Vaya el aplauso por delante. Vender todo el papel de taquilla a un público mayoritariamente joven es bueno para el flamenco cuando es flamenco lo que se da. Que es el caso. Pero es la enésima vez que escucho a Israel Fernández y siempre se queda a un paso. A pesar de sus innegables atributos y cualidades, es un cantaor desordenado en aciertos, lo que lo aboca a una estética –física y cantaora– atrayente pero fría, que no termina de convencer a los aficionaos cabales por más que insistamos en darnos otra oportunidad.
Se presentó en Sevilla con tintes rancios. La vestimenta arcaica y un guitarrista de corte clásico le aportan un aire añejo al espectáculo haciéndolo parecer moderno a la vez que marginal. Antonio El Relojero es en parte el gran responsable, evocando el toque de guitarristas como Borrull, Niño Ricardo o Sabicas. La propuesta es interesante de partida. El repertorio prometedor. Pero no termina de cuajar.
«Israel es un talento desaprovechado. Pero no va a cantar como yo quiera, sino como a él le dé la gana. Junto a El Relojero nos regaló una noche de chascarrillos distendidos. Y mucho cante. Al menos, si no pellizcan, divierten. Y encandilaron a los aficionaos nuevos dejando indemnes a los cabales que se fueron sin arañón»
Principió con la malagueña de El Mellizo iniciando la búsqueda de giros nuevos. La pausó un instante tras el segundo cuerpo y le endosó un abandolao. Ramillete de variantes por soleá al siete. El Mellizo, Pinea, un cartucho de las de Triana, La Serneta o Paquirrí preludiaron una guajira de discreto bamboleo y poco peso. Después se templó por taranta sin destacar siquiera y arribó a los tangos de Pastora abordándolos entre el remedo y la recreación. Ojos verdes a la guitarra. Coronó con el macho de El Planeta una seguiriya insulsa y rubricó la granaína de Vallejo con gusto exquisito, siendo lo mejor del repertorio. Unas letrillas por bulerías recordaron a Lorca y a El Chaqueta, pero desembocaron en los fandangos de El Carbonerillo que estuvieron a nada de arrancarme un ole.
Israel es un talento desaprovechado. Pero no va a cantar como yo quiera, sino como a él le dé la gana. Junto a El Relojero nos regaló una noche de chascarrillos distendidos. Y mucho cante. Al menos, si no pellizcan, divierten. Y encandilaron a los aficionaos nuevos dejando indemnes a los cabales que se fueron sin arañón.
Ficha artística
Por amor al cante, de Israel Fernández y Antonio El Relojero
XXIII Bienal de Flamenco de Sevilla
Teatro Alameda
22 de septiembre de 2024
Cante: Israel Fernández
Guitarra: Antonio El Relojero