Juana Vargas es una delicia como mujer, como gitana, como cantaora. Lebrija pura. La vida no se lo ha puesto fácil pero ha seguido adelante, no le ha quedado otra porque tiene nietos y una familia que la necesita. De su infancia se acuerda «del campo, muy a gusto, trabajando mucho hasta que me casé. Nos llevábamos muy bien y todos éramos familia, no había pique». De las mejores épocas de su carrera la vivió con Las Corraleras de Lebrija, grupo de sevillanas que arrasó en la década de los 90 y en el principio del nuevo milenio. «Hemos hecho cosas muy importantes y muy bonitas, Carlos Saura vino a por nosotras para la película», afirma. Dice que «le gustan todos los estilos, las bulerías sobre todo, pero me gusta todo. Estoy cantando por soleá que…». A sus 77 años tiene ganas de que cuenten con ella a menudo porque «el cante que no me lo quiten», es su manera de expresarse.