La última de las Jornadas de Estudios Flamencos de la Peña Juan Breva celebrada en el Centro Cultural la Malagueta –resta otra que será en la propia sede de la peña– no pudo ser más emotiva. La temática en esta ocasión era La influencia de las artes plásticas en el flamenco. Picasso y Eugenio Chicano. La flamenquísima doctora en Historia del Arte Dolores Vargas nos recordó en una magnífica conferencia cómo Picasso siempre tuvo presente el Flamenco en su imaginario. Después, Mariluz Reguero, viuda del pintor Eugenio Chicano, socio fundador de la Peña Juan Breva, nos contó en una conferencia íntima y marcada profundamente por la emoción cómo Chicano amó al flamenco y a la pintura, pasiones a las que se entregó y que cultivó hasta el final de sus días.
Pero no acabaron ahí las emociones, porque llegó el cante de Antonia Contreras con la guitarra de Juan Ramón Caro. Comenzó con esa joya del cante antiguo que es la serrana y que, lamentablemente, pocos artistas llevan en su repertorio. Nos hizo la de la Niña de la Puebla, alternando esos graves de terciopelo que posee Antonia, con subidas estremecedoras, en un arco melódico de una afinación exquisita. Con el toque personalísimo de Juan Ramón Caro, siempre aportando su sello, nos llevaron a escena la evolución del cante por malagueñas, cuyo germen es el fandango autóctono de la fiesta de verdiales. Así, empezaron por verdiales de Comares, continuaron con los cantes de Juan Breva, verdadero eslabón evolutivo que partiendo del verdial culmina con la malagueña, haciendo la grande de La Trini, con una ejecución excelente. Esta no fue la única muestra de conocimiento del paño que demostró esta pareja, pues continuaron con un precioso recorrido por tangos, flamenquísimos, airosos, engarzando letras de Enrique Montoya, de la Repompa, de Remedios Amaya o de Morente y su versión del Lenguaje de las Flores de Lorca, llevándoselo siempre a su terreno y haciendo disfrutar al público.
Para terminar, a Antonia Contreras le apeteció cantarnos por seguiriyas, entregándose, rebuscándose en Manuel Torre y en la Niña de los Peines, consiguiendo levantar los oles que brotan espontáneos con cada pellizco. La cabal del Pena fue la apoteosis, un final brillante para un recital que en solo cuatro cantes fue todo un alarde de conocimiento y buen gusto.
«Para terminar, a Antonia Contreras le apeteció cantarnos por seguiriyas, entregándose, rebuscándose en Manuel Torre y en la Niña de los Peines. La cabal del Pena fue la apoteosis, un final brillante para un recital que en solo cuatro cantes fue todo un alarde de conocimiento y buen gusto»
Llegó el turno de los malagueños Chelo Soto, David Martín y Pedro Guerra. Cuando las cosas se hacen con intención de gustar, cuando hay ganas de sorprender al público y crear un momento mágico, esa profesionalidad se nota. Como se notó en la puesta en escena de la malagueña que Enrique Morente dedicara a Picasso, en la que Chelo entraba cantándole a un David Martín que se enfundó un mantón de manila y nos dio una lección de elegancia y donaire, bailando el mantón con una gran belleza, para pasar en el remate a moverlo al modo en que se bailan las banderas de las pandas de verdiales, en un guiño tanto al tema de las jornadas como a las raíces malagueñas, lo que el público gozó y agradeció.
Con su metal de voz gitano y doliente, Chelo Soto nos llevó a saborear el cante por tientos y tangos, sobrada de compás, donde se encuentra más que a gusto. Después, siempre acompañada por la guitarra precisa de Pedro Guerra, le cantó por alegrías a David Martín para que luciera su virtuosismo con los pies, lo que quedó patente a pesar de la moqueta del escenario, apreciando el público que es un bailaor con gracia, que además de pies, puede presumir de movimiento de brazos, creando estampas de gran belleza.
Si mágico fue el momento de la entrada, la salida rebosó arte, con la pataíta de Chelo y David a dos, jaleada por el propio público que les despidió en pie.
Ficha artística
Jornadas de Estudios Flamencos de la Peña Juan Breva de Málaga
Centro Cultural La Malagueta
17 septiembre 2024
Aforo: Lleno (160 personas)
Cante: Antonia Contreras
Guitarra: Juan Ramón Caro
Cante: Chelo Soto
Baile: David Martín
Guitarra: Pedro Guerra