Llegó la última noche. La Peña Flamenca Miguel Vargas citó a la afición para asistir al contrapunto de dos gargantas singulares. Juventud y veteranía. Las caricias de El Turry y el torbellino de Aurora Vargas pusieron el broche final a la Semana Cultural de Actividades Flamencas de Paradas con La Comarcal a reventar de público.
Eduardo Pastor, coordinador de la Semana Cultural, se disculpó por la ausencia del guitarrista Niño de Pura, que si bien estaba anunciado, no pudo asistir por los problemas de salud que acarrea.Y dio paso al documental que el mismo Eduardo dirige: Aurora Vargas, el quejío indomable, cuyo título es un préstamo a fondo perdido del amigo y compañero José María Castaño, que publicó un pódcast en nuestro portal con el mismo nombre. La pieza audiovisual desnudó a una Aurora auténtica, transparente, humilde, cercana, sincera, sensible, flamenca y gitana.
Juan Garrido llevó el ceremonial sin papeles, con elegancia y soltura. Porque conoce el paño y se dejó llevar. Lo une el cariño y la amistad a Aurora. Supo hilvanar con suma profesionalidad las presentaciones en tono afable, ameno y natural.
Y fue El Turry quien principió el cante. Se templó por alegrías con la cantiña de La Juanaca –cómpreme usted esta levita–, las de Pinini y otras estrofas conocidas del ideario flamenco. Se metió por soleá en Triana recordando la de El Portugués, un ramillete de variantes del Zurraque y la de Charamusco. Luego vibró dulce en la farruca para entrar en Lebrija y Utrera por bulerías arromanzás. La granaína y media casi en falsete guiñándole el ojo a su cuna anticipó el tributo que completó por tangos con La Salve abanderando la tanda de letras. Se llevó el respeto del graderío.
«El Turry cantó con Morente en las venas pero sin remedos. Pleno de sabiduría y dulzura quiso romperse a ratos, regalando un repertorio original, dándose en cuerpo y alma, aprovechando las caídas tonales para brillar en los bajos y apretando en las subidas sin ostentaciones ni gritos»
José Manuel Oruco y Juan del Oruco trajeron las palmas. José Fermín Fernández puso la guitarra.Y merece mención aparte. Acompañó jugando siempre al acierto, con buena pulsación, frescura y modernidad sin perderse en armonías ilegibles. Falsetas limpias, picados precisos y un alzapúa vertiginoso además de pulcro redondearon su intervención al sobresaliente, ofreciendo momentos de verdadera lujuria emocional.
El Turry cantó con Morente en las venas pero sin remedos. Pleno de sabiduría y dulzura quiso romperse a ratos, regalando un repertorio original, dándose en cuerpo y alma, aprovechando las caídas tonales para brillar en los bajos y apretando en las subidas sin ostentaciones ni gritos. Dio un buen recital.
Llegaron los actos protocolarios del homenaje a Aurora Vargas, que salió después a comerse el escenario. Solo la gitanería de su planta valía cien veces la entrada. Se arropó al compás de Diego Montoya y Manuel Salado y la acompañó a la sonanta el jerezano Miguel Salado, arrancando una espuerta de oles del respetable por sus bordoneos ceperianos, las melodías de sus cuerdas y el empaque de sus falsetas flamencas. Extraordinario.
«Guapa para quitar el hipo, muy artista, agradecida, emocionada y entregadísima revalidó el puesto que ocupa. Aurora Vargas es de los pocos referentes de la época dorada de esto. Perfumó Paradas de aromas morenos con sus melismas oscuros. Rebosante de compás y trapío, derrochó una fuerza descomunal inundando los maderos paraeños de flamenco del bueno»
Aurora buscó la afinación y el alto de su gañote por alegrías. Y ya calentita enjaretó una soleá tremenda que paseó por Alcalá, Triana o Utrera cosiéndola a quejíos rotos. Escarbó en la talega de sus pesares para doler por seguiriya, iniciando con la de Mairena y rematándola a jirones con la toná liviana de Diego El Lebrijano. Le echó reaños. Columpió los mimbres de sus entretelas en los tientos, descollando sobremanera en los tangos con maestría, dejándose el pellejo al final crujiendo al aire. Y se mostró arrebatadoramente jonda, soberbia y triunfante cuando agarró el cante por bulerías, donde bailó con el age y la enjundia que hoy ya no se gastan.
Guapa para quitar el hipo, muy artista, agradecida, emocionada y entregadísima revalidó el puesto que ocupa. Es de los pocos referentes de la época dorada de esto. Perfumó Paradas de aromas morenos con sus melismas oscuros. Rebosante de compás y trapío, derrochó una fuerza descomunal inundando los maderos paraeños de flamenco del bueno. ¡Qué poderío!
Un séquito de la familia de los Mijita de Jerez y la madre de Garrido pegaron sus pataítas en el fin de fiesta. Fandangazo de Aurora y más bulerías abrochadas por el baile de arte de Juan sellaron el festival. El Turry, Aurora y se acabó.
Ficha artística
XXXIV Semana Cultural de Actividades Flamencas
Aula de La Comarcal, Peña Flamenca Miguel Vargas, Paradas, Sevilla
20 de abril de 2024
Cante: El Turry y Aurora Vargas
Toque: José Fermín Fernández y Miguel Salado
Compás: José Manuel Oruco y Juan del Oruco; Diego Montoya y Manuel Salado
Proyección del documental Aurora Vargas: el quejío indomable, de Eduardo Pastor
Presentador: Juan Garrido