La cantaora granadina Marina Heredia, cuyo esfuerzo y dedicación en pro del flamenco se ven recogidos en el año 2004 al recibir el Premio Andalucía Joven a las Artes, ha llevado a la cumbre de la Sala Verde de los Teatros del Canal en Madrid la memoria de Manuel de Falla, Lorca y las gitanas del Sacromonte inclinándose por una atractiva simbiosis entre tradición y contemporaneidad. Un espectáculo que muchos, al salir del teatro, manifestaban no poder valorar como una actuación de flamenco, mientras que otra gran fracción de los asistentes salió encantada, deseando repetir en cualquiera de los lugares en los que Marina vuelva a sacarlo a la luz.
El programa de Suma Flamenca 2024 ha decidido acoger Artesonao. Un espectáculo que da comienzo con un grupo de mujeres vestidas de negro y dispuestas en medio círculo, portando una mantilla, una vela y cierta desesperación, rezando al unísono para reconquistar un amor perdido a través del conjuro que Falla nos regala en El Amor Brujo. En el epicentro del medio círculo se coloca Marina Heredia, que alzando cada vez más la voz invoca a ese amor por el que luchan con impaciencia y exasperación.
Entonces, las mujeres se dan la vuelta para revestirse con mantoncillo y mandil, mientras el guitarrista José Quevedo Bolita rellena el silencio con una melodía que poco a poco atilda la maestría a la que el público va a hacer frente durante el resto del espectáculo.
Heredia comienza con un soniquete fuerte por fandangos, con los jaleos y los coros de aquellas mujeres que al principio de la actuación alentaban al Amor Brujo. Las palmas van perfectamente medidas y milimetradas. Si se apura, se podría decir que incluso los jaleos están estudiados. Y llegan entonces los fandangos de Frasquito Yerbabuena, que sacan a relucir la voz auténtica, llena de fuerza y potencia de la cantaora, que entona unas letras con las que trae un cachito de Granada a Madrid.
A continuación, la voz masculina viene de la mano del padre de la cantaora principal de la noche. Jaime El Parrón también porta consigo autenticidad y puro sentimiento. Una voz que delata sus cualidades a través de unas cuantas letras por soleares y seguiriyas. El Parrón lleva la ciudad de Granada acoplada en su melodía, así como pura verdad, tradición y la firmeza propia de alguien que canta y cantará durante toda su vida.
Algo que en esta parte de la actuación deja conmovido al público es el toque de Bolita, que de una forma connatural siempre arrastra una cadencia tendente a la zambra, con rasgos morunos. Una técnica incuestionable y una pasión tan sensible, que hace al público derramar olés sin medida en la ejecución de cada una de sus falsetas.
«Marina Heredia nos regala un espectáculo de flamenco tradicional fusionado con elementos contemporáneos. El amor por la historia del flamenco, que rinde homenaje a Falla, a Lorca y la predominancia del cante femenino en la ciudad de Granada. La importancia del Concurso de Cante Jondo de 1922»
La coral de voces femeninas recurre de nuevo al Amor Brujo y a Falla, pero en esta ocasión haciendo una intervención muy corta de la Canción del Fuego Fatuo. Seguidamente, una pequeña zambra de José Quevedo que se acompaña de la percusión de Roberto Jaén para esmerilarla.
Estas dos últimas colaboraciones se podrían definir como extremadamente lacónicas y concisas. Algo que, dependiendo del momento, juega a favor o en contra del artista. Es algo complejo, pues de la misma manera que hay que saber llevar los pulsos hay que conocer muy bien cuándo se debe cortar o alargar una intervención. Las piezas cortas son un arma de doble filo. A veces uno se queda corto y deja al público con ganas de más. Otras, se pasa y deja a los espectadores con ganas de que se acabe. Aunque sin duda, siempre es mejor jugar con la primera opción.
El cambio más vanguardista llega con la voz de Marina y el piano de Pablo Suárez. Ambos consiguen hacer magia y enlazar la zambra con una actuación que en ese momento no deja espacio al público para plantearse si se trata de flamenco o no. Si es tradicional o no lo es, si hace un guiño a la pureza o no. Solo da tiempo a analizar la calidad vocal de la granadina, que va mucho más allá de cualquier encasillamiento. Solo da tiempo a llegar a la conclusión de que la voz de un buen flamenco va más allá de cualquier etiqueta y que es capaz de enfrentarse a cualquier reto. Pero si además la inspiración es Manuel de Falla, la parte cultural que atañe a la escena gana cualquier partida a la que el artista se tenga que enfrentar. Y seguidamente, el Soneto de la dulce queja de Lorca, que vuelve a dejar el poso granadino sobre los asistentes, para que puedan deleitarse con una capa emocional intensa y la condición vocal que envuelve la naturaleza de la cantaora.
El escenario se llena otra vez de una algarabía y un júbilo entusiasta que se incendia por tangos de Granada. Unos tangos que se convierten en el entrante que va a dar paso a la cachucha, la alboreá y la mosca, llenando el escenario de un colorido y un regocijo excepcional.
Marina Heredia nos ha regalado un espectáculo de flamenco tradicional fusionado con elementos contemporáneos. El amor por la historia del flamenco, que rinde homenaje a Manuel de Falla, a Federico García Lorca y la predominancia del cante femenino en la ciudad de Granada. La importancia del Concurso de Cante Jondo de 1922.
El cante granadino es un cante poderoso que aumenta su riqueza sonora gracias a los grandes músicos y artistas que hoy la acompañaban y la riqueza y escrupulosidad de la puesta en escena. La envoltura poética añade intensidad y reconocimiento al espectáculo y la coordinación y conexión que se dejaba ver entre todas las personas que formaban parte de la obra ha permitido que esta se desarrolle y fluya con una elegante armonía.
Sin duda, Marina es una gran profesional tanto en su papel de cantaora como en el de directora artística, poniendo a disposición de todos aquellos que han querido aplaudir Artesonao todas las vivencias que la han convertido en la gran artista que es a día de hoy.
Ficha artística
Artesonao, de Marina Heredia
19ª Suma Flamenca, Festival Flamenco de la Comunidad de Madrid
Sala Verde, Teatros del Canal
20 de octubre de 2024
Cante: Marina Heredia
Guitarra: José Quevedo Bolita
Percusión: Roberto Jaén
Piano: Pablo Suárez
Coral flamenca femenina: Macarena Fernández, Aroa Fernández, Marian Fernández, Fita Heredia y Anabel Rivera
Colaboración especial: Jaime El Parrón