«Quiero acrecentar mi compromiso con el cante (…) He saciado mi sed con otras músicas pero ahora me apetece quedarme en el cante, honrar a los mayores y a lo que me dio a conocer (…) Ya cometí una vez el error de presentar en la Bienal un espectáculo que no estaba en clave flamenca. Hoy tengo algo que decir. (…) Aunque en ningún momento he dejado de cantar flamenco porque ahí es donde me reconozco. Y cuando me vaya es donde quiero que se me recuerde».
Con estas sinceras palabras se pronunció la mañana del jueves 12 septiembre Miguel Poveda en un encuentro con los medios a bordo de un catamarán. Durante un paseo por el río como símbolo de la unión del poemario de Lorca con Sevilla y la obra de Poveda, en un instante del viaje señaló el árbol en el que descansan las cenizas de su padre. Angie Moreno, delegada de Cultura y Turismo del Ayuntamiento de Sevilla, Luis Ybarra, director de La Bienal, departieron distendidamente con Miguel, que atendió con amabilidad a la prensa, expresándose gratitud mutua y el placer que supone tener a una figura de su talla en La Bienal. Él porque vuelvan a llamarlo como cada año. En esta edición ha sucumbido a la proposición porque la concepción que Ybarra le explicó de su bienal lo convenció.
Catorce años hace que no la pisaba. En 2010 fue el encargado de inaugurarla y Paco de Lucía echó el telón. Ahora se abrazan en el décimo aniversario de la muerte del maestro algecireño, al que se le viene rindiendo un merecido tributo desde el comienzo del certamen. De las cuarenta y siete nuevas producciones del festival, treinta son noches únicas y la de Poveda es una de ellas. Federico y el cante abre las puertas del Maestranza para que más de tres mil seiscientas personas ansiosas de Miguel lo arropen. «Estoy entusiasmado y con los nervios lógicos de estar en un evento de esta envergadura, pero me pueden más las ganas. Aunque tengo un pellizco en el estómago que me muero. Quiero trasladar a la afición a aquella época gloriosa del cante con letras populares del flamenco». Caracol, Chacón, El Tenazas, Manuel Torre, Silverio o Pastora Pavón son algunos de los referentes que aparecerán en sus interpretaciones en un reencuentro con el público de Sevilla durante un espectáculo que recorrerá esas voces que fraguaron la devoción de Federico García Lorca por lo jondo. Se apoyará en algunos fragmentos de sus conferencias y en los poemas dedicados a Juan Breva, a Silverio y a Sevilla, centrándose «en el entusiasmo de un poeta que se involucró de manera activa en el Concurso de Granada del 22 y que contagió a muchos intelectuales. Un poeta que dejó constancia de su amor por el cante y que divulgó esta música que muchos miraban por encima del hombro».
«Estoy entusiasmado y con los nervios lógicos de estar en un evento de esta envergadura, pero me pueden más las ganas. Aunque tengo un pellizco en el estómago que me muero. Quiero trasladar a la afición a aquella época gloriosa del cante con letras populares del flamenco»
Poveda estará acompañado en las tablas por el guitarrista Jesús Guerrero, la percusión de Paquito Gonzalez, los coros y palmas de Makarines, El Londro y Carlos Grilo, y con artistas invitados como Diego del Morao –solo el primer día–, Eva Yerbabuena y el jovencísimo Manuel Monje. Además de la Agrupación Musical Virgen de los Reyes, con quien rubrica el cante por saeta, y la dramaturgia de Alberto Conejero. Parte de los beneficios de sus actuaciones irán destinados a una causa solidaria.
Comentó algunas anécdotas en torno a esta obra, como cuando llamó a Eva y la sorprendió pidiéndole que bailara por bamberas y ella le dijo que nunca las había bailado. Poveda le respondió «pues ya es hora». Eva se niega a cobrar. Y al hilo de Caudal, el espectáculo donde también participa la noche del 12 de septiembre en homenaje a Paco, recordó cuando el añorado guitarrista le fijó un jamón como caché por participar en uno de los discos del cantaor. La discográfica no se lo enviaba y Miguel se lo compró. «Miguel, que mis niños tienen hambre», le bromeaba el maestro. Y cuando ya no le quedó ni el hueso le dijo: «Sé que el jamón me lo has enviado tú. Ahora que mande otro la discográfica». Aún lo están esperando. Señaló también las virtudes de Paco, su humildad, lo humano que era a pesar de que le resultaba difícil no dirigirse a él sin separarlo del genio y el cariño que se profesaron en su fugaz relación de amistad.
Poveda atendió a cuantos medios lo solicitaron e incluso pudimos mantener con él conversaciones en torno al flamenco compartiendo opiniones y debatiendo entre cabales lo que entre cabales debe quedar.