El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) de Sevilla, uno de los mejores rincones de la capital del Guadalquivir y gran desconocido del gran público, solo porque una pasarela lo separa del centro de la ciudad, acogió anoche una nueva cita de esta Bienal que ya va tocando a su fin: Matancera, una propuesta que reúne a Rosario La Tremendita con la cantaora La Kaíta. Al parecer, fue el director del certamen, Luis Ybarra, en su empeño de hacer una Bienal de autor en sentido estricto, quien propició el encuentro entre ambas. Y, a juzgar por los resultados, ha sido una idea feliz.
Lo es sin duda para La Tremenda, siempre en busca de nuevas reinvenciones de sí misma. Una vez más, toca celebrar esa capacidad de abrirse caminos de una cantaora que, en circunstancias normales, ya habría encontrado su techo natural hace tiempo; pero que, lejos de resignarse a esas limitaciones, ha sabido elevar el listón de sus expectativas, ya sea con su peculiar estética, ya con su original condición de bajista y cantaora, pero siempre poniendo de manifiesto su enorme afición.
Y feliz es también esta alianza para La Kaíta, una cantaora de enorme fuerza y personalidad, pero que tendría vedada una cita como la Bienal si su compañera no le hubiera brindado este salvoconducto de entrada. Una fórmula, en resumen, que desafía la aritmética, permitiendo que 1 + 1 sean mucho más que dos, pues ambas salen potenciadas del resultado final.
«El resultado de esta remoción no iba a ser ningún chorizo ni morcilla ni ningún heraldo del colesterol, sino una hora larga de buen hacer cantaor, ni más ni menos, que culminó con los sonidos electrónicos de noche discotequera como excéntrico fin de fiesta»
Rosario arranca con su bajo las primeras notas en la penumbra, despierta los primeros, tempranos oles por malagueña y recordando la penita que cantaba Valderrama, para dejar que La Kaíta continúe por levante y reciba también sus aplausos. Siguen por tangos, una mirando a Triana y otra a Extremadura la bella, pero el diálogo fluye, funciona a pesar de la diferencia de timbres e incluso de formas de pesar sobre el escenario, o tal vez gracias a ella.
La base instrumental es minimalista, prácticamente sostenida sobre el bajo de La Tremendita y la batería del siempre inspirado Daniel Suárez, si bien el riesgo de una excesiva desnudez gravita sobre los tres a lo largo de una buena parte del recital. Hay numerosos pasajes en los que los golpes de caja resultan demasiado secos y rotundos, podría decirse que casi rockeros, lo que eleva peligrosamente el volumen del conjunto. Pero la sensación que prevalece es la de dos estilos de cante complementarios, bien conjugados y capaces de provocar contrastes sugerentes sin anular la personalidad de ninguna de ellas. Tampoco estorban en este juego las poéticas imágenes proyectadas sobre un telón y la chimenea del CAAC, aunque el montaje hubiera marchado exactamente igual si prescindiera de ellas.
Es evidente que La Tremendita carga con el peso de la dirección, a ratos guiando literalmente a la indomable Kaíta sobre las tablas, pero es ésta la que finalmente se lleva el gato al agua con su desarmante sencillez y autenticidad. Por soleá o por fandangos, ella pone la fuerza silvestre y La Tremenda la suave y barroca modulación, y entre una y otra dan sentido al título del espectáculo, Matancera, que según explicaron es la mujer que remueve la sangre de los productos de la matanza para preparar los correspondientes embutidos.
El resultado de esta remoción no iba a ser ningún chorizo ni morcilla ni ningún heraldo del colesterol, sino una hora larga de buen hacer cantaor, ni más ni menos, que culminó con los sonidos electrónicos de noche discotequera como excéntrico fin de fiesta. A esas alturas, el trabajo estaba hecho y el respetable entregado. Ignoro si puede salir algo más de ahí, si este extraño dúo podría tener recorrido más allá de la Bienal. Pero la distancia entre Triana y Badajoz quedó reducida a la mínima expresión gracias a la complicidad y la entrega de dos artistas merecedoras de aplauso.
Ficha artística
Matancera, de La Tremendita y La Kaíta
XXIII Bienal de Flamenco de Sevilla
Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC)
29 de septiembre de 2024
Cantaora, guitarra y bajo eléctrico: Rosario La Tremendita
Cantaora: La Kaíta
Percusión: Daniel Suárez