Se está gestando un hito histórico para la ciudad de Granada, tan necesario como olvidado y vilipendiado históricamente por las instituciones. Necesario porque ya iba siendo hora de que sea una realidad una bienal de flamenco para la ciudad nazarí, una deuda pendiente con el flamenco y con sus protagonistas. ¿Olvidado?Parece que no. Hará década y media al menos, ya hubo movimientos para ello, pero cuestiones políticas e intereses alejados al género acabaron con aquel proyecto guardado en un cajón. Es ahora cuando como un avance de la bienal que tiene previsto ser realidad en 2025 se ha organizado un avance en forma de numerosos conciertos que vislumbran con orgullo lo que esperemos sea esa realidad palpable. En el marco de todos los actos se este septiembre prebienal, Marina Heredia cierra un ciclo de avanzadilla jonda que culmina un día después con Sergio el Colorao y El Turry.
Así, Marina Heredia cantó en el patio central de la Abadía del Sacromonte, un lugar mágico, lleno de encanto, adornado del paso distintas culturas invisibles en sus paredes pero decorado con los cantes que regaló la albaicinera en una noche que podemos catalogar de antológica.
Antológica no sólo por la calidad artística, sino por el repertorio que mostró ante un público predispuesto y con ganas de erizarse.
De Marina se ha dicho casi todo, pero en esta crítica se va a analizar no sólo su cante sino su evolución, lo que la ha llevado a encontrarse consigo misma y convertirse en la magnánima cantaora que es.
De base, hay que agradecer que su repertorio sea prácticamente nuevo, diverso, alejado de la estética cantaora granadina, aún siendo intrínseco a su ser llevar a Granada en su voz y en sus formas, lo que nos hace pensar sin equivocarnos que estudiar la historia del cante a través de sus creadores te lleva irremediablemente al éxito. Eso sí, hay que saber elegir el repertorio, interiorizarlo, establecer conexiones entre los cantes, dar un sentido al conjunto del recital y cuidar cada detalle.
Marina se acompañó a la guitarra de su inseparable José Quevedo Bolita al toque, Paquito González a la percusión y Anabel Rivera y Fita Heredia al compás y los coros. Se encendieron los focos para que viéramos el tropiezo de Bolita cuando subió al escenario que casi lo deja sin guitarra. Marina le sigue y pulcra en el escenario comienza con una milonga de Corruco de Algeciras que ya le hemos escuchado en sus últimos recitales, cantada con gusto pero sobre todo dimensionada y ajustada a la estética del repertorio que nos regaló.
Por alegrías también innovó en el estribillo para recogerse en los estilos clásicos del Mellizo, Enrique el Butrón y Tío José el Águila.
«Marina Heredia, potente, versátil, madura, entregada, y flamenca, se ha convertido en la mejor cantaora de Granada hoy por hoy, en la más flamenca. (…) En espectáculos como este se demuestra que la afición y el estudio es el esqueleto que sostiene la carrera de una gran artista»
Pronto se metió en las vereas negras del cante cuando anuncia seguiriyas. Se acuerda de Paco la Luz, reposada, intensa y profunda en los lamentos y los altos tonales cuando corresponde. Y eso que venía de pasar un virus que la ha tenido mermada de facultades en días anteriores. Pero se despojó de virus y lo dio todo. Ayudó sobremanera la guitarra limpia y precisa de Bolita que dio entradas y salidas dejando al cante fluir sin límites. Remata con la seguiriya de Juanichi el Manijero entregándose en los tercios y apostando por arriesgar para conseguir lo pretendido, una cabal sin cambio pero soberbia.
Por tientos fue clásica tanto en los estilos como en la ejecución, sin alivios y con media tensión en los tercios. No hubo la clásica conexión rematada por tangos en los que se recoge el tiento y se pasa sin más. Se acuerda de Carmen Amaya con La Tana en aire de zambra ralentizada. Un acierto.
Por malagueñas se homenajea a Chacón y al Chato de las Ventas para abandolarse y conectar por jaberas, fandangos de Frasquito Yerbabuena rememorando la letra que creó cuando se quemó el Camarín de la Virgen de las Angustias y finalizando con el fandango granadino de Paquillo del Gas con letra de Ángel Ganivet.
Se quedaron solos en el escenario Bolita y Paquito González para regalar bulerías, modernas y flamencas en las que Bolita demuestra su versatilidad para el toque, su capacidad de creación y su improvisación con los tiempos.
Marina, que se encontraba a gusto y con ganas de cantar, se deshizo en elogios hacia su tierra y en cantes. Tanto que llegó a hacer once cantes más el bis por bulerías con los cantes de Fita Heredia y Anabel Rivera. Pero antes nos contó que se iba a acordar de Méjico y de sus rancheras, en forma de cuplé por bulerías con Cielo Rojo del compositor mejicano Juan Záizar que adaptara en su disco Capricho de 2021, así como conseguir mimetizarse con Adela la Chaqueta o Pastora Pavón con Cielito lindo por bulerías o acompasar en doce tiempos a José Alfredo y su obra Por tu amor que tanto quiero y conseguir que el duende de Adela apareciera y entrara en sus entrañas.
En el amplio abanico cantaor introdujo una farruca compuesta por Bolita, de personal sello en música y letra, para dar paso a los tangos de Graná, del Cerro y paraos del Camino. Como quería seguir, y así hizo, recordó al poeta más universal de la ciudad con un fragmento de la obra Seda de angustia a modo de cuplé.
Finalizaba tras mas de hora y media de cante que se hicieron cortos Bambineando, acopio de cantes del Bambino más rumbero y anárquico. Como quiera que estaba a gusto a pesar de alguna dificultad para llegar a los tonos altos como consecuencia de cierta afonía, se rebuscó por bulerías en el bis aunque dio protagonismo a Fita y a Anabel, buenas cantaoras que contribuyeron al diverso homenaje a los maestros de su generación sacando del frasco las esencias de Luis de la Pica o Lole y Manuel.
Marina Heredia, potente, versátil, madura, entregada, y flamenca, se ha convertido en la mejor cantaora de Granada hoy por hoy, en la más flamenca, le pese a quien le pese, y en esa búsqueda de avanzar, en espectáculos como este, se demuestra que la afición y el estudio es el esqueleto que sostiene la carrera de una gran artista. Y en esas está, porque no solo canta lo que sabe sino que sabe lo que canta.
Ficha Artística
Recital de Marina Heredia
Ciclo Granada es Flamenco 365
Patio central de la Abadía del Sacromonte
21 de septiembre de 2024
Cante: Marina Heredia
Guitarra: José Quevedo Bolita
Percusión: Paquito González
Coros y palmas: Fita Heredia, Anabel Rivera
©Foto Motril digital