Los idus de septiembre marcarán un punto de inflexión en la historia flamenca del año en curso. Nos preparamos para asistir al festival de festivales, Mairena del Alcor, y de seguida se iniciará la ruta eterna de la Bienal de Sevilla, amén de que aún quedan, entre otros, el homenaje que Mengíbar le tributará a El Cabrero (día 14) o el Festival de Lantejuela (día 28), y ya en octubre se programará el Festival Pepe Polluelas, de Jaén (día 18), quedando para noviembre el de Úbeda (día 9); la Palma de Plata de Algeciras (día 16), que evocará a Ramón de Algeciras, y el Mostachón de Utrera (día 24), que homenajeará a Miguel Poveda, sin olvidar que en el ecuador de noviembre se celebrará el VII Seminario Antonio Mairena, en Mairena del Alcor.
Lo inmediato en la cuna del primer Hijo Predilecto de Andalucía es el viernes, 30 de agosto, con Flamenkedada, una propuesta de flamenco fusión que, a modo de antesala de lo que ha de venir, está protagonizada por Kiko & Shara y Rosario Cohete, pero desde una apuesta firme por la política juvenil como materia de inmersión en la cultura flamenca, flanqueada, además, por las obras de dos alumnos de 3º y 4º de ESO del IES Los Alcores, centro educativo que tiene como materia optativa ‘Vivir y Sentir el Patrimonio y el Flamenco’, programa coordinado por el profesor Teo Vallejo.
Es obvio que apostar por la juventud significa avanzar y emplazarla a un futuro floreciente, aunque también lo es gestionar el conocimiento sobre la realidad del entorno y ayudarles a encontrar la información necesaria, sin mayor prioridad que incorporar a los jóvenes maireneros a la guía de acceso que les permita desarrollar su comprensión e ideas sobre el hecho jondo.
Esta cita anual con las nuevas generaciones frente a promesas del flamenco fusión es el principio de un camino lleno de retos y oportunidades, ya que a partir de ahí podrán disfrutar de actividades formativas y lúdicas hasta llegar a la gran gala del LXIII Festival de Cante Jondo Antonio Mairena, como así recoge el cartel diseñado en clave contemporánea por Juan José Montoya, donde el arquitecto y diseñador se aleja de estéticas pictóricas de otras ediciones y se apoya, por el contrario, en la ilustración digital y en una composición, por tanto, mucho más moderna, conceptual y gráfica que costumbrista, como así explicó el día de su presentación.
«Este reencuentro entre Antonio Mairena y Paco de Lucía se ubica en la memoria, porque aparte de conmemorar el décimo aniversario del incomparable instrumentista algecireño, este año se cumple además el 50 aniversario de cuando Paco acompañó a Antonio Mairena en La Unión»
Conferencias que giran en torno al centenario del nacimiento del honorable Lucas López López y a los diez años del adiós de Paco de Lucía, que es el recipiendario del festival, así como recitales de cante, propuestas dancísticas, masterclass de baile, el Concurso de Cante Jondo que organiza la Casa de Arte Flamenco y que este año homenajea a los maestros Pepa Montes y Ricardo Miño, señalan el camino correcto para generar energías positivas al público asistente hasta llegar al destino, que no es sino alcanzar al sábado 7 de septiembre con la gran gala en honor al genio de Algeciras.
Este reencuentro entre Antonio Mairena y Paco de Lucía se ubica en la memoria, porque aparte de conmemorar el décimo aniversario del incomparable instrumentista algecireño, este año se cumple, además, el 50 aniversario de cuando Paco acompañó a Antonio Mairena en La Unión, momento del que se extrajeron dos cantes para publicitarlo en un LP editado en 1984, hace justo 40 años, con lo que con independencia del rol trascendental que ambos tuvieron en la creación y propagación de la música jonda, es el reencuentro de los dos grandes maestros bajo el cielo de los Alcores.
Recuerdo al lector, en tal sentido, que Antonio y Paco ya coincidieron en la II Cata Flamenca de Montilla el 21 de agosto de 1971, pero el que se dio a conocer a la afición a través de los surcos del disco fue el encuentro en el municipio murciano de La Unión con motivo de la recogida de ambos de un premio organizado por el periódico El Noticiero. Se produjo el sábado 16 de febrero de 1974 y el maestro de Algeciras, a instancias del nunca suficientemente ponderado Francisco Vallecillo Pecino, acompañó al maestro de los Alcores pero no con su guitarra, sino con la de Antonio Fernández. Gracias al matrimonio de cabales aficionados Federico Vázquez y Fernanda Sánchez, y al siempre recordado Deogracias Martínez, que fue quien aportó la grabación original, los dos cantes ejecutados fueron incluidos en el LP Cantes en Londres y La Unión, editado por Pasarela en 1984.
Medio siglo se cumple de aquel encuentro mágico y oportunidad histórica que ha perdido, pues, el festival de La Unión, más interesado en atraer lo mediático premiando a Omar Montes o destapando la caja de los truenos para quedar bajo sospecha a tenor de la respuesta del público y los comentarios de maestros del cante y el baile, que en repasar su memoria con aquellos insignes personajes que le dieron veracidad al certamen. Nobleza obliga mencionar, en consecuencia, las palabras de Antonio Mairena: «Quiero tener el honor de este primer cante que voy a cantar de soleares dedicárselo al mejor guitarrista del mundo, que se llama Paco el de Lucía».
Con aquellos cantes por soleá rememoraron a Joaquín el de la Paula (Al corazón se le antoja), La Andonda (Esta gitanilla es pa mí), Pinea el Zapatero (Qué dolor de esta gitana), Frijones (Yo nunca de la ley falté), Noriega (Si el mundo tuviera asas), Pinea el Zapatero (Gitanilla tan hermosa), el cierre de Joaquín el de la Paula (Qué motivos te dao yo) y el juguetillo de Juanillero de Marchena (Yo te quería).
El segundo corte de los ejecutados por tan célebres músicos fueron las bulerías, en las que las variantes de Jerez (Picaritos arrieros y Si supiera esta gitana) se entrelazan con el juguetillo de Mojama (Qué quieres, primo), el guiño que Pastora Pavón hacía de Lebrija (La Virgen de la Peña) y el juguetillo jerezano (Gitanitos de las estijeras), desembocando así en el romance (Morito, soy de Triana), la bulería romanceada (Una mañana temprano) y el juguetillo gaditano (Ay, qué te quiero).
Estos dos aportes recogen la última vez que coincidieron Antonio Mairena y Paco de Lucía en un escenario, acontecimiento que tuvo un impacto muy significativo gracias a tan ilustres músicos que por irrepetibles, por contribuir además a la identidad del ser flamenco y la influencia que tuvieron en la sociedad de su tiempo, y, por consiguiente, en la historia de la cultura española, se evocarán en los próximos días. Y es que Mairena del Alcor no pierde el norte porque está en el Sur.