De la oscuriá yo vengo para darte las gracias por to lo que hoy tengo. Ten confianza, que con lo que tú has sufrío, ya va siendo hora que ganes batallas. Así sentencian los últimos tercios del final del disco. Una obra que se advierte autobiográfica y en la que narra historias de superación, agradecimiento y amor conformando su nueva Filosofía de vida.
De principio a fin, cada uno de los nueve cortes que componen este trabajo en solitario ofrecen un discurso y un porqué, de ahí que caigan con verdadero aplomo al oído de la afición. Cuando uno canta su propia causa la música suena de otra manera.
Tras Los balcones de mi sueño (2011) y aquel Voz de agua, voz de viento (2015) que grabó al alimón con su hermana Encarna, han pasado trece años para que una casualidad le endiñara el regalo inesperado que ha supuesto para José Anillo la publicación de este disco. Porque gracias al mecenazgo de una de sus alumnas de cante, José ha dibujado a voluntad los trazos de su Filosofía. Para ello ha contado con la extraordinaria producción y la guitarra de José Quevedo El Bolita, y encerrados en su estudio El Pampito, en Jerez de la Frontera, han parido un reflejo del alma del gaditano, adornado con las guirnaldas que el tocaor ha sabido colorear con sumo acierto. Para mayor regocijo, cuenta con la percusión de Paquito González y las ilustraciones de la portada y el libreto las firma el pintaor Patricio Hidalgo, que es, sin duda alguna, quien posee los pinceles que traducen el flamenco con mayor veracidad y calidad pictórica.
«Tras ‘Los balcones de mi sueño’ (2011) y aquel ‘Voz de agua, voz de viento’ (2015) que grabó al alimón con su hermana Encarna, han pasado trece años para que una casualidad le endiñara el regalo inesperado que ha supuesto para José Anillo la publicación de ‘Filosofía’»
Con Morente en el sentío rubrica el primer cante como Tangología. Rompe el silencio un ramillete de tangos en el que trenza los de La Perla con los de Extremadura, un garrotín, aires malagueños de El Piyayo, los de Triana y los de Graná. En el segundo tema las Cositas que tú namás ‘Kejollyse’ las dice por bulería, fundiendo su nombre con el de su mujer en lo que se antoja como una declaración de amor «pa mi negra», a la que le deja siempre la luna encendía, bajo la que bailan por Guajireña —tercer corte— tejiendo el soniquete de ida y vuelta con Brasil, de donde vino enamorao hasta las trancas con esta mulata que le ha mangao el corazón. Una fusión indolora y gustosa, de abundante instrumentación y arropada por el son de unos coros en portugués, saltándose los patrones y convencionalismos de lo jondo. A compás de tanguillos y lanzado como primer sencillo de este álbum versiona junto a Zenet Un beso de esos, donde también colabora la comparsa de Nene Cheza derramando la sal de Cádiz. Con la guitarra solemne y redonda, cuajá de flamencura, de Rafael Rodríguez El Cabeza tributa a Sevilla pegando pellizcos en la soleá de Triana, recordando sus inicios junto a La Diosa —Manuela Carrasco—, Joaquín Amador y El Extremeño principiando con la de Pinea: Me fui de Cai a Sevilla, me impregné de sus azahares, mire usté qué maravilla. Y rindiendo honores a Pastora, El Pinto o Tomás Pavón. Da igual dónde he nacío, el cante lo llevo dentro y al mundo lo he repartío. Como repartió con enjundia los apretones evocando a Caracol en la zambra Morita, mora, con los magníficos arreglos y el piano de Joan Albert Amargós y un quinteto de cuerda para el deleite de los finos. Dedicado a sus padres, motor de su vida, su cante y luz que guía sus pasos se rompe en Regalo, un fandango de Morente que enjareta con empaque y poderío. Comparte con Ismael de la Rosa El Bola la segunda bulería del disco, desempolvando aquella otra que ya grabaron y se quedó en el cajón, acompañándose por la sonanta de Paco Iglesias para rescatar del olvido los momentos vividos en los corralones de Sevilla. ¡Qué sabe nadie! Y al inusual y controvertido 7×8 se inventan una mariana trepidante y angustiosa que pretende remover conciencias con letras duras que hablan de problemas mentales y adicciones de las que se pueden salir arrancándole a la Oscura la felicidad que te pertenece. Porque según le firma el dramaturgo David Montero, «estar vivo es un bastinazo y también duele. Sí, eso es la vida: bastinazo y herida, una detrás del otro y, a veces, arrebujaítos».
José Anillo ha pergeñado un disco colmao de frescura y singularidad en el que su voz rajá de experiencias agradece el momento dulce que atraviesa, transparentando una actitud libre de ataduras, sin prejuicios ni complejos para desnudar al mundo su manera de ver la vida, el cante y la música condensados en su nueva ‘Filosofía’.