Juan Villar recibió un multitudinario homenaje en Málaga ante un público que abarrotó el Teatro Cervantes y que se rindió ante el maestro de los cantes de Cádiz.
Juan Garrido, compañero de ExpoFlamenco, que ejerció como maestro de ceremonias, trazó una atinada semblanza: «Exponente de la revolución en el cante de los 70, al que llegó para renovar las letras junto a Lebrijano, Camarón o Pansequito, entre otros, era estadísticamente el que más festivales hacía en verano. Fue creciendo hasta llegar a Madrid y triunfó en los tablaos con Manuela Carrasco, Faíco… hasta lograr éxitos con Paco Cepero y otros»
Las actuaciones se dividieron en dos bloques. Abre el fuego Caracolillo de Cádiz por tangos caleteros, con mucho sabor, que le dedica al homenajeado, «uno de mis mayores maestros y referentes». Paco León, discípulo de Cepero, pone el toque ensolerado. Prosigue por bulerías, con letras de Villar «que llevo metías en las entrañas».
Turno para el cantaor malagueño Alejandro Estrada, con Luis El Salao flamenquísimo al toque, que principia por soleá rebuscándose. Rememora cuando acompañaba a su padre a los festivales para ver y grabar a Juan Villar. Dice adiós por bulerías, pataíta de arte incluida, muy bien arropado por Quico de Tiriri, Alfonso Carpio, Rafalillo Habichuela y Kikone Santiago, que también acompañan al resto de cantaores, al compás.
Jesús Méndez, recibido con una gran ovación, se refiere a Villar como «un genio del flamenco, con mucha personalidad y venimos a dar el corazón por él». Canta por bulerías exhibiendo su vozarrón y pellizcando, con pataíta de arte. Se despide por fandangos, enhiesto y sin amplificación, con Domingo Rubichi ajustado como un guante a la sonanta, y dando las cinco pesetas del duro.
José El Mijita le agradece al público que llene el Cervantes, «porque sois los que hacéis posible esto». Y sorprende gratamente al respetable al templarse por seguiriyas, de nuevo con Rubichi a la bajañí. Estremece con su quejío en el macho. Los vellos como escarpias. Y de la pena negra a la fiesta por bulerías con denominación de origen Jerez, que remata de pie y sin micrófono recordando con su baile sus inicios como bailaor.
«Juan Garrido recuerda que ‘los artistas participan de forma emocional y desinteresada’ justo antes de que aparezca Juan Villar y el teatro se venga abajo»
El Chato de Málaga destaca de Villar que «es maravilloso como artista y superior como persona». Comienza por tangos sumamente personales, con letras de su autoría dedicadas a grandes nombres del flamenco malagueño, como La Pirula, La Cañeta, La Repompa o El Chino, entre otros. Luis El Salao le da la réplica con solvencia al toque. «Eres como el vino, cada vez mejor», le espeta un aficionado. Y le corresponde por bulerías, en las que se deja el alma.
Juan Garrido recuerda que «los artistas participan de forma emocional y desinteresada» y explica que algunas ausencias se han debido a «una indisposición o temas laborales» justo antes de que aparezca Juan Villar y el teatro se venga abajo. Andrés Bermúdez, organizador del homenaje, le entrega una placa conmemorativa. Momento álgido.
«Más de 50 años en los escenarios, tiene una peña con su nombre en Cádiz, donde también se le está preparando un homenaje», abunda Garrido sobre la figura del maestro gaditano.
La segunda parte la abre Dolores Agujetas, la única mujer del cartel. Le brinda su desgarrado cante por seguiriyas, santo y seña de su saga, «a este gran señor y gran artista», Rubichi la arropa con su toque, también en las bulerías, en las que transmite con naturalidad y sin grandes alardes.
Ezequiel Benítez, con Paco León a la sonanta, canta por alegrías pa’ comérselo. «Es bonito estar aquí con Juan, al que quiero mucho y estas cosas hay que hacerlas en vida». Pide a los técnicos que den la luz del público «porque me gusta ver a la gente». Echa el resto por fandangos, especialmente en los de El Gloria, que engarza con naturalidad con las bulerías en las que canta y baila. El público lo premia puesto en pie y con un caluroso aplauso.
Juanfra Carrasco confiesa que «es un regalo estar en el homenaje a mi tío Juan, un pedazo de maestro y yo sigo su senda. Voy a cantar por bulerías para él», con el arrope de Manuel Jero a la guitarra, que deja una falseta muy aplaudida. Precisamente su padre, Periquín Niño Jero, acompañó en infinidad de ocasiones a Juan Villar. Carrasco, que atesora una voz flamenquísima, emociona al respetable por fandangos, dedicados a Villar y a Niño Jero. Terminan abrazados y llorando.
Y la guinda a una noche memorable de arte la ponen Juan Villar y su familia. «Tú mandas», le gritan.. «Yo no mando ni en mi casa», bromea, antes de cantar con maestría por soleá, con Manuel Jero a la guitarra. Pelea el cante y le falla por momentos la voz, pero se sobrepone con oficio. Y cierra su actuación por bulerías —como Amanecer en el campo o Bella entre las bellas, de Alfonso de Gaspar—, con el calor de los suyos. Se retira sin decir adiós, ante la sorpresa general, las rarezas de los genios, y Andrés Bermúdez recuerda que «esto se ha acabado».
Ficha artística
Homenaje a Juan Villar
Teatro Cervantes, Málaga
16 de octubre de 2024
Aforo: Lleno
Cante: Juan Villar y familia, Dolores Agujetas, Jesús Méndez, Juanfra Carrasco, Ezequiel Benitez, Chato de Malaga, José El Mijita, Caracolillo de Cádiz y Alejandro Estrada.
Guitarra: Domingo Rubichi, Manuel Jero, Paco León y Luis El Salao.
Palmas: Kikone Santiago, Quico de Tiriri, Rafalillo Habichuela y Alfonso Carpio.
Organizador: Andrés Bermúdez