Se llama María Virginia Di Domenicantonio Gutiérrez, nada menos. Firma sus espirituales y rítmicos libros como La India. Nació en Argentina y reside en la Sierra Norte de Sevilla, nada menos (otra vez, perdón). Es bailaora, maestra de baile flamenco, escritora, terapeuta corporal, creadora y desarrolladora del Método FlamenConsciente®. Semejante concepto, que explica detenidamente en El libro de los Secretos del cuerpo Flamenco (Editorial Círculo Rojo), hace referencia a una tajante afirmación: «No se puede llegar al duende sin sentir el cuerpo». Lo aclara en la presente charla para Expoflamenco: «Mi método consiste en hacer conscientes el cuerpo y las emociones en el baile flamenco. En comprender que el bailar es un proceso de autoconocimiento que complementa al aprendizaje habitual». Tras años de formación y docencia flamenca, anda retirada del baile profesional. Desde 2020 enseña en línea a través de su propia plataforma y vive rodeada de naturaleza en un espacio de sosiego y crecimiento al que acuden personas de todo el mundo para experienciar sesiones individuales y retiros intensivos.
– Preséntese a la sociedad flamenca. Por si hay alguien que no sepa aún quién es María Virginia ‘La India’, bailaora argentina, escritora, terapeuta corporal, creadora del Método FlamenConsciente.
– Puedo agregar, como señas de identidad, que también tengo nacionalidad española. Aquí es donde he podido expandirme y crecer como mujer, madre, abuela –mi segunda nieta, Lúa, acaba de nacer en Granada– y profesional. Lo de decir quién soy, aún no lo sé, sigo buscándome. Aunque desde hace un tiempo me hace feliz encontrarme en el rol de terapeuta de flamencos.
– Su tercera publicación, El libro de los Secretos del cuerpo Flamenco, pretende sumergir al lector en el secreto de la flamencura del cuerpo, en sus palabras. ¿Usted conoce tales secretos?
– Sí, imagino que querrá saber cuáles son. Los secretos son las percepciones expansivas del cuerpo: la sensación de altura, amplitud, ligereza, fortaleza, la de seguridad que da el estar enraizados, la de volar que se siente con la vibración, por dar algunos ejemplos. Todas estas sensaciones están dentro de los pasos y de los movimientos del cuerpo que baila flamenco y este libro muestra un camino hacia ellas. Verá usted, el cuerpo no puede sentir el entumecimiento del dolor o la tristeza profunda que el flamenco evoca. De ser así, quedaría paralizado o huiría, que, como reacción contraria, languidece las piernas acelerando el compás de forma incontrolable. Ambas sensaciones crean emociones traumáticas en quien baila.
«A mí no me sanó el flamenco. Al contrario, el flamenco enquistó aún más mi dolor y mi rabia. A mí me sanó la terapia y gracias a ello pude bailar en paz»
– Dice que muchas de las personas que bailan flamenco danzan en un cuerpo muerto. Explique esto, mi señora.
– Esta metáfora expresa mi frustración cuando veo a estudiantes copiar las imágenes de los bailaores que tienen en su imaginario. Al hacer esto, no están en lo que les ocurre en el presente: en las sensaciones. Las sensaciones tienen toda la información que el adulto necesita para tomar acción hacia la vida. Por ejemplo, si me doy cuenta de que tengo una sensación de incomodidad que me impide disfrutar de mi clase de baile puedo preguntarme qué lo está motivando y así comprender que me siento enojada y frustrada porque la clase va muy rápido para mí, entonces puedo decidir qué hacer con esto. Me voy, me quedo y pregunto al maestro, estudio en casa, etc. En general esta reflexión no ocurre. El baile, con sus exigencias, confronta al cuerpo. Ante esto, el ego se sobrepone a tal machaque ignorándolo, al punto de naturalizar lo que le enfada y le frustra. Por tanto, el estudiante del ejemplo baila con su enojo inconsciente y en apariencia deja de sentir enfado. El asunto es que el dejar de sentir no es selectivo a ciertas emociones, sino a todas, por lo que las sensaciones dejan de ser indicadoras de cómo ese cuerpo está viviendo la experiencia. El cuerpo habla y nadie escucha. Cuando el cuerpo se cansa de hablar comienza a perder energía, vida, muere su vitalidad y el estado vibrante del ser, y surge el síntoma.
– Y añade que no se puede llegar al duende sin sentir el cuerpo. O sea, que el duende ese existe, aunque sea tan difícil de encontrar. Lo de sentir el cuerpo parece una tarea aún más compleja.
– Sentir el cuerpo es difícil porque hemos aprendido a no dejarlo ser. Lo hemos domesticado para que sea socialmente correcto. Y lo que se ve de él es la coraza muscular que protege de las heridas emocionales que hemos olvidado sanar. Por eso, mi querido amigo, desde mi mirada como terapeuta humanista, el duende es conectar con el cuerpo. Entrar en las sensaciones del cuerpo es aceptar las emociones y darles salida para vivir el presente tal y como es. Es, como dice Osho, el estado de gracia que Mihály Csíkszentmihályi nombra “flow”. Mi conclusión en cuanto al duende es que cuando fluimos en estado de gracia en el presente arriba de un tablao, en un corro o en la intimidad los flamencos le llamamos “duende”.
