de corazón, de sonrisa amplia y limpia y con un criterio muy claro. Como dice, le ha costado mantenerlo. En el ambiente flamenco, allá por los ochenta, había pocas mujeres investigadoras o en los consejos de redacción de revistas como Sevilla flamenca, por no decir en otros ámbitos tanto del flamenco como de todo en general. En una de las fotos que ilustran este artículo aparezco junto a Caty y uno de mis cantaores de referencia de los ochenta y noventa, mi querido José Domínguez El Cabrero, con el guitarrista Paco del Gastor. Es la única foto que tengo con El Cabrero, al que esos años seguía con ímpetu. En otra, también de los cursos de flamenco, estamos en un bar con su marido Antonio Mesa, al fondo, y los artistas Luis Caballero, Manuel Mairena, Antonio Carrión y Marcelo Sousa, casi nada, algunos ya fallecidos, por desgracia.
En el artículo que escribe en su blog acerca de la concesión del honor de Trianera Adoptiva de Triana 2004, deja bien claro su amor por ese espacio humano y físico tan especial: “No existe un lugar como Triana en el mundo. Y no es exageración alguna. Se trata de un espacio físico reducido en el que se mantiene, por los siglos de los siglos, una forma de vivir que no ha podido destruirse por mucho que se haya intentado. Se han tirado edificios, se han modificado calles, ha sido invadido por foráneos y turistas, han desaparecido espacios de habitabilidad propios, ha muerto mucha gente que ayudó a crearla, pero nada de esto ha sido definitivo para lograr que el estilo trianero desaparezca. No soy sospechosa de mentir en esto. No he nacido en Triana y no cambiaría el lugar en que nací por ningún otro. Pero elegí Triana para vivir y lo hice cargada de razones. La principal razón es que su gente resultó ser tan encantadora y acogedora como aquella gente de mi calle que yo había dejado atrás tan joven”.
Nuestra más alta enhorabuena por tan merecido premio al que desde Expoflamenco me sumo con toda mi fuerza de admirador y amigo. Nos despedimos con el cantaor y el cante que, según nos dice ella misma, más le llegan, Caracol por soleares, Al señor del Baratillo.