María Toledo estrenaba su nuevo disco, Vicente, un regalo a su hijo por su primer cumpleaños, en el Teatro Cervantes de Málaga y estuvo apoteósica.
Precede al espectáculo un vídeo en el que la cantaora y pianista toledana se refiere a su maternidad como «un amor incondicional, eterno y de entrega absoluta. Ser mamá me gusta más que cantar y mira que me gusta cantar». Y le dedica palabras de homenaje a su vástago y a sus padres.
Abre el fuego con Prometo, nana por bulerías, primer single del álbum. Pellizca desde el inicio, muy bien arropada por otros dos pianistas –Pablo Rubén Maldonado y José María Cortina— y cuatro palmeros —Juan Diego Valencia, Manuel Cantarote, Manuel Valencia y Javi Peña—.
Prosigue con Qué buena suerte, magnífica adaptación de los tangos de La Repompa, en los que arranca tocando las palmas y se levanta del piano para cantar enhiesta, pataíta de arte incluida.
«Este es el estreno de Vicente, el disco más especial de mi vida, porque va dedicado al amor de mi vida, que es mi hijo», explica antes de ensalzar a sus acompañantes: «Rodeada de los pianistas que más admiro y con el soniquetazo que tenéis —mira a sus palmeros—, vamos a cantar con el alma y con la bendición de mi vientre».
Continúa precisamente con la soleá homónima, La bendición de mi vientre, «Antes de que tú nacieras ya te estaba yo queriendo…». Y con las sevillanas Mi niño dice ole, sevillanas. «El perfume de mi vida cuando te huelo a ti… No le hace falta su cuna, conmigo se siente arropado».
Como te quiere una madre —«no te quiere nadie en la vida»— es su particular y emocionado homenaje a la suya por peteneras. Los vellos como escarpias. «Ahora sé lo que tú sientes porque he nacido gracias a amar».
«Se muestra flamenquísima en los Tangos retrecheros, de Extremadura, de Pastora, de Graná, que suenan a gloria bendita. No sé qué tiene el flamenco que cuando lo canto me alegra por dentro»
Y de la profundísima intensidad emocional de la petenera a las alegrías Verte crecer, en las que Maldonado le da la entrada y ella celebra la vida.
Se toma un pequeño descanso y entra en escena Nono Jero a la guitarra, quien ofrece una pieza instrumental. Rentreé de María Toledo frente a frente con el guitarrista jerezano, con el que interpreta algunas de las rancheras que grabó en su anterior trabajo, Ranchera flamenca. Verbigracia, En el último trago, del gran José Alfredo Jiménez por sevillanas. Recuerda por momentos a El Pele. «Tú eres andaluza», le espeta cariñosamente un aficionado. «Los andaluces nacemos donde queremos», le corresponde ella.
Vuelve a cantar por alegrías, en este caso a guitarra y palmas y se luce Jero en la falseta. Imbatible. Los aficionados la premian con un cálido aplauso.
«Una mujer se tiene que sentir realizada sólo por ser mujer», arguye justo antes de arrostrar Mamá, su deseo de ser madre antes de que lo fuera…
Y se muestra flamenquísima en los Tangos retrecheros, de Extremadura, de Pastora, de Graná, que suenan a gloria bendita. «No sé qué tiene el flamenco que cuando lo canto me alegra por dentro».
De pie y rodeada por los palmeros, le dedica la bulería Abuelo Bigote —«María vamos a Utrera, Mairena o La Unión a cantarle a la afición»— a su padre, allí presente, «el segundo amor de mi vida, el primero es mi Vicente».
Presenta a su cuadro por tangos improvisando la letra y agradece la presencia entre el público de Celia Flores. Pero ve entre el público a Adrián Martín, el jovencísimo y talentoso cantante veleño que pese a una hidrocefalia congénita estuvo nominado a los Grammy Latinos, y lo invita a cantar Bromeo. «Porque tú eres la reina del flamenco», le canta él. Emoción a raudales.
A petición del respetable y tras una hora y media de recital, concede Sueño que el mundo es Flamenco, Tengo un amor en la calle, Libre y Bromeo. Apoteósica.
Ficha artística
Vicente
Teatro Cervantes de Málaga
6 de abril de 2024
Aforo: Dos tercios
Cante y piano: María Toledo
Guitarra: Nono Jero
Piano: Pablo Rubén Maldonado y José María Cortina
Compás: Juan Diego Valencia, Manuel Cantarote, Manuel Valencia y Javi Peña