– ¿En qué consiste exactamente el Método FlamenConsciente?
– En hacer consciente el cuerpo y las emociones en el baile flamenco. En comprender que el bailar es un proceso de autoconocimiento que complementa al aprendizaje habitual. El cuerpo que baila vive muchas experiencias que el ser que lo habita debe integrar. Por eso digo que el método FlamenConsciente consiste en llegar a casa, al cuerpo que habitamos. En definitiva, es un aporte para la gente que estudia o baila que aborda y da espacio a temas que en las clases habituales no se integran y que, para muchas personas, son limitantes o definitivos en la decisión de abandonar el baile. Es una ayuda para que el proceso del baile flamenco sea empático con el cuerpo y las emociones.
«El flamenco es mi inspiración y mi maestro implacable. Ahora en la adultez, veo que siempre me ha mirado con amor buscando lo mejor de mí. En honor y agradecimiento a él me pongo de servicio al baile flamenco ayudando a bailar desde la verdad del corazón libre»
– El libro incluye una minuciosa guía de ejercicios, incluidos vídeos e imágenes. Entendemos que más que un tratado de baile, es una vía para conectar el baile flamenco y la terapia corporal, ¿no es así?
– Sí. Es un tratado que prepara al cuerpo para el baile y no un tratado de baile. Quienes han experimentado la Técnica Corporal Consciente para el baile flamenco y la vida –la herramienta fundamental de esta metodología– van a su clase de baile habitual y pueden gestionarse. La frase que motivó este libro es la que escucho casi a diario en las personas que me consultan: “No expreso todo lo que siento cuando bailo”. Y mi respuesta ante ello es desde la mirada de la psicoterapia humanista y transpersonal. A mí no me sanó el flamenco. Al contrario, el flamenco enquistó aún más mi dolor y mi rabia. A mí me sanó la terapia y gracias a ello pude bailar en paz.
– Usted se ha formado junto a maestros como Matilde Coral, La Farruca, Manuela Carrasco, Angelita Vargas, Juana Amaya, Angelita Gómez, Manuela Carpio y Antonio El Pipa. Desde luego, no puede decirse que haya viajado hacia el duende por un sendero espinoso, sino por una autopista luminosa.
– Es cierto, esa luz me ha permitido observarles y ver cómo era el diálogo corporal de cada uno con su duende. Siempre me iba detrás de los pasos que mostraban y observaba, en el holograma, cómo lo hacían. Mi pregunta siempre fue: ¿cómo lo hacen? A los estudiantes les recomiendo siempre a que pregunten cómo. ¿Cómo llegas al duende tú? ¿Cómo haces para sentir poderío al rematar? ¿Cómo vibras al hacer una escobilla? ¿Cómo haces para sentir? Siento que los alumnos están cansados de tanta prosa y necesitan herramientas prácticas. Esto es lo que ofrezco en el libro: herramientas para que ellos descubran sus propios secretos y hagan el proceso de su baile.
– Para no considerarse escritora, va teniendo ya una buena bibliografía con su firma.
– No es falsa modestia, simplemente es exigencia innata. Cuando me lancé a bailar decía que bailaba flamenco, no era capaz de decirme bailaora. Un día, mi cantaor, que era de Triana, en una tertulia de cabales en Buenos Aires, pregunta al público: “Señores, ¿una mujer que baila por soleá qué es?”. Y todos gritaron: “¡Bailaora!”. Desde ese día supe que, haciéndolo mejor o peor, era bailaora.
«El cuerpo que baila vive muchas experiencias que el ser que lo habita debe integrar. Por eso digo que el método FlamenConsciente consiste en llegar a casa, al cuerpo que habitamos. (…) Es una ayuda para que el proceso del baile flamenco sea empático con el cuerpo y las emociones»
– De los títulos de sus libros anteriores, El Flamenco Mi Inspiración (2015) y Mis 10 mandamientos para el baile flamenco y la vida (2017), se extraen dos posibles cuestiones. ¿El flamenco es una inspiración para vivir? ¿El flamenco se rige por un decálogo de principios éticos?
– Mi decálogo, el que necesité recordar cada día para sanar mi baile. El flamenco es mi inspiración y mi maestro implacable. Ahora en la adultez, veo que siempre me ha mirado con amor buscando lo mejor de mí. En honor y agradecimiento a él me pongo de servicio al baile flamenco ayudando a bailar desde la verdad del corazón libre.
– ¿Cómo nos convencería a todas aquellas personas que solo miramos hacia afuera, nunca hacia dentro, de que estamos equivocados?
– Yo no evangelizo. Respeto profundamente el libre albedrío, porque cada quien está donde puede estar. Comparto mi conocimiento y experiencia, me mantengo abierta y disponible para quien decida ir un poco más allá y yo pueda acompañar.
– ¿Por qué la Sierra Norte de Sevilla resultó ser su trocito de paraíso terrenal?
– Venga un día a El Portal del Lago, mi casa, y lo comprobará. Carlos y yo estaremos encantados de recibirle junto a nuestro perro Merlín y Alquimia, la gata.