El Teatro Alameda vive un lleno completo en una noche otoñal en la que se dan la mano en el escenario dos de las voces jóvenes más interesantes del panorama flamenco actual: Manuel de la Tomasa y Lela Soto. Ambos comparten la última actuación de la noche, con el espectáculo De los buenos manantiales, que ha programado con gran acierto la Bienal de Flamenco de Sevilla 2024.
Manuel de la Tomasa
Abre la primera parte y el escenario es para Manuel de la Tomasa, que aparece con su habitual sencillez para situarse en el centro del proscenio rodeado simétricamente a un lado por su guitarrista Luis Medina y el percusionista Paco Vega. Al otro lado, sus palmeros, Dani Bonilla y Frasco del Chacón. Manuel sabe que tiene el duro en el bolsillo para cambiarlo a su antojo y se sienta en la silla con la seriedad del que lo debe entregar todo.
Suelen presentarlo como el heredero de la casa cantaora de los Tomasa, de Pies Plomo y descendiente directo de Manuel Torre, y de Vallejo por parte de madre. Una herencia que carga pesadamente sobre la responsabilidad de este joven cantaor que muestra un enorme respeto por su casa y por sus ancestros. Sin embargo, prefiero resaltar sus cualidades cantaoras innatas, su voz cargada de sentimiento y su preclara personalidad que imprime en los cantes con esa particular manera suya de expresarse.
Y es que Manuel nació con el don del cante y eso es lo que lo hace realmente un cantaor. Eso y atesorar el conocimiento que posee, el trabajo diario y constante, las ganas de seguir aprendiendo, y el deseo de vivir cantando. Por eso, acierto a decir que más allá de los avales de su familia, que lo engrandecen, Manuel de la Tomasa es un cantaor por derecho propio con unas facultades loables para el cante.
Inició su repertorio con una malagueña acordándose de El Mellizo, con letras renovadas y actuales dedicadas a Málaga, Fuente inagotable de cantes, y su provincia, a sus muchos cantaores y su pintor más internacional, Picasso, para rematar con cantes abandolaos a Ronda.
«La perla del repertorio fueron las seguiriyas que dedicó a su padre: ‘Han redoblao las campanas, señores / de San Juan de Dios / han redoblao por mi mare / de mi alma y de mi corazón’. En el macho de remate, Manuel deja el micrófono y nos regala su magnífica voz, que se engrandece sin los sonidos metálicos. Es el momento más brillante de la noche»
Es tímido hablando para el público pero, aún así, nos refiere que su cante viene de la Alameda, de mi casa, para dedicar la caña a Rafael Romero el Gallina, aportándole su propia forma de decir el cante, sin perder la esencia que aprendió del cantaor de Andújar. Sabe diferente cuando suenan los primeros tercios de Barrio de la Macarena / conociste a la Tomasa / qué gitanita más buena… que remata haciéndole coros los palmeros, pero la voz de Manuel resalta por encima y le echa arrestos para rematar el cante con toda la solemnidad.
Continua con unas alegrías que dedica a su primo Carmelo: A mi agüelillo José / con orgullo le canto / dondequiera que voy / me hablan bien de él… Pero, sin duda, la perla del repertorio fueron las seguiriyas que dedicó a su padre: Han redoblao las campanas, señores / de San Juan de Dios / han redoblao por mi mare / de mi alma y de mi corazón. En el macho de remate, Manuel deja el micrófono a un lado y nos regala su magnífica voz, que se engrandece sin los sonidos metálicos, solo su voz y el público. Es el momento más brillante de la noche.
Parecía terminar el repertorio con el Romance del conde sol, un cante de letra clásica que contrasta con los demás palos a los que metió letras nuevas y pinceladas personalísimas.
No hay mejor regalo para el público que la despedida por toná que se marcó un Manuel de la Tomasa satisfecho y dueño del escenario con los aplausos y el amor que le brinda Sevilla, y si esto no es verdad / que mis ojillos no diquelen / la Giralda y la catedral.
Lela Soto
Esta cantaora, nacida en Madrid, posee todo el leco de Jerez y sus barrios, y toda la herencia de la casa de los Sordera. Su padre, Vicente Soto ‘Sordera’, y su madre, Luisa Heredia, bailaora, le han transmitido desde pequeña la esencia y el amor por el Flamenco. Lela es además sobrina de artistas de la talla de José Mercé, José Soto ‘Sorderita’ o Enrique Soto, por parte de su padre, y de Ray Heredia o Enrique de Melchor, por parte de su madre. Buenos avales sin duda, pero insisto de nuevo en que Lela Soto trae el don desde la cuna, pues si no fuera así, de nada le serviría toda su genética.
Figura en el programa que comenzaría por granaína, y sin embargo elige iniciar su repertorio con unas malagueñas con fuertes aires de renovación que no hacen de la pieza una seña de identidad propia. Hubiera sido mucho más lucido para ella empezar con cualquier otro palo que el público no hubiera tenido que comparar con el de su primo Manuel.
Para Lela, «la Bienal es un espacio de culto flamenco muy importante. Y le doy las gracias a su director Luis Ybarra». Con este cariñoso saludo da paso a la bulería por soleá que dedica a su abuelo Manuel Soto Sordera: Yo a ti te tengo que ver / de rodillas, penitencia / por lo malino que has sío conmigo.
La cantaora se disculpa porque dice que habla mucho, pero aprovecha para presentar a sus acompañantes: a la guitarra el notable Antonio Malena hijo y a las palmas y compás el soniquete jerezano inmejorable de Juan Diego Valencia, Marcos Carpio y el Pirulo.
«Son los tientos que entona Lela Soto su mejor actuación esta noche, a los que imprime jondura y sentimiento, con su voz de torrente y fuerza: ‘Momentos tengo en la noche / que la muerte apetecía / si dios no me la mandaíto / no me la merecería’, autoría de Francisco Moreno Galván y grabados por José Menese»
Son los tientos que entona Lela Soto su mejor actuación esta noche, a los que imprime jondura y sentimiento, con su voz de torrente y fuerza: Momentos tengo en la noche / que la muerte apetecía / si dios no me la mandaíto / no me la merecería, autoría de Francisco Moreno Galván y grabados por José Menese. Seguidos de unos tangos que evidencian el temple de una cantaora festera.
En la milonga se acuerda de su padre –Vicente Soto Sordera– y de toda la saga: Se desgrana el cristal fino / sobre el sueño de una flor. Quizás nos quiere hablar de sus propios sueños que baila levemente en una pataíta de remate.
Llega la hora de la bulería donde Lela Soto derrama compás y tronío, propio de su sello, para acabar en un fin de fiesta invitando a subir al escenario, de nuevo, a su primo Manuel de la Tomasa. Somos primitos, tenemos que estar juntitos y tenemos que compartir.
Ninguno de los dos artistas culmina su actuación por fandangos, tal como reza en el programa, pero el público se va satisfecho y con la seguridad de haber asistido a uno de las mejores actuaciones de esta Bienal.
Ficha artística
De los buenos manantiales, de Lela Soto y Manuel de la Tomasa
XXIII Bienal de Flamenco de Sevilla
Teatro Alameda
25 de septiembre de 2024
Lela Soto
Guitarra: Antonio Malena hijo
Palmas: Marcos Carpio, Juan Diego Valencia y Pirulo
Manuel de la Tomasa
Guitarra: Luis Medina
Palmas: Dani Bonilla y Frasco del Chacón