Soy caracolero hasta la médula y aseguro que Manolo Caracol no es ni mucho menos un artista gitano que haya caído en el olvido. Por tanto, es lógico que piense que un genio como él no necesite para nada que se mendigue la concesión de la Medalla de Andalucía a título póstumo. No le hace ninguna falta. Hay estos días una campaña en las redes sociales, auspiciada por una de sus nietas, la cantaora Salomé Pavón Ortega, de artistas pidiendo esa medalla para el gran cantaor de la calle Lumbreras.
Aprecio a Salomé, como a toda su familia, pero creo que se equivocan por varios motivos. Lleva muerto medio siglo y sigue siendo un cantaor vigente, tanto que hasta los niños cantan sus cantes. La familia podría pelear para que editen sus obras completas, para que se haga una buena biografía o se cree en Sevilla un centro de documentación que ayude a que se conozca su obra musical en todo el mundo. Pero lo que nunca debe hacer es limosnear una medalla que no se creó para reconocer a los muertos, sino a los vivos.
«Manolo Caracol hizo su carrera y dejó una de las obras musicales más importantes de los artistas de su tiempo. Tuvo en vida el reconocimiento de todos, de los artistas y los aficionados, que son los mejores galardones que puede tener un artista»
Si la Junta de Andalucía se la concediera a Caracol, el próximo año habría veinte peticiones más para que se les diera a Silverio, Don Antonio Chacón, Pastora Pavón, Manuel Vallejo o el Niño Ricardo. Ninguno necesita ya para nada este trofeo póstumo, que en ocasiones se ha dado sin que nadie la pidiera. ¿O es que millones de andaluces pidieron las de Alejandro Sanz, David Bisbal o José Mercé? En La Puebla del Río llevan años pidiéndola para Los Romeros y no hay manera de que la Junta reconozca al mejor grupo de sevillanas de todos los tiempos.
Manolo Caracol hizo su carrera y dejó una de las obras musicales más importantes de los artistas de su tiempo. Tuvo en vida el reconocimiento de todos, de los artistas y los aficionados, que son los mejores galardones que puede tener un artista. Tiene en Sevilla, su tierra, el monumento que los sevillanos les siguen negando a Silverio, Vallejo o Pepe Pinto. Pedir la Medalla de Andalucía para él es como querer dar a entender que necesita para algo esa distinción. Si tiene a Andalucía entera, que tenga una medalla con ese nombre no será más grande.