No deja de resultar llamativo el hecho de que el flamenco rechace algo tan habitual en otras músicas como interpretar repertorios ajenos. En la música clásica no solo es normal tocar a Bach o Beethoven, sino que resulta preceptivo y deseable. En jazz, tocar por Charlie Parker o Miles Davis es de lo más habitual. Y hasta en el pop o el rock las versiones de los grandes maestros son moneda corriente. En el ámbito de lo jondo, no me pregunten por qué, resulta en cambio inconcebible que un guitarrista suba a escena para tocarse de cabo a rabo la Tauromagia de Manolo Sanlúcar o cantarse un disco entero de Camarón. Quienes han intentado aventuras similares (pienso, a bote pronto, en Diego Amador o en Duquende), han comprobado qué poco recorrido se les concedía.
Pero quizá esta tendencia esté cambiando, en la medida en que enormes creadores han pasado a mejor vida dejando un legado que ya podemos considerar clásico. Algo así ha debido pensar la cantaora Naike Ponce al capitanear el espectáculo Mujeres celebran a Paco de Lucía, la propuesta con la que aterrizaba este domingo en el Castillo de Santa Catalina de Cádiz en el marco del ciclo Patrimonio Flamenco.
La oportuna efeméride de los diez años de la desaparición del genio de Algeciras encaja aquí con la reivindicación del papel de la mujer en el flamenco más allá de sus roles convencionales, de modo que un elenco íntegramente femenino se dispone a repasar algunos de los éxitos mayores del maestro. La propia voz de Paco, extraída de algunas entrevistas, sirve como pórtico a un repertorio que arranca con las familiares notas de Ziryab dan paso a la canción española de te he de querer mientras viva que inmortalizó Marifé de Triana, y de ahí al Volar que da pie a un medley por bulerías, desde el principio queda patente que es la vertiente más popular y festera del homenajeado la que se va a explorar.
«La oportuna efeméride de los diez años de la desaparición del genio de Algeciras encaja aquí con la reivindicación del papel de la mujer en el flamenco más allá de sus roles convencionales, de modo que un elenco íntegramente femenino se dispone a repasar algunos de los éxitos mayores del maestro»
Lo confirman los tangos que arrancan con Cositas buenas, la Canción de amor con la entrada en escena del baile de La Piñona, la rondeña Camarón o Señorita. Varias sensaciones iban suscitándose durante el espectáculo: desde la constatación, una vez más, de que Paco de Lucía no solo revolucionó la guitarra, sino que transformó para siempre el paisaje instrumental del flamenco e incluso las orquestaciones vocales, hasta la evidencia de que su música no solo consiste en una sucesión de notas discurriendo sobre su correspondiente ritmo, sino que pone a cualquier intérprete en el riesgo de salir muy mal parado en las comparaciones.
El espectáculo contaba con las que quizá son las dos mujeres mejor preparadas para afrontar este reto, la maestra Antonia Jiménez y la joven Alba Espert, así como unas instrumentistas más que interesantes, entre las que destacó la percusionista Nasrine Rahmani. En cuanto a las voces, junto a Naike Ponce y su personalísimo estilo, figuraba la única mujer del elenco que ha compartido escenario con Paco, Montse Cortés. En el baile, Lucía La Piñona brilló como suele, a pesar de tener que estar más pendiente de no romperse la crisma en el suelo húmedo y resbaladizo: riesgos de actuar a dos metros de las aguas de La Caleta.
Por otro lado el espectáculo, que adolece de ciertos problemas de ritmo, se mueve en un terreno devocional rayano en lo religioso (“nuestro padre, nuestro guía”) que tal vez habría incomodado a aquel tímido incurable que era el algecireño. Le habría complacido, no obstante, ver que su legado, ayer osado y vanguardista, está ya perfectamente integrado en el clasicismo contemporáneo. Tras la imprescindible (¿o inevitable?) Entre dos aguas, llegó un fin de fiesta en el que todas las artistas se desataron con esa euforia que da lograr culminar un dificilísimo reto.
Fotos: Sergio Ibarra
Ficha artística
Mujeres celebran a Paco de Lucía
Ciclo Patrimonio Flamenco
Castillo de Santa Catalina de Cádiz
4 de agosto de 2024
Naike Ponce, cante y baile
Montse Cortés, cante
Lucía La Piñona, baile
Antonia Jiménez, guitarra
Alba Espert, guitarra
Gal Maestro, contrabajo
Nasrine Rahmani, percusión
Lara Wong, vientos
Melodie Gimard, piano
Paula Moreno y Raquel González, palmas