Remedios Reyes gana el Concurso de Cante Jondo Antonio Mairena
La cantaora chiclanera Remedios Reyes ganó el Premio Nacional de Cante Jondo Antonio Mairena y Susana Romero se alzó con el Premio Calixto Sánchez por la interpretación de la minera.
El concurso de Mairena es una institución. Los cantaores se fajan para echar las asaúras sobre los maderos. Porque el maestro de Los Alcores, titular que da nombre al evento y a la Casa del Arte Flamenco del municipio, organizadora del certamen, es con diferencia el mayor referente de lo jondo.
Atrás quedaron aquellos nombres ilustres de cantaores y cantaoras que jalonaron la lista de los galardonados. Hoy no hay más leña que la que arde. No digo con esto que los aspirantes en esta edición no tuvieran calidad, pero son más de lo mismo. Los concursos no son lo que eran porque los flamencos de hoy no son los que eran. Aún así, después de cierta merma del Nacional de Córdoba y la vergüenza ajena que nos ha hecho pasar el de La Unión, le queda aún reputación al de Mairena, sobre todo por la extraordinaria gestión de la organización y la incuestionable profesionalidad e integridad del jurado, con cuyo fallo está absolutamente de acuerdo este crítico. Lo componían José Manuel Díaz ‘Mibri’, Carmen Arjona, David Pino, Lourdes Gálvez del Postigo y Miguel Ángel Jiménez.
Recibió su homenaje el matrimonio compuesto por la bailaora Pepa Montes y el guitarrista Ricardo Miño. Rebosantes de emoción por ser agasajados en una localidad tan querida, cuna de Antonio Mairena, con quien compartieron innumerables reuniones flamencas en lo público y lo privado, atestiguaron su amistad contando algunas anécdotas, deshaciéndose en halagos hacia él como artista y persona.
Abrió al cante la flamante ganadora del Premio Joven Manuel Mairena, la jiennense Julia La Debla. Decidió medirse por tonás y debla, además de atreverse con el repertorio caracolero en tierras maireneras. Demostró cualidades y gusto con sus quejíos templaos. Y a pesar de su justificada inexperiencia tuvo momentos hermosos que lucirán con el tiempo.
Se disputaron el prestigioso premio, en orden de actuación, Moisés Vargas (Cartaya, Huelva), Edu Hidalgo (Valdivia, Badajoz), José Moreno El Cano (Berlanga, Badajoz), Remedios Reyes (Chiclana, Cádiz) y Susana Romero (Vejer de la Frontera, Cádiz). Con las enjundiosas guitarras de Manuel Herrera y José de Pura.
Rompió el hielo por tarantos Moisés Vargas, abordando las variantes de El Muela y la de El Tonto de Linares, rebautizada por Fosforito. Luego encajó un ramillete de bulerías por soleá y una seguiriya en la que destacó el macho de Juan Junquera. Su intervención estuvo afinada y fue más que correcta pero se mostró plano en los registros, lo que imposibilitó que la transmisión cruzara poco más allá de sus buenas intenciones.
«Recibió su homenaje el matrimonio compuesto por la bailaora Pepa Montes y el guitarrista Ricardo Miño. Rebosantes de emoción por ser agasajados en una localidad tan querida, cuna de Antonio Mairena, con quien compartieron innumerables reuniones flamencas en lo público y lo privado»
Algo parecido le ocurrió a Edu Hidalgo, que a mi parecer cantó peor que el año pasado. Aunque atesora una voz flamenca, experiencia y sobrados conocimientos, su ejecución fue demasiado pausada. Repensó el cante, restándole tensión a las ligaduras y los silencios. Se regocijó escuchándose en exceso, gustándose, proyectando en todo momento sin recogerse mucho. No acertó en las medidas, alargó los tercios y se enfadó con el cante. Eternizó la salía de la malagueña, después estuvo más cuadrado y convincente por romance pero largo en las tonás en la que endosó cinco o seis cuerpos. Y con las mismas letras de siempre, que más que un tributo sientan a veces como un castigo. Pero esto también se aplica al resto.
El Cano principió con mal pie con leves desafines al templarse por malagueña, aunque las toreó con soltura y originalidad mirándose en el Niño Huerto y… ¿Baldomero Pacheco? Recordó entre otras cosas los aires arromanzaos de Lebrija y letrillas que bordaba El Funi, siendo estas bulerías uno de los mejores cantes de la cita. Cerró el repertorio por tonás algo historiado, trayendo a la memoria aquella tierra del moro. Se vislumbró en él más cante y mejores formas, pero quizás los nervios le jugaron mala pasada o fue el encorsetamiento de estar en un concurso. Me quedé con ganas de más, para escucharlo quizás con los nudillos en la barra.
Remedios descorchó algo floja el primer taranto, de Manuel Torre. Luego enjaretó mucho mejor el de Fosforito, con naturalidad, abanderando el menos es más en una velada en la que en casi todos brillaron recursos de impostura. Pero fue en la bulería por soleá donde asentó el canon de los tiempos, acompasada y jonda, flamenca y de verdad. Aunque la seguiriya tampoco fue apoteósica, expuso y convenció, endiñando algunos giros que rozaron el pellizco. Remedios cantó como ella misma, escarbándose, con entrega, sin estudiar cada melisma, dejándose llevar por la espontaneidad y haciéndolo como lo hace siempre, sin engañar a su sombra.
Susana Romero no tiene culpa de su tesitura. Y exprimiendo el cante de su garganta se entrevén hechuras copleras y golpes de voz. Sin embargo nada de eso sirvió para que no se le reconociera el progreso respecto al pasado año o lo bien que cantó por minera, dibujándola como es. Aunque este palo no entrañe demasiadas dificultades que se digan. Derrochó compás por bulerías, rindiendo honores a La Perla. Pero pinchó en la seguiriya, especialmente en el cierre de Manuel Molina.
Lo paradójico es que en un concurso de cante lo mejor fuera el baile. Rocío Reyes bailó a los alfileritos rozaos de la garganta de David El Galli. También a Javier Rivera. Y a la guitarra de Rubén Romero. Por tarantos con tangos y luego por alegrías confluyeron en el cuerpo de esta sevillana la elegancia y la compostura, un braceo exquisito, sin estridencias ni poses desfiguradas, unos pies precisos sin ostentaciones y una sensualidad natural en los contoneos que tiñeron de age, compás y finura las coreografías de sus propuestas. El gesto -siempre oportuno- y el gozo en su expresión redondearon una actuación memorable de la que costaba quitar los ojos de encima. Movió con gallardía el mantón, tratándolo con delicadeza. Lo mismo ocurrió con la bata de cola. Rocío Reyes se reivindicó en Mairena pidiendo su sitio. Hizo el amor con el baile y arrancó oles, atentas miradas y suspiros.
Y Llegó la hora. Juan Garrido, apreciado compañero e inigualable presentador y maestro de ceremonias que llevó la noche en volandas con su palabra, comunicó el fallo del jurado. Las autoridades y personalidades competentes otorgaron los reconocimientos a Susana Romero –el Premio Calixto Sánchez– y a Remedios Reyes el ansiado Premio Nacional de Cante Jondo Antonio Mairena, dotado con siete mil euros, diploma y medallón en cuadro conmemorativo que recibió merecidamente, emocionadísima y con lágrimas en los ojos.
Ficha artística
LXIII Concurso Nacional de Cante Jondo Antonio Mairena
Mairena del Alcor, Sevilla
6 de septiembre de 2024
Cante: Julia La Debla, Moisés Vargas, Edu Hidalgo, José Moreno El Cano, Remedios Reyes y Susana Romero.
Guitarra: Manuel Herrera y José de Pura
Baile: Rocío Reyes
Cante: David El Galli y Javier Rivera
Guitarra: Rubén Romero
Periodista vocacional de lo jondo, aficionao empedernido, cantaor de la escritura. En un viaje a las emociones del ritual de lo jondo, kiko Valle -Utrera, 1979- requiere del concurso de la palabra y la imagen para dibujar el zamarreón de un quejío, los colores de la bulería o el arañazo de un dolor. Crítico de flamenco, presentador, conferenciante, fotógrafo y videógrafo desde hace más de dos décadas.