La muerte de José Antonio Muñoz El Chozas me ha sumido hoy en la tristeza más absoluta, porque fue el primer cantaor al que idolatré desde 1976, cuando lo conocí. Yo era entonces un adolescente que comenzaba a hacerle la corte al cante, que vivía en la barriada de La Plata, en Sevilla, en concreto en la calle Costa y Llobera. Frente a mi casa se estaba creando una peña con su nombre y acudía con mucha frecuencia en compañía de Antonio Chacón, el Juanele, Manolito Chacón y José Galán.
Recuerdo cuando fue a llevarnos su primer elepé, una verdadera joya, con la guitarra de Paco Cepero. Me enamoraron sus bulerías, tangos, soleares y fandangos, y lo seguía a todas partes. A él y a José el de la Tomasa, que salieron al mismo tiempo. Al conocer esta misma tarde la noticia de su muerte me han venido a la cabeza cientos de vivencias con él y sus hermanos, con los grandes aficionados del Barrio de los Carteros, como fueron el Lete, los hermanos Domínguez, Farruquito, el Lora, Manolito Solano y Antonio el Pichichi, entre otros.
«El Chozas era de una enorme personalidad y muy creativo. No pasó inadvertido para otros cantaores como Turronero y Camarón, por citar solo a dos. Era una referencia para otros muchos»
El Chozas era entonces un cantaor de veintitantos años lleno de frescura y con una voz preciosa, personal y siempre a compás. Me sabía todo su repertorio y cantaba sus cantes porque quería ser cantaor. Su peña fue mi primera escuela del cante, por la que pasaron todos los artistas flamencos del momento, hasta Antonio Mairena. No cantó nunca, pero fue para apoyar a su hermano Manolo, que sí cantó con la guitarra del malogrado José Cala El Poeta.
Como cantaor, El Chozas era de una enorme personalidad y muy creativo. No pasó inadvertido para otros cantaores como Turronero y Camarón, por citar solo a dos. Era una referencia para otros muchos. Recuerdo que un día me habló Antonio Mairena de una soleá de Alcalá que grabó en su primer disco, Cada vez paso y miro, y de otra que llegó a tatarearme, Cierra bien el balcón. Le gustaba de él su aire tan sevillano y su frescura.
El Chozas fue muy importante en mi vida, cuando empezaba a ser aficionado. No era un cantaor casposo, ni un imitador, sino un músico con ideas interesantes. Quizá le faltó más dedicación y una voz algo más vigorosa. Nunca dejó su carpintería, su fábrica de muebles, porque era un buen negocio. Pero hizo su carrera y llegó a tener un sitio importante en el cante. Siempre estará en mi corazón y jamás lo olvidaré. Descansa en paz, maestro.
Imagen superior: El Chozas. I Certamen Historia Viva del Flamenco. Pino Montano, Sevilla. 17 de marzo de 2023. Foto: Kiko Valle