Nació el día de su santo de 1960 y se nos fue el sábado 9 de noviembre de repente, cuando contaba 64, esa preciosa edad de plata a la que cantó McCartney.
Enamorado de la guitarra desde que su padre le puso los primeros acordes siendo muy niño, a ella se dedicó en cuerpo y alma y, siendo andaluz, escogió la más exquisita de todas, la flamenca.
Creció escuchando a los grandes, de Montoya a Sabicas, de Paco a Manolo y nunca le hizo ascos a otros géneros adyacentes, supo beber el agua bendita de todas las músicas que le inquietaban y absorber para su arte los mil y un recursos estéticos que proporcionan. Consciente del enriquecimiento que supone acercarse al jazz, a la música clásica, a las músicas de todo el mundo. Más allá de confusiones optó por ser un guitarrista completo y lo logró empapándose de la música de su tiempo, aunque siempre desde el flamenco.
Pocos saben que Pepe Justicia formó parte del selecto grupo de guitarristas que se reunían en los ochenta en un pequeño local de la calle Olivar esquina Olmo, en el más que castizo barrio madrileño de Lavapiés, el mítico Candela de Miguel Aguilera, del que formaba parte entre otros muchos Gerardo Núñez. Cuentan que en aquellos primeros años del mítico local, templo de la movida flamenca de Madrid, las fundas de las guitarras se amontonaban en la larga barra que ocupaba el ala izquierda según entrabas.
Desde muy pronto se esforzó en aprender a leer y escribir música, lo que abrió sus posibilidades de afrontar otros géneros consciente de que el conocimiento la pasión no quita, pudiendo codearse así con la obra de Fernando Sor, Isaac Albéniz, Francisco Tárrega, Dionisio Aguado, con lo que ello implica para la labor creativa e interpretativa de un guitarrista.
«Trabajó con grandes como Chocolate, Manolo Sanlúcar, Gerardo Núñez, Rancapino, Turronero, Enrique Morente, El Capullo de Jerez, Chano Lobato, Felipe Campuzano o Joaquín Grilo, y entre sus muchos conciertos por todo el mundo destacamos el realizado junto a la Filarmónica de Baden-Baden, con la interpretación del Concierto de Aranjuez»
Conocí a Pepe en Friburgo en los noventa en unas jornadas de flamenco junto a un jovencísimo Amir, que ya entonces apuntaba magistrales maneras. Tenía vocación de concertista, aunque también acompañó el cante y el baile, bachillerato obligado de todo guitarrista flamenco que se precie de serlo. Pero a Pepe le tiraba la guitarra solista y nos ha legado una nada desdeñable obra discográfica que inicia en 1987 con Xaueny, y que continuó con Azules (1992), Dunas (1995), Poesía para seis cuerdas (2001), inspirado en la obra de su admirado José Luis Balao, Solo agua (2002), Y tiempo (2003), Trece noches (2006), Deshojando margaritas (2016) y, junto a Susana Trujillo, Ahora (2021). Punto y aparte será el homenaje flamenco que Pepe Justicia rindió a gran Johann Sebastián Bach con Goldberg en flamenco (2016), versiones jondas de quince de las inefables variaciones Goldberg del maestro de Eisenach.
Pepe ha ostentado la titularidad de guitarra flamenca en el Conservatorio Superior de Danza de Málaga Pepa Flores desde 2016 y entre otros reconocimientos destacan sendos premios nacionales de Guitarra Flamenca de la jerezana peña Los Cernícalos, en 1987 y 1999.
Trabajó con grandes como Chocolate, Manolo Sanlúcar, Gerardo Núñez, Rancapino, Turronero, Enrique Morente, El Capullo de Jerez, Chano Lobato, Felipe Campuzano o Joaquín Grilo, y entre sus muchos conciertos por todo el mundo destacamos el realizado junto a la Filarmónica de Baden-Baden, con la interpretación del Concierto de Aranjuez.
Descansa en paz, Pepe Justicia, maestro, amigo. Ya estás junto a todos a los que tanto admiraste. Ya puedes disfrutar en paz al lado de los grandes maestros que, como tú, entregaron su vida entera a su pasión, la guitarra y el flamenco